Usted está aquí: sábado 23 de agosto de 2008 Opinión Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez
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■ Condena en Atenco

Aprovechando el debate político sobre el secuestro y a la descarada complicidad de todos los niveles de gobierno con la delincuencia organizada, se emitió una condena injusta y, ésta sí, criminal contra los luchadores sociales de San Salvador Atenco, en el estado de México. Mientras queda demostrado que muchos delincuentes y secuestradores trabajan detrás de los escritorios de gobierno u ostentan una placa, se condena a quienes luchan por la tierra y por un México más justo.

Ignacio del Valle y ninguno de los miembros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) son secuestradores. Han dedicado su vida a la defensa del pedazo de tierra en la que nacieron y en la que quieren seguir creciendo. Su delito mayor ha sido luchar con otros de abajo. Ni política ni jurídicamente son culpables. Ellos y los más de cien detenidos por los hechos de Texcoco en mayo de 2006, son víctimas de tortura, abuso sexual y vejaciones por las que nadie ha pagado.

El burdo espectáculo de las autoridades sobre el complejo y preocupante tema de la seguridad, con discursos y promesas que no disminuyen el dolor y la indignación de las víctimas de los secuestros y de sus familiares, fue el contexto elegido por el gobernador Enrique Peña Nieto para dar el golpe a los presos políticos de Atenco: 31 años 11 meses 5 días contra Juan Carlos Estrada Romero, Óscar Hernández Pacheco, Narciso Arellano Hernández, Alejandro Pilón Zacate, Jorge Alberto y Román Adán Ordóñez Romero, Pedro Reyes Flores, Inés Rodolfo Cuéllar Rivera, Édgar Eduardo Morales Reyes y Julio César Espinoza Ramos. A Ignacio del Valle, preso en el penal de máxima seguridad del Altiplano, se le sentenció a 45 años, más la condena de 67 años y seis meses tras un primer proceso.

El jueves 21 de agosto, cuentan activistas que mantienen un plantón ante el penal de Molino de Flores, “a las cinco y media de la mañana llegó un camión de policía al estacionamiento (del penal); también había muchas patrullas alrededor. A las seis de la mañana ya eran seis camiones y 30 coches entre patrullas y camionetas. Los policías seguían formados y las patrullas y camiones estaban en la esquina, todos los compas se quedaron en el plantón…”. Eran los momentos previos a la sentencia.

La solidaridad de abajo no se hizo esperar. Llegaron trabajadores de La Otra Campaña, activistas de diversos colectivos, más y más gente de Atenco y del DF. Realizaron un mitin contra esta “vil injusticia” y anunciaron movilizaciones para impugnar las irracionales condenas.

 
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