Usted está aquí: miércoles 27 de agosto de 2008 Cultura Oficializan ingreso de Teresa del Conde a la Academia de las Artes

■ Destacan “el uso desparpajado que hace la historiadora de su erudición”

Oficializan ingreso de Teresa del Conde a la Academia de las Artes

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen Teresa del Conde y Carlos-Blas Galindo durante la ceremonia de ingreso de la historiadora a la Academia de las Artes Teresa del Conde y Carlos-Blas Galindo durante la ceremonia de ingreso de la historiadora a la Academia de las Artes Foto: Notimex

“Nunca quise pertenecer a la Academia de las Artes ni a ninguna otra. Si lo proponen a uno es una distinción, un premio, y no va a tener uno la arrogancia de no aceptarlo”, expresó Teresa del Conde momentos antes de pronunciar su discurso de ingreso a ese órgano colegiado.

En una concurrida sesión realizada en el Museo Nacional de San Carlos la tarde del lunes, se oficializó el ingreso a la academia de la historiadora y crítica de arte, a casi un año de su nombramiento. Ocupa el lugar que dejó vacante Beatriz de la Fuente, fallecida en 2005, “una bella mujer e investigadora”, como la definió la también colaboradora de este diario.

El presidente en turno del organismo, el curador y artista visual Carlos-Blas Galindo, explicó que se invitó a Del Conde como miembro de número “por sus indiscutibles logros como investigadora y profesora universitaria”, así como “por sus constantes y múltiples aportaciones al debate y al estudio del arte –sobre todo del de México–; por haber tenido enorme éxito en su afán por expandir los marcos teóricos referenciales en el contexto cultural mexicano; por su encomiable labor como ensayista, articulista y conferenciante, y por su activo papel en el combate a la censura y, consecuentemente, por su compromiso en favor de la libre expresión”.

Las vicisitudes de Caravaggio

La investigadora dedicó su ponencia, Vicisitudes de Caravaggio: una perspectiva actual, a quien fuera su maestro, actual amigo y colega, Jorge Alberto Manrique. La especialista recordó que recibió de su mentor cursos en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México “que aún me remueven el espíritu”.

Luego habló de Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610), pintor “maldito, indultado por el papa Pablo V aunque fuera convicto asesino”.

Explicó que, “según el erudito Mauricio Calvesi, enamorado perdido de Caravaggio e historiador impecable, aunque desde mi punto de vista, intérprete quizá atacado de una pudibundez que puede resultar patológica, Merisi fue casi teólogo (...)

“Calvesi no acepta en sus escritos, que yo considero aleccionadores, la noción sobre la presunta homosexualidad o bisexualidad de Caravaggio. Quienes han hablado de esto, dice el piadoso erudito, lo han hecho porque es útil para añadir a los cuadros (y al pintor) un toque de maledettismo.

“Caravaggio tuvo amantes masculinos que están historiados, pero tiene razón Calvesi cuando dice que las pinturas no son homosexuales, ni heterosexuales, ni nada. Las pinturas son sólo óleos sobre tela.

“Pero si hablamos de temas, hay cuestiones que pueden deducirse: Caravaggio fue bastante proclive a representar decapitaciones y al menos en una de ellas, si no es que en dos, la cabeza de Goliat es un autorretrato reconocido como tal por todos los comentaristas, mientras que David es Francesco Boneri, joven coterráneo de Caravaggio, conocido como Cecco di Caravaggio y quien compartió su vida con él en ese tiempo.”

Si bien la fama del pintor sobrevivió a su muerte por décadas, continuó la historiadora, “luego cayó en el olvido. Parecería una exageración, pero el hecho es que hay escasísimas referencias a su persona u obra durante los últimos años del siglo XVII y hasta fines del XIX.

“La resurrección de Caravaggio, en cuanto a exhaustiva fortuna critica, parte, con antecedentes, de la segunda mitad del siglo XX. Es el rebelde y el pintor bohemio por excelencia. Se acompaña con ensayos que corresponden al rubro de la literatura médica y tienen su corolario en glosas, carteles, decires, cuyas autorías son de artistas contemporáneos en varias latitudes, México incluido.”

Al concluir su discurso, que Del Conde acompañó con varias imágenes de la obra del pintor italiano, Galindo resaltó “el uso tan desparpajado que la académica hace de su erudición”.

 
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