Usted está aquí: miércoles 3 de septiembre de 2008 Espectáculos Madonna derrocha energía y efectos tecnológicos en Berlín

■ Ofrece el primero de tres conciertos en Alemania de su Sticky and Sweet Tour

Madonna derrocha energía y efectos tecnológicos en Berlín

■ La Reina del Pop no logró llenar el Estadio Olímpico de la capital germana; se cree que fue resultado de los altos precios

■ Hizo instalar un gimnasio en el hotel donde se hospedó

Alia Lira Hartmann (Corresponsal)

Ampliar la imagen La atlética Madonna, el 30 de agosto en Suiza La atlética Madonna, el 30 de agosto en Suiza Foto: Reuters

Berlín 2 de septiembre. Lo primero que uno se pregunta después de asistir a un concierto de Madonna es si la tendremos para rato.

Con cinco lustros de carrera, sus 50 años recién cumplidos, anatomía y espectacular tecnología alrededor de sus conciertos parecen ofrecer un pronóstico favorable. Aguantar una gira de 53 conciertos en 39 ciudades podría poner a prueba la condición física del icono de la música pop.

En México se presentará los días 29 y 30 del próximo noviembre en el Foro Sol y los boletos se agotaron en menos de una hora el pasado junio, cuando salieron a la venta. En Internet, la reventa alcanza 16 mil pesos por entrada.

El pasado fin de semana la Reina del Pop ofreció en el Estadio Olímpico de Berlín el primero de tres conciertos programados en Alemania. Se trató del tercero de su maratónica gira Sticky and Sweet Tour (sólo precedido por sus presentaciones en Cardiff y Niza).

La Reina del Pop no logró llenar el estadio, que, con capacidad para 70 mil espectadores, reunió a 50 mil asistentes, según informes oficiales. Esto fue resultado del alto precio de las entradas, que fueron de 100 a 450 euros, en la zona VIP. Precios similares se manejan en Dusseldorf y Francfort, los próximos 4 y 9 de septiembre, respectivamente.

El Estadio Olímpico de Berlín, construido en 1936, tiene impreso ese carácter monumental típico de las edificaciones nazis, en las que el individuo simplemente tiene valor si es parte de las masas, si está perdido entre la multitud.

Obsesiva

Madonna, conocida como una perfeccionista y extremadamente disciplinada, hizo instalar un gimnasio en una enorme sala de conferencias del hotel donde se hospedó, para usarlo durante las 31 horas que pasó en Berlín. Éste parece ser uno de los secretos del aguante que demuestra tener. Sus musculosos brazos y piernas reflejan, en definitiva, horas enteras dedicadas a cultivar su cuerpo.

El equipo de Madonna se traslada de ciudad en ciudad en 30 tráileres.

En medio del escenario, de unos 60 metros cuadrados, la Reina del Pop aparece en un espectacular trono y abre el concierto, en el que está acompañada por 16 bailarines, con Hard Candy.

En otro momento aparecen pantallas que muestran imágenes con Justin Timberlake y Timbaland, mientras interpreta la pieza Four Minutes.

En buena parte de su actuación, Madonna parece tocar una guitarra eléctrica; quizá sea resultado de la tecnología. Se escucha una versión tecno de Borderline o Get into the Groove.

La cantante cambia de vestuario ocho veces; se estima en 3 mil 500 piezas, creadas por 36 diseñadores, la indumentaria para la gira.

Un grupo de gitanos aparece en escena con una versión balcánica de La isla bonita.

McCain, comparado con Hitler

La censurada provocación sexual o religiosa de otros conciertos parece que pasó a la historia. En este concierto la provocación es política: Madonna canta Get Stupid, mientras en una pantalla aparece John McCain, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, seguido por Adolf Hitler dando uno de sus beligerantes discursos; por Robert Mugabe, dictador de Zimbabue, y Hu Jintao, presidente de China.

Poco después aparecen las imágenes de Al Gore, Nelson Mandela, Martin Luther King, Mahatma Gandhi y la madre Teresa de Calcuta, para terminar con el demócrata Barack Obama.

En otra parte del concierto Madonna hace desaparecer, al ritmo de She’s not me, a cuatro de sus dobles, que representan diferentes etapas de su camaleónica carrera, como la chica material o la de vestidito de tul en Like a Virgin.

Los conciertos de esta gira han sido calificados de técnicamente perfectos y visualmente impresionantes.

Cincuenta años de edad, 25 de carrera, 200 millones de discos vendidos y 22 películas parecen no ser suficientes todavía para este icono de la música pop, pero la pregunta puede quedar para muchos en el aire: ¿tendremos Madonna para rato? Después de presenciar este concierto, parece que sí.

 
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