Usted está aquí: lunes 8 de septiembre de 2008 Cultura Exposición sobre Teotihuacán resume 100 años de investigación

■ Esculturas monumentales buscan mostrar la identidad de la antigua metrópoli

Exposición sobre Teotihuacán resume 100 años de investigación

■ Guerreros y diplomáticos llevaron la influencia de la ciudad de los dioses a más de mil 500 kilómetros de distancia

■ El Parque Fundidora, en Monterrey, primera escala de un largo viaje

Ana Mónica Rodríguez

Ampliar la imagen Jaguar de Xala, pieza emblemática de la exposición, proveniente del Museo Nacional de Antropologia Jaguar de Xala, pieza emblemática de la exposición, proveniente del Museo Nacional de Antropologia Foto: cortesía del INAH

Ampliar la imagen Serpiente emplumada en el Valle de las Navajas Serpiente emplumada en el Valle de las Navajas Foto: Mauricio Marat

Ampliar la imagen Tapa de bracero Tapa de bracero Foto: cortesía del INAH

Ampliar la imagen Museo de sitio Museo de sitio Foto: Mauricio Marat

La zona arqueológica de Teotihuacán, inaugurada en 1910 por mandato de Porfirio Díaz para conmemorar la gesta independentista, celebrará un siglo de investigaciones con una magna exposición que incluye alrededor de 426 piezas que por primera vez se reúnen para mostrarse al público.

La muestra, titulada Teotihuacán, ciudad de dioses, se podrá apreciar a partir del 21 de septiembre en la Gran Nave Lewis del Parque Fundidora de Monterrey e incluye efectos multimedia, así como montajes excepcionales.

Después recorrerá diversos recintos de Europa, informa el arqueólogo y curador Felipe Solís quien explica que la exposición será una suerte de resumen de los pasados cien años de intensos y variados proyectos de investigación en la antigua zona prehispánica.

Visión panorámica

Será una visión panorámica del inicio, esplendor y declive de esa poderosa civilización, “desde la época prehispánica hasta nuestros días. Teotihuacán no ha sido olvidada, su carácter sagrado fue perpetuado por las culturas que aparecieron después de su devastación y abandono tras 800 años de influencia en diversos puntos de Mesoamérica”.

Solís, también director del Museo Nacional de Antropología, detalla en entrevista con La Jornada los temas que son abordados en la muestra, así como el significado de las emblemáticas piezas que estarán montadas en el recinto de Nuevo León, cuya extensión es de 3 mil 500 metros.

Para abrir la exposición Teotihuacán, ciudad de dioses se eligió al jaguar de Xala, pieza policromada, que parece estar cubierta de plumas y que formaba parte de una estructura que se hallaba entre la pirámide de la Luna y la del Sol.

Al iniciar el recorrido –prosigue Solís– se mostrarán las características urbanas, la cronología, así como la identidad de la ciudad, mediante esculturas monumentales y más de 17 segmentos de pintura mural, piezas reunidas ex profeso y por primera ocasión para esta muestra.

También será recreada para el espectador la vida en los conjuntos departamentales y palacios, con elementos que han sido hallados en las ofrendas y entierros rituales, incluida una amplia variedad de recipientes, bracerillos y vasijas, que incluso “reflejan cómo se calentaba la comida” en aquella época.

Las cuestiones de índole bélica, como las expediciones militares, las jerarquías, al igual que el comercio; las ideas que se tenían en torno al gobierno, las rutas que controlaban y la especialización de sus habitantes en diversos oficios demuestran el poderío de la urbe, que llegó ser la más grande de su época, con una área de alrededor de 20 kilómetros cuadrados y más de 100 mil habitantes.

El valor de la especialización

También, abunda Felipe Solís, será ubicada una sección dedicada a los dioses, a sus ritos, a la música y al significado del juego de pelota para, finalmente, llevar al visitante, hasta los recovecos de la ciudad de los dioses.

“Sobre la identidad, pensamos que era importante mostrar el impacto de la producción y especialización que durante 600 años se realizó en los talleres artesanales. Ahí se encontraban individuos de diversas regiones, trabajaban en cerámica, labraban piedras preciosas u objetos de concha y hueso, también realizaban excepcionales trabajos en piel, madera, textiles y arte plumario.”

Esta organización, agrega el arqueólogo, “nos habla de un Estado coherente y muy bien organizado, algo realmente sorprendente”.

Sobre la identidad que penetró y permeó a otras culturas y regiones de Mesoamérica, Solís explica que los teotihuacanos mantuvieron estrechas relaciones con innumerables civilizaciones, causando impacto en Oaxaca, Veracruz, el mundo maya, Guerrero, Guanajuato y Michoacán, hasta llegar a Honduras y Guatemala.

“Teotihuacán tuvo infinidad de colonias conquistadas a partir de las armas y es de suma importancia decir que sus diplomáticos, guerreros y comerciantes llegaron a más de mil 500 kilómetros de distancia y, con ello establecieron intensas relaciones, emprendieron conflictos militares e impusieron dinastías”.

La cultura teotihuacana, subraya, fue “una gran potencia y con algunos estados contemporáneos, como Monte Albán, intensificó relaciones diplomáticas.”

Para ejemplificar la magnificiencia de la civilización y poderío de Teotihuacán, Solís contrasta el área que abarcaba el centro ceremonial de la cultura mexica en la antigua Tenochtitlan con la exorbitante extensión de la ciudad de los dioses.

“Los mexicas asentaron su recinto ceremonial en una extensión de 400 metros por lado que incluía todos las estructuras hasta llegar al juego de pelota; mientras que tan sólo la ciudadela teotihuacana, cuyo conjunto –según arrojan investigaciones– era el lugar en donde habitaban los gobernantes, tenía esa misma proporción.”

Eso significa que una sección de la gran urbe de Teotihuacán, era la totalidad del centro ritual de los mexicas, agrega.

Para integrar el acervo de la exposición, que presentará los conocimientos, exploraciones y hallazgos a lo largo de 100 años en Teotihuacán, se recurrió a piezas que se resguardan en la misma zona arqueológica, en el MNA o que provienen del Proyecto Pirámide de la Luna –que aportó alrededor de 300 objetos–, además de las colecciones de los museos Amparo, Anahuacalli, de Morelia, Regional de Yucatán, Universitario de Jalapa y de la Fundación Televisa.

La muestra incluye tanto las aportaciones de los primeros investigadores en la majestuosa ciudad –como Carlos de Sigüenza y Góngora (en el siglo XVII), el pionero de la arqueología mexicana Leopoldo Batres (en las postrimerías del siglo XIX) y Manuel Gamio, en 1917– como los datos de especialistas que participaron en el reciente Proyecto Pirámide de Luna –con el hallazgo de una serie de entierros–, así como las investigaciones de la UNAM, a cargo de Linda Rosa Manzanilla.

“Todavía existe Teotihuacán para los futuros arqueólogos, es de vital importancia el avance tecnológico que se logrará para realizar investigaciones y excavaciones sin dañar estructuras y descubrir y preservar todo ese patrimonio prehispánico que aún se encuentra oculto en la zona arqueológica más visitada del país.”

Periplo europeo

Teotihuacán, ciudad de los dioses se inaugurará en el contexto de la primera edición del Festival Internacional de Santa Lucía (FISL), que se realizará a partir del 20 de septiembre y hasta el 26 de octubre en Monterrey, Nuevo León, con una amplia gama de actividades artísticas, culturales y recreativas de nivel internacional.

La exposición permanecerá abierta al público hasta enero de 2009. Después, los excepcionales objetos teotihuacanos mostrarán su magia y misticismo a partir de octubre del próximo año en diversos recintos de París, Zurich y Munich, para regresar a territorio mexicano en 2010, momento en el que se sumarán a las actividades conmemorativas por el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana.

 
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