Usted está aquí: miércoles 17 de septiembre de 2008 Cultura Fragmentarán el grabado más grande del mundo para donarlo a urbes bicentenarias

■ La obra creada por 200 artistas y literatos se mostrará en el Zócalo capitalino

Fragmentarán el grabado más grande del mundo para donarlo a urbes bicentenarias

■ En el país ya no hay tanta independencia, sino dependencia; está muy complicado: Macotela

Merry MacMasters

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Ampliar la imagen Diversos momentos durante la terminación, el pasado lunes en Paseo de la Reforma, del monumental estampado, en el que participaron artistas, escritores, estudiantes de escuelas de arte e integrantes del servicio de limpia de la ciudad de México Diversos momentos durante la terminación, el pasado lunes en Paseo de la Reforma, del monumental estampado, en el que participaron artistas, escritores, estudiantes de escuelas de arte e integrantes del servicio de limpia de la ciudad de México Foto: María Luisa Severiano

Ampliar la imagen Masiva participación de voluntarios en la manufactura del grabado más grande del mundo Masiva participación de voluntarios en la manufactura del grabado más grande del mundo Foto: María Luisa Severiano

La meta se cumplió. La estampa más grande del mundo, Grabado del bicentenario en la ciudad de México, integrada por mil 137 placas de unicel –una fue rota por un peatón–, de un metro de largo cada una, intervenidas por dos centenares de artistas y literatos invitados, se imprimió el lunes pasado en el tramo de Reforma, desde el Museo Nacional de Antropología en dirección hacia el Ángel de la Independencia.

Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien visitó la maniobra que contó con una inversión de alrededor de 3 millones de pesos cuando la aplanadora iba ya frente a la Torre Mayor, estuvo de acuerdo en que la tela de más de un kilómetro se exhiba el 27 de septiembre en el Zócalo capitalino, fecha en que se celebra la consumación de la Independencia.

“Después, tenemos muchos planes para que viaje a ciudades de Iberoamérica y a las capitales de los estados. La propuesta del jefe de Gobierno es que en 2010, una vez cumplidos los festejos del bicentenario en la ciudad de México, el grabado se done en fragmentos a los museos de las distintas ciudades que conmemoran bicentenarios, y de esta manera se perpetue la memoria de lo que se hizo aquí”, expresó Enrique Márquez, coordinador general para los festejos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución de la ciudad de México.

Francisco Toledo hizo falta

La impresión del grabado tuvo sus contratiempos. El equipo del Centro Cultural Estación Indianilla, organizador del proyecto, empezó el montaje a las cuatro de la madrugada, pero “nos llovió hasta las siete y, mientras se secó un poco el piso, casi comenzamos a las ocho”, expresó Isaac Masri, su director.

Tres horas se recuperaron gracias a “la gran cantidad de personas y su entusiasmo”, agregó Masri. Participaron 250 estudiantes de las escuelas de arte, 200 trabajadores del servicio de limpia de la capital, 100 del Instituto de la Juventud y 37 de Intaglio, el taller de impresión de Estación Indianilla.

Cada uno de los cuatro tramos estuvo bajo la coordinación de los maestros impresores Emilio Payán, Lenin Fajado, Arturo Guerrero y Francisco Lara. Los artistas y literatos invitados ya habían intervenido sus placas –la mayoría trabajó seis cada uno en el transcurso de los pasados dos meses en los talleres de Estación Indianilla–. Cada artista recibió 5 mil pesos y los escritores 3 mil pesos, como pago “simbólico”.

Un artista que le hizo falta a Masri fue el pintor Francisco Toledo: “No trabaja en la calle, pero hablé con él. Siempre me dice, no le entro, luego lo convenzo y participa. Pero ahora estaba por terminar su escultura monumental La lagartera, en Monterrey, y estaba agobiado. Me dijo, ‘Isaac, esta vez te la debo’. Lo lamento mucho. Es uno de los artistas que más respeto y me hubiera gustado que estuviera”.

Una visión crítica de México

A las 11:25 horas los ayudantes empezaron a entintar las placas de Neza Arte Nel, primeros en la fila que partía del Museo Nacional de Antropología.

Media hora después un camión comenzó a pasar sobre el grabado para colocar encima la tela de impresión y luego una capa de bajoalfombra.

Poco antes de las 13 horas se echó a andar la aplanadora. Cabe apuntar que entre la calle y las placas se había colocado un gran plástico que, en el primer tramo, la parte libre se utilizó para recubrir la capa de bajoalfombra. Pero, como el plástico no quedó bien estirado, al pasar la aplanadora dejaba arrugas en la tela, entonces, se dejó de hacer.

En ese primer trayecto por Reforma hubo personas que se retrataban junto a las esculturas de Leonora Carrington –artista invitada– en el camellón o disfrutaban de las reproducciones de sus pinturas y fotografías personales en una exhibición sobre la banqueta rumbo al museo Tamayo.

Se dieron cita otros artistas invitados, como Fernando González Gortázar, Hersúa, Santiago Rebolledo, Luis Manuel Serrano, Héctor de Anda, Sandra Pani, Manuel Marín, Manuela Generali, Carlos Pellicer y Roberto Parodi, así como el poeta Alberto Blanco.

Eloy Tarcisio, artista invitado, expresó: “Habría que hacer no nada más el ejercicio del grabado, sino también una reflexión más profunda para lograr dejarle a nuestros hijos una idea diferente de lo que es nuestra historia”.

Para Gabriel Macotela muchos de los dibujos reflejan “una visión crítica de México, de la Independencia y de lo que pasa aquí. Ya no es tanto independencia sino dependencia, además de la herencia que traemos. En fin, sabemos que México está muy complicado”.

“Me gusta mucho la idea de participar en algo colectivo, donde intervienen muchas personas en el proceso del diseño de uno”, expresó Yanni Pecanins.

Susana Sierra, a su vez, indicó: “Me agrada que sea una pieza urbana, porque siento que las personas que jamás entran a un museo tienen acceso”.

“Es algo loco, pero maravilloso”, aseguró Phil Kelly. Para la grabadora Nunik Sauret la participación de artistas que no lo son “abre el campo de la gráfica y le da un nuevo valor”, en especial al hacerlo público, porque las personas se interesan por el proceso creativo.

Faltando unos minutos para las 15 horas se terminó la magna impresión. Aún había que secar la tela ya removida de las placas y recogerla, al igual que los bloques de unicel.

Masri adelantó que habrá nuevos proyectos: en 2009, se hará un segundo grabado y en 2010 se creará igual número de fragmentos (más de 2 mil) para sumar casi 5 mil placas.

 
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