Usted está aquí: viernes 19 de septiembre de 2008 Política Todo apunta a que La Familia es culpable, según la procuraduría

■ Pretende calentar la plaza para obstaculizar a Los Zetas, afirma

Todo apunta a que La Familia es culpable, según la procuraduría

Alfredo Méndez

Fuentes de la Procuraduría General de la República (PGR) revelaron que la principal línea de investigación sobre los atentados ocurridos el pasado 15 de septiembre en Morelia, Michoacán, donde explotaron dos granadas de fragmentación, murieron siete y quedaron heridas más de cien, apunta al grupo delictivo La Familia Michoacana como presunto responsable de los ataques.

Esta versión refiere que existen indicios claros que implican a La Familia, organización criminal que surgió a principios de esta década al amparo de Los Zetas, brazo armado del cártel del Golfo, como responsable de hacer explotar las granadas.

Los funcionarios de la PGR aseguraron que lel objetivo de La Familia fue provocar respuesta inmediata de las autoridades federales para que reforzaran la seguridad militar y policiaca en el estado de Michoacán, supuestamente para que Los Zetas no puedan consolidar el control del trasiego de droga en esa entidad.

Según esta lógica, los miembros de La Familia rompieron todo vínculo con Los Zetas.

En otro orden, los mismos funcionarios de la PGR informaron que el caso de los 24 cadáveres de presuntos narcomenudistas de la zona de Huixquilucan, estado de México, que fueron arrojados en un paraje cercano a La Marquesa, tiene como línea principal de investigación una rencilla entre el cártel de Sinaloa y el de los hermanos Beltrán Leyva.

Las pruebas que ha recabado la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada han llevado a autoridades federales a sostener la hipótesis de que el asesinato de estas 24 personas, varios de ellos jornaleros y albañiles, obedeció a un acto de “venganza”.

Según esta vertiente de las pesquisas, sicarios al servicio de los Beltrán Leyva habrían ejecutado a estos narcomenudistas, que operaban en Huixquilucan para el cártel de Sinaloa, el cual encabeza Joaquín El Chapo Guzmán, en represalia por ocupar una plaza que el primer grupo delictivo considera suya.

 
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