Usted está aquí: sábado 20 de septiembre de 2008 Cultura Guillermo Haro siempre se preocupó por el progreso del país, dijo Poniatowska

■ La escritora rememoró al astrofísico en el homenaje que se le rinde en El Colegio Nacional

Guillermo Haro siempre se preocupó por el progreso del país, dijo Poniatowska

■ Preparan edición de su extensa obra científica, en dos vólumenes, adelantó Arcadio Poveda

Arturo Jiménez

Ampliar la imagen La periodista Elena Poniatowska, colaboradora de La Jornada, durante su disertación en torno a la vida y obra de Guillermo Haro, en El Colegio Nacional La periodista Elena Poniatowska, colaboradora de La Jornada, durante su disertación en torno a la vida y obra de Guillermo Haro, en El Colegio Nacional Foto: Yazmín Ortega Cortés

Suele decirse que los hombres que se ocupan de los rayos cósmicos, las longitudes de onda, las radiaciones de luz, la energía explosiva, los gases y las estrellas, viven en su mundo, a la vez macro y microcósmico que les “sorbe la vida”, los apasiona más que otra cosa, los “inmuniza” contra el apego a la Tierra y los aleja “años luz” de la existencia y sus pesares comunes.

Sin embargo, ponderó la escritora Elena Poniatowska, pese a la pasión del destacado astrofísico mexicano Guillermo Haro (1913-1988) por mirar el cielo durante horas, “no hubo un día en su vida en que no se preocupara por México y buscara el modo de sacarlo adelante”, de “sacarlo del hoyo negro”.

Ese fue el comienzo de la conferencia de Poniatowska sobre la vida de quien fue su esposo y padre de sus hijos, y fue también la primera de las cinco charlas que integraron el homenaje que en el atardecer del miércoles se rindió a Haro en El Colegio Nacional, del cual fue integrante.

Así, Haro, quien trabajó al lado de astrónomos como Luis Enrique Erro, George Herbig y W. J. Luyten, fue revelado una vez más como una pieza insustituible del desarrollo de la astrofísica de México y el mundo y como un creador y promotor de instituciones científicas. “Fue el fundador de la astronomía moderna en México”, dijo Poniatowska, periodista y colaboradora de La Jornada.

Pero sobre todo, fue caracterizado como un incansable investigador del nacimiento, vida y muerte de las estrellas, como explorador de las regiones del universo, muchos de cuyos objetos de luz, de estrellas rojas o azules, de 10 novas, una supernova y hasta un cometa fueron bautizados con su nombre.

Complejo, adusto, honesto

A Guillermo Haro, continuó Poniatowska, “lo enfermaba” y “desesperaba” el retraso económico, la pobreza social, la injusticia, la burocracia, la negligencia, la ignorancia de los empresarios respecto de la ciencia y la corrupción política de México y de otros países de América Latina.

La autora de la novela La piel del cielo mostró a un Haro muy inteligente, complejo, culto, crítico, adusto, hosco, lapidario, irónico, polémico, agudo, contundente, cultivador de la amistad y profundamente honesto.

Habló de su labor en el observatorio de Tonantzintla, al lado de su maestro Luis Enrique Erro, en el de Tacubaya, en el de Palomar, California, de su esfuerzo para crear los de Cananea y de la sierra de San Pedro Mártir, en Baja California, a más de 2 mil metros de altura y desde donde, luego de llegar a caballo, Haro se maravillaba porque podía ver el océano Pacífico y el Mar de Cortés.

Un día, contó Poniatowska, le ofrecieron ser diputado, y respondió al oficioso: “No me ofenda”. Los hombres y mujeres del campo poblano lo respetaban y algunos fueron sus compadres. Y no le gustaban los lambiscones, por “lacayunos” con los poderosos y déspotas con los pobres.

Sus amigos eran gente como Narciso Bassols y José Revueltas. Se abatía cuando alguno de los muchos becarios que impulsó sufría algún fracaso. Quería ayudar a modernizar al país, dijo Poniatowska, “que hiciéramos nuestra propia ciencia y tecnología, en lugar de importarla de Estados Unidos”.

Para que el humanismo sea actuante, solía decir, debía estar conectado con el conocimiento científico. “La investigación era su dios”, agregó más adelante, y para él explicarse el universo era fundamental si realmente se quería entender al hombre y su entorno.

Enérgico y visionario

Compartir su vida fue un reto, dijo Poniatowska, quien además describió a Haro como una persona enérgica y visionaria, que oscilaba entre el pesimismo y el optimismo. “Es difícil conocer a un hombre más aventado que él”, agregó más tarde en referencia a su férrea voluntad para lograr sus proyectos.

“Haro miraba al cielo y se iba, se iba, se iba; siempre fue mucho más allá”, evocó Poniatowska casi al final de su intervención.

Arcadio Poveda, quien dio la conferencia La astronomía a mediados del siglo XX, informó que, como parte del homenaje a Guillermo Haro, se está editando su extensa obra científica, en dos volúmenes que se darán a conocer este mismo año.

Y mientras José Guichard dio la conferencia Guillermo Haro y el Instituto Nacional de Astrofísica, Optica y Electrónica, Manuel Peimbert dictó la reveladora La astronomía de Haro, y Luis Felipe Rodríguez la no menos interesante El legado astronómico de Haro.

 
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