Usted está aquí: lunes 22 de septiembre de 2008 Cultura Conmemoran 90 años de Juan José Arreola, “el espíritu del siglo XX”

■ Escritores y periodistas evocaron al autor de Confabulario

Conmemoran 90 años de Juan José Arreola, “el espíritu del siglo XX”

Merry MacMasters

Juan José Arreola (1918-2001) era “el espíritu de la época”, expresó el periodista y escritor Federico Campbell, al participar en la mesa redonda conmemorativa de los 90 años del autor de Varia invención y Confabulario, cumplidos ayer. Es “uno de nuestros máximos escritores del siglo XX mexicano”, apuntó Enzia Verduchi, coordinadora nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes.

“Fue el creador, por no decir el inventor, de los talleres literarios en México”, continuó Campbell, quien asistió a uno en 1964. No hacía más de 15 años que Arreola había vuelto de París, donde estudió teatro al lado de Louis Juvet y Jean-Louis Barrault, y “todavía usaba esos sacos de pana azul marino que se estilaban entre los jóvenes de la posguerra francesa y en los encendidos antros de Saint Germain de Prés.

“Así se le podía ver en la Casa del Lago a principios de los años 60. Organizó allí grupos de poesía en voz alta y colocó en los jardines mesas y tableros para que los visitantes jugaran ajedrez las mañanas de los sábados y domingos”.

Con sus actos, su elegancia y su estilo, “Juan José nos decía a todos que el arte podía muy bien incorporarse a la vida cotidiana y que, más allá de las carreras universitarias tradicionales, estaban también los oficios de leer y escribir”.

En las reuniones con Arreola, indicó Campbell, se trataba de cultivar una sensibilidad ante el lenguaje, de atender el sonido de las palabras y no sólo su significado, y no tanto de sopesar el “efecto de conjunto” que podría tener, por ejemplo, un texto demasiado largo o una novela.

Arreola venía de una familia “muy bien educada. Nos llamaba mucho la atención, pero lo valoramos mejor muchos años después: su manera de interesarse por el prójimo, el respeto a sus diferencias, como haciéndonos ver que la educación consiste precisamente en eso: en el respeto por el otro.

“Trataba a los demás como si fueran intelectuales, sin intentar seducirlos, hechizarlos, asustarlos o intimidarlos, sino despertando en ellos la inteligencia y el razonamiento, como hace el verdadero intelectual.”

Para el escritor Felipe Garrido, la vida de Arreola estuvo gobernada por la figura del actor, que a su vez fue alimentada por un hombre que pasó la vida leyendo. Pero, también fue una existencia dedicada a “la vida, a las experiencias que se dan fuera de los libros, a las relaciones humanas. Y esas lecturas y esa experiencia encarnan siempre en la obra de Arreola”. Fue un “enormemente perspicaz observador de su país”, añadió.

En su texto –leído por Enzia Verduchi– la escritora Beatriz Espejo recordó la manera en que Arreola cautivaba a sus escuchas: “Estaban frente al flautista hechicero emitiendo las notas más altas de su repertorio, ante un encantador de serpientes que no osaba siquiera respirar”.

Antonio Alatorre (1922) conoció a Arreola en 1944, “todo nervios, toda actividad”, en un periódico de Guadalajara, y “me sedujo de inmediato”. El ensayista recordó que en ese entonces “yo era un gran vacío y Juan José un gran lleno, un gran lleno con apetito de llenar ese vacío”.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.