Usted está aquí: miércoles 24 de septiembre de 2008 Política Zona de guerra

Zona de guerra

Cercado por el Ejército, el Politécnico se convirtió en escenario de cruentas batallas

Gustavo Castillo García

Ampliar la imagen Portada y contraportada del diario La Prensa publicadas el 24 de septiembre de 1968. En la primera puede apreciarse la secuencia de Enrique Metinides sobre un granadero herido en una de las refriegas; en la otra, las imágenes reflejan el clima de caos y violencia que se vivió ese día en el norte de la ciudad de México. Elemento adicional, el titular de la columna política utilizada por Luis Echeverría y Mario Moya Palencia Portada y contraportada del diario La Prensa publicadas el 24 de septiembre de 1968. En la primera puede apreciarse la secuencia de Enrique Metinides sobre un granadero herido en una de las refriegas; en la otra, las imágenes reflejan el clima de caos y violencia que se vivió ese día en el norte de la ciudad de México. Elemento adicional, el titular de la columna política utilizada por Luis Echeverría y Mario Moya Palencia

La “tropa ya no está para aguantar cosas”, advirtió el general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional (Novedades, 20/09/68). Y el informe histórico de la extinta Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) señala que la noche del 23 de septiembre de 1968, la zona del Casco de Santo Tomás se convirtió en “un campo de guerra”.

La madrugada del 24 de septiembre, el Ejército ocupó las principales instalaciones del Instituto Politécnico Nacional (IPN): el Casco de Santo Tomás y Zacatenco, así como la Vocacional número 7.

El gobierno consideraba que “la zona de Tlatelolco era una de las preferidas para las acciones del terrorismo estudiantil”, según el libro blanco del 68, elaborado por la Procuraduría General de la República (PGR) en aquellos años.

La noche del 23 y la madrugada del 24 de septiembre, según el informe de la Femospp, durante la toma militar el gobierno empleó distintas tácticas ofensivas, como el envío de elementos de la policía preventiva, la intervención de grupos paramilitares y el tiroteo contra algunos edificios y vehículos. Asimismo, se menciona que el Ejército abrió fuego con ametralladoras, realizó detenciones ilegales y en esos hechos reapareció el Batallón Olimpia.

“La violencia contra la comunidad politécnica fue mucho mayor”, señala el texto de la Femospp, y asegura que esa noche se dieron “no sólo detenciones, heridos y muertos, sino desapariciones forzadas”.

Justificaciones oficiales

El libro blanco del 68 menciona que la noche del 23, “tras un día lleno de incidentes que turbaban la paz capitalina”, entre los que estaba la renuncia del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Javier Barros Sierra, “hubo un encuentro sangriento entre estudiantes y policías en el Casco de Santo Tomás. Se originó cuando algunos transportes del cuerpo de granaderos acudieron a las cercanías del plantel para evitar que siguieran incendiando camiones urbanos y vejando a su pasaje, como acontecía alrededor de las 21 horas.

“Fueron atacados entonces con armas de fuego disparadas desde el casco y desde edificios cercanos, ubicados en la calle de Carpio, donde un grupo de los estudiantes más ‘acelerados’ se había parapetado en plan de ‘guerrilla urbana’.

“El encuentro duró hasta la madrugada. Los granaderos y la policía montada fueron insuficientes para repeler el ataque y reducir el foco guerrillero”, narra el texto de la PGR.

Informes cronológicos elaborados por agentes de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) señalan la evolución de las batallas:

“19:35. Siguen luchando estudiantes y granaderos en el Casco de Santo Tomás. Los estudiantes tienen un herido. En las escuelas Wilfrido Massieu, Ciencias Biológicas, Medicina, Superior de Economía, la ESCA y las vocacionales 3 y 6 se están empezando a hacer barricadas para defender el perímetro del casco y se continúa luchando contra los granaderos.

“Los granaderos se empiezan a retirar, al ser rechazados con bombas molotov, cohetones, varillas, piedras y algunas armas de fuego. Hay varios detenidos.

“20:50. Entra el Ejército al casco.

“21:10. Policías heridos: Jorge de León Gaona, en el cuello y el tórax, y Pedro Badillo Martínez en el pecho.

“Se reportan cinco bajas entre granaderos y un civil, y se comenta que en el anfiteatro de Medicina Rural hay un estudiante muerto.

“Se encuentran detenidos: Alejandro Cames Sandoval, Manuel Estela Zoológico y Felipe Montes de Oca.

“23:15. Durante los últimos minutos se han estado escuchando descargas de ametralladoras y otras armas de fuego. Se dice que el estudiante muerto en el Anfiteatro de la Escuela de Medicina Rural es Ángel Martínez Velásquez.

“La Cruz Verde ha estado recogiendo heridos y se han estado realizando detenciones: se recorren las calles adyacentes al IPN y a las personas que no se identifican plenamente se les detiene.

“23:35. 36 patrullas con cinco elementos cada una llegaron por Instituto Técnico y rodearon la escuela Wilfrido Massieu.

“23:45. Siguen los disparos esporádicos de arma de fuego, aunque a veces son repetidos.

En el hospital Rubén Leñero se encuentran graves dos estudiantes: Guillermo Stal Cepeda y Joaquín Salazar o Solar.

“Todas las escuelas del Casco de Santo Tomás fueron tomadas y cateadas; la única zona del casco que fue respetada por el Ejército fue el lo-cal de la FNET (Federación Nacional de Estudiantes Técnicos), de origen priísta y vinculada con el entonces regente Alfonso Corona del Rosal.”

Según el libro blanco del 68, “una corporación (sic) del Ejército bastó para que, casi con su sola presencia, cesara el tiroteo y los principales terroristas huyeran del plantel por la parte de atrás, no sin dejar esa noche un saldo de cuatro muertos y casi 40 heridos. De los primeros, dos eran estudiantes y dos policías; de los segundos, la mayoría eran policías”.

El gobierno utilizó 15 carros blindados y seis transportes con 600 militares para entrar al Casco de Santo Tomás. Asimismo, elementos “de la policía judicial con M-1 y lanzagranadas” y, finalmente, 400 soldados, al mando del general Gustavo Castillo, catean todos los edificios del casco y capturan a decenas de estudiantes que se encuentran dentro de sus instalaciones”, refiere a su vez el informe de la Femospp.

Zacatenco fue ocupado a las 0:30 horas del 24 de septiembre por mil soldados que fueron trasladados en 13 tanques ligeros y 30 transportes; intervinieron también 59 patrullas de la Policía Preventiva y 150 agentes judiciales, que se situaron en los alrededores. A las 0:45 horas el Ejército se apoderó de la Vocacional 7, luego de enfrentamientos de estudiantes con policías y soldados.

Para el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, “aquel encuentro a mano armada echó de ver que las previsiones del gobierno habían sido justas, y que el permitir que las escuelas se convirtieran en arsenales y reductos de los motineros sólo daba ocasión a que aquellos se sintieran fuertes y prolongaran el conflicto y los actos de terrorismo y violencia”, según la justificación contenida en el libro blanco del 68.

En contraste, para la extinta Femospp, en aquellos acontecimientos el gobierno de Díaz Ordaz mostró su “política de exterminio contra el grupo nacional opositor movilizado”, en “particular, violencia en contra los politécnicos, denotando, a la vez, un trato represivo de tintes clasistas”.

El mismo texto refiere que “en los combates del casco se registraron numerosos heridos graves y la prensa del día siguiente reportó que se encontraron estudiantes muertos en los sótanos de Ciencias Biológicas, pero sólo se dieron dos nombres: Ángel Martínez Velásquez y Luis Lorenzo Ruiz Ojeda, y nunca se volvió a mencionar y menos a investigar el caso”.

Ese día, mientras se daban los enfrentamientos, la PGR y la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, consignaron a 93 personas por los delitos de incitación a la rebelión, asociación delictuosa, sedición, daño en propiedad ajena, ataques a las vías generales de comunicación, robo y despojo, secuestro y “los que resulten”. Entre los detenidos estaban el filósofo Eli de Gortari; el director de la revista Política, Manuel Marcué Pardiñas, y la pintora Rina Lazo.

En tanto, en San Miguel Canoa, Puebla, trascendía que campesinos azuzados por el párroco de la iglesia para que combatieran el “comunismo”, lincharon a un habitante de esa comunidad y a tres estudiantes al confundirlos con activistas que, según ellos, iban a alterar el orden y que se disponían a izar una bandera rojinegra en la plaza de a comunidad.

El campesino Lucas García, quien dio alojo a los excursionistas que pretendían ascender a la Malintzin, así como Ramón Gutiérrez y Jesús Carrillo, empleados de la Universidad Autónoma de Puebla, fueron asesinados. Lograron salvar la vida Julián González Báez, Alberto Rojano Aguirre, Pascual Romero Pérez y Miguel Flores Cruz, “este último fingiéndose muerto después de recibir un machetazo en la cabeza” (El Heraldo de México) (18/09/68). Ese hecho ilustra el clima de encono que prevalecía en el país en esos momentos.

Siguiente entrega, 30 de septiembre

 
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