Usted está aquí: domingo 28 de septiembre de 2008 Opinión A la mitad del foro

A la mitad del foro

León García Soler

■ De tiempo en tiempo

Ampliar la imagen El presidente Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala, durante el campanazo de inicio de operaciones en la Bolsa de Valores de Nueva York, el pasado miércoles El presidente Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala, durante el campanazo de inicio de operaciones en la Bolsa de Valores de Nueva York, el pasado miércoles Foto: Notimex

Dicen que el tiempo es de lo único que puede disponer gratuitamente el pobre. De tiempo en tiempo, al estallar la burbuja de la especulación, llega la hora del recuento, de ver la desnudez del emperador y la desfachatez de los manipuladores de monedas. Se desplomó Wall Street y George W. Bush, azote del Estado regulador, encabeza la intervención del gobierno: 700 mil millones de dólares piden al Capitolio los postulantes del laissez faire para el rescate de la banca, del sistema financiero.

Desde Brasil, sonríe el presidente Lula ante las vueltas del tiempo: “todos los que nos decían lo que no podíamos hacer y lo que debíamos hacer para resolver nuestros problemas económicos, están en quiebra.” La crisis económica actual, dijo Barack Obama en su primer debate con John McCain, es el veredicto final a ocho años de políticas económicas fallidas, de destrozar toda regulación, de favorecer a los de arriba bajo la falacia de que algo escurriría hacia los de abajo: “y no podemos darnos el lujo de otros cuatro años”. McCain había anunciado que no iría al debate, que suspendía su campaña. Ambos estuvieron en la Casa Blanca, donde el de Arizona apenas habló. Ambos estuvieron en la Universidad de Oxford, Mississippi. Hubo debate y las encuestas acallaron a los spinners: ganó Obama; ganó el carácter.

A los del sur pobre nos queda el regusto de ver a los del norte rico hacer lo que nos decían que jamás debíamos hacer. Y cómo olvidar a Ronald Reagan decir imperiosamente en Berlín: “¡derribe ese muro, señor Gorbachov!” Cayó el Muro de Berlín cuando ya gobernaba el padre del que se despide y en cuya guardia cayó el muro de la especulación, Wall Street. No es pulmonía, señor Carstens, pero no hay que olvidar cuántas muertes produjo la gripe española. Si los bancos centrales de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Japón y otros de los más ricos ofrecieron su apoyo al gobierno converso al intervencionismo del Estado, nuestro riesgo no se reduce a menores envíos de remesas.

Muy a destiempo incluyeron la visita del presidente Felipe Calderón a la Bolsa de Valores en Wall Street. Mal calcularon en la cancillería la fecha en que hablaría en la ONU ante un salón casi vacío. Los voceros propalaron el logro tradicional del encuentro privado con el de la Casa Blanca en el ámbito plural de Naciones Unidas. Pero George W. Bush estaba ausente, perdido en las cavilaciones sobre las vueltas del tiempo y la urgencia de que los del Capitolio, los neoconservadores de su partido, no quemaran las naves en aras del libérrimo mercado y la no intervención del Estado en el flujo financiero sin regulación alguna. Felipe Calderón no pudo gozar de la fama fugaz de encuentros en la cumbre y los discursos anuales en la ONU.

A su regreso, el tiempo le brindó el alivio del arresto y confesión de los presuntos autores materiales del atentado terrorista en Morelia. Y el reto de una averiguación a fondo para dar con los autores intelectuales, con el móvil, la intención inmediata de la barbarie criminal. Ir más allá de atribuirla a la guerra contra el crimen organizado, al combate entre bandas, al ajuste de cuentas, a la corrupción endémica, a la impunidad. Por lo pronto, un alivio, tiempo para cuidar a los cuidadores.

En Veracruz, en pleno diluvio, Fidel Herrera Beltrán encontró tiempo para invitar a escuchar la conferencia magistral de Dominique de Villepin, antiguo primer ministro de Francia: no me gusta el término “guerra contra el crimen organizado”... aconsejaría “un cierto secreto, un poco de misterio en el modo de combatirlo, porque si todo está en los periódicos, si todo está en la televisión, el miedo es el actor principal de un país y ya no se puede luchar”. Hay que usar la inteligencia para encontrar a quiénes beneficia, a quiénes llegan las enormes fortunas de la venta y tráfico de drogas. Hay que descubrir la identidad de esos “personajes invisibles”.

El Presidente no asistió a la reunión de la Conago en Álamos, Sonora. La ausencia de Felipe Calderón permitió a los gobernadores restablecer el sentido original de la Conago; invitados para concertar acuerdos. Y desde luego, una vez al año, solicitar la presencia del titular del Poder Ejecutivo de la Unión. El que envió a Juan Camilo Mouriño a pedir unidad, apoyo para destinar más dinero a la seguridad. Los gobernadores responden que ha de ser sin vulnerar el federalismo y las instituciones. José Reyes Baeza, de Chihuahua, diría que el año pasado creció 80 por ciento el presupuesto para la Secretaría de Seguridad Pública, mientras el fondo que se entrega a los estados apenas aumentó 20 por ciento.

Eduardo Bours, a cuyas oficinas de Hermosillo se metieron los ladrones, apretó el puño y aseguró que la Federación les da las atribuciones, pero no los recursos. En esos espacios de poder real hubo alguna vez lamentos porque el poder central daba dinero pero no les cedía capacidad de decisión. Para hacer política, para ser político, hay que irse a vivir a la capital, decían. Eso se acabó. Hay capacidad regional de decisión y abarca a quienes hacen política en el Congreso. Por eso hubo disgusto entre los incondicionales de Bours al darse el encuentro “casual” de Felipe Calderón y Manlio Fabio Beltrones en Hermosillo. Y la cita en Los Pinos, a la que acompañaron a Beltrones, Jesús Murillo Karam, Fernando Baeza, Pedro Joaquín Coldwell, Francisco Labastida y Fernando Castro. Se trata de ir más allá de las reformas legales y dar mucho más valor al trabajo de inteligencia.

Va a hacer falta un milagro. Francisco Ramírez Acuña dijo en 2007 que había recibido un “Cisen desmantelado”. Su director, Guillermo Valdés, llegó a San Lázaro cobijado por el secreto. El coordinador perredista, Javier González Garza, recibió y despidió al espía que los dejó en el frío. Porque el oligofrénico congreso del PRD acordó aliarse con el PRI y el PAN. ¡No pasarán!, proclama Carlos Navarrete. ¿Sería secreta la alianza del PRD con el PAN para hacer gobernador de Yucatán a Patricio Patrón Laviada, prepotente heredero de la casta divina? Seguramente por eso los cultiva Emilio Gamboa y declara que vetarán la iniciativa de reforma energética de Felipe Calderón, que el compromiso del PRI es abatir la desigualdad; que quienes los acusaban de plegarse a la voluntad panista olvidan que Vicente Fox se quejaba de que nada podía hacer porque se lo impedían los legisladores.

El PRI va solo a las elecciones de 2009 y lleva las de ganar. Enrique Peña Nieto está en todos los medios, va adelante en todas las encuestas. Propuso en Sonora que los gobernadores sean interlocutores activos, propongan y participen en la definición de la agenda nacional. El estado de México tiene el mayor número de votantes del país. Lo sigue el Distrito Federal. No tiene gobernador, pero Marcelo Ebrard participa en la Conago, aparece en todos los medios y aspira.

Elude los encuentros con Felipe Calderón, pero las vueltas del tiempo los hicieron coincidir en “la tienda de raya global” de Wal Mart, a la que elogió el de Michoacán después de que la Corte declaró inconstitucional el pago de salarios con vales para productos de la empresa. Ahora que Ebrard se ubica a la izquierda y niega a la ultraderecha, sus malquerientes hacen público que un hermano suyo es vicepresidente de Wal Mart.

El que no quiera ver fantasmas que no salga de noche. Es tiempo de recoger varas.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.