Usted está aquí: miércoles 1 de octubre de 2008 Capital Juglares urbanos sorprenden por más de media hora a usuarios del Metro

■ Música, poesía y teatro transcurrieron de estación en estación

Juglares urbanos sorprenden por más de media hora a usuarios del Metro

Rocío González Alvarado

Ampliar la imagen El colectivo Arte Bajo la Ciudad recorrió ayer la línea 3 del Metro, en el marco del Festival Musical Sobre Ruedas que organizó en busca del reconocimiento a su actividad por las autoridades del STC El colectivo Arte Bajo la Ciudad recorrió ayer la línea 3 del Metro, en el marco del Festival Musical Sobre Ruedas que organizó en busca del reconocimiento a su actividad por las autoridades del STC Foto: Roberto García Ortiz

Los acordes de un par de guitarras, las melancólicas notas del saxofón y el clarinete, así como la irónica prosa de Jaime Sabines en Me encanta Dios, sorprendieron ayer a los habituales usuarios del Sistema de Transporte Colectivo Metro, quienes en alrededor de una media hora, durante el transcurrir de una terminal a otra, pudieron presenciar el denominado Festival Musical sobre Ruedas, realizado por el colectivo Arte Bajo la Ciudad.

El primer vagón del tren que salió en punto de las 12:30 de la estación Deportivo 18 de Marzo sirvió como escenario para disfrutar de un viaje en el que hubo de todo: música, poesía y teatro, que compartieron jóvenes aprendices y artistas urbanos consolidados, que buscan hacer de este medio de transporte un espacio cultural.

El repertorio se inició con Kato, el del sax, y Benjamín, el del clarinete, que realizaron una suerte de improvisaciones de bases armónicas en jazz y blues, siguieron las interpretaciones de Miriam y María del Carmen, con música tradicional mexicana, acompañadas también por Benjamín, con la guitarra.

“...nos conoce, sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga a el hombre, y por eso invento la muerte: para que la vida –no tú, ni yo–, la vida sea para siempre”, recitó suavemente Cinthia a Jaime Sabines.

En contraste, Francisco, actor de teatro, irrumpió prácticamente en el vagón caracterizado de arlequín, al ir de un lado a otro con su voz cavernosa y sus contorsiones corporales, que atrajo todas las miradas, al interpretar un fragmento de un poema de Federico García Lorca: “Tan, tan, ¿Quién es? El otoño otra vez”.

El festival que concluyó en la estación Copilco mantuvo a los usuarios todo el tiempo a la expectativa, en cada cambio de espectáculo. Obligó a quienes iban sentados en sentido contrario a girar sus cabezas, entretuvo por igual al policía rumbo al trabajo, al estudiante hacia la Universidad, y a la vendedora de cosméticos, e inclusive frenó a los vendedores ambulantes que se abstuvieron de entrar al vagón.

 
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