Usted está aquí: sábado 4 de octubre de 2008 Mundo Unasur, testigo comprometido con Bolivia

Unasur, testigo comprometido con Bolivia

Impedir la desestabilización en Sudamérica, entre las metas del organismo: Bernardo Álvarez

Rosa Rojas (Corresponsal)

Ampliar la imagen Bernardo Álvarez, ex embajador de Venezuela en Estados Unidos, fue comisionado por el presidente Hugo Chávez en la misión de la Unión de Naciones Sudamericanas para buscar la firma de un gran acuerdo entre los bolivianos Bernardo Álvarez, ex embajador de Venezuela en Estados Unidos, fue comisionado por el presidente Hugo Chávez en la misión de la Unión de Naciones Sudamericanas para buscar la firma de un gran acuerdo entre los bolivianos Foto: Cristina Rodríguez

La Paz, 2 de octubre. La función de los observadores de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) en el diálogo que se ha venido desarrollando en Bolivia entre el gobierno del presidente Evo Morales y los prefectos opositores de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando “no es la de una mediación entre partes, es la de un testigo comprometido con el gobierno y con el pueblo de Bolivia”.

Así lo explica a La Jornada el diplomático Bernardo Alvarez Herrera, hasta el pasado 11 de septiembre embajador de Venezuela en Estados Unidos y ahora comisionado directamente por el presidente venezolano Hugo Chávez en la misión de Unasur para el diálogo político que busca la firma de un gran acuerdo nacional entre los bolivianos.

En las mesas de diálogo que se habían desarrollado desde el 18 de septiembre en la ciudad de Cochabamba para buscar la pacificación del país –hasta este miércoles, cuando los prefectos opositores lo dejaron en suspenso en protesta porque la justicia detuvo a un dirigente cívico acusado de terrorismo y sedición– los comisionados de Unasur han sido observadores; es decir, afirma el entrevistado, “no cumplimos una mediación entre partes, aquí hay un gobierno y unos prefectos que tienen sus ámbitos de acción y existen unas leyes y existe una realidad política”.

Álvarez, de 52 años, busca aclarar esa idea: “normalmente la comunidad internacional tendía a intervenir en una situación como de tratar de mediar entre partes, y a veces muchos sectores de nuestros países utilizaban a la comunidad internacional precisamente para eso, para lograr un reconocimiento de partes, y tú sabes que en el ámbito internacional eso tiene unas implicaciones muy particulares.

“Nosotros mismos en Venezuela vivimos ese proceso en donde hubo gran intervención de la comunidad internacional; no existía Unasur en ese momento, y para nosotros fue un poco desafortunado que después de meses de un diálogo la misma oposición volvió a desestabilizar al país con un paro y, más que un paro, un sabotaje petrolero que hicieron al país y que nos causó un gravísimo problema. Pero, en todo caso, hemos estado observando este diálogo en la función de un testigo comprometido.”

Esta misión se desarrolla además en el contexto de un mandato que se hace “para fortalecer, para ayudar y para apoyar al gobierno constitucional de Bolivia, además estableciendo unos principios muy claros en relación con la negativa de cualquier tipo de sedición, de golpe civil o militar, de división del país, del irrespeto a las instituciones y de devolución inmediata de todas las instalaciones confiscadas (por cívicos y autoridades prefecturales) y, por supuesto, planteando la idea del diálogo”.

Puntualiza: “algo muy importante con relación al diálogo es la interpretación que nosotros tenemos y que la hemos planteado en el contexto de Unasur, que es que el diálogo es permanente, el diálogo político precisamente, no estamos hablando de partes, se dialoga con todos”.

–Pero ahora los prefectos decretaron una suspensión.

–Claro, tendrá que ser el gobierno el que tome la decisión frente a esto, pero nuestra opinión es que el diálogo sigue; la Declaración de La Moneda (emitida en Chile el pasado 15 de septiembre después de una reunión de los jefes de Estado para analizar la crisis que vive Bolivia) es clarísima: el diálogo político es un diálogo abierto, no es un diálogo con unos determinados actores, el escenario del diálogo es Cochabamba ahora, pero puede ser otro y puede haber otros actores que participen en el diálogo, y nuestra responsabilidad, primero con el mandato de nuestro presidente y segundo con el gobierno y con la sociedad boliviana, es acompañar cualquier iniciativa de diálogo.

Enfatiza que la citada resolución de Unasur “fue histórica, porque siempre la participación internacional era como post mortem, al final de todo, y la gente en lo que estaba era contando los muertos”.

En Bolivia se interviene antes y se establecen dos comisiones además de la que acompaña el diálogo político: una para investigar la masacre de Pando (que el miércoles llegó a ese departamento para iniciar sus labores) y otra para apoyar al gobierno de acuerdo con sus requerimientos en recursos materiales, humanos, técnicos especializados…

Explica que la segunda es porque “en nuestros países se fue debilitando tanto el Estado que prácticamente todo el control de los recursos cayó en manos privadas; entonces los sectores privados que tienen control sobre determinados aspectos medulares de la vida social pueden utilizar el manejo de esos sectores para generar una situación de desestabilización política o incluso para terciar, vamos a decir así, en el debate político”.

En Venezuela, agrega, así ocurrió. Allá utilizaron tanto las empresas privadas como, básicamente, las petroleras privadas y la estatal para parar el país.

“Los gerentes de las petroleras, no por ninguna razón técnica ni patronal ni salarial, sino porque no querían que Chávez siguiera siendo presidente de la república y pedían su salida” realizaron paros.

Menciona que la creación de esta comisión fue una propuesta del presidente Chávez, “porque tenemos la experiencia de Venezuela; es un paso gigantesco porque se plantea que todos los países de Unasur tienen que ayudar al país que lo requiera con todos los recursos necesarios para evitar que las crisis políticas vayan a ser sometidas a esos chantajes o a la situación de que sectores particulares tratan de utilizar sus recursos para desestabilizar”.

Por ello es extraordinaria esta resolución de Unasur, apunta Alvarez, “y además plantea que no es solamente para el problema por el que atraviesa Bolivia, sino que crea una doctrina para el futuro del subcontinente, y esto es totalmente novedoso”.

Este apoyo, detalla, implica recursos económicos, personal especializado, lo que se requiera ante cualquier situación de contingencia producto de una decisión política de sectores que quieran utilizar su control o acceso a recursos estratégicos. “Esto no es nuevo, ya que de ahí viene toda la desestabilización que sufrió el gobierno del presidente Salvador Allende, en Chile, el control del transporte, por ejemplo”.

Añade: “en Venezuela fue lo mismo, en muchos países ha sido la misma historia, entonces yo creo que Unasur en este momento lo que está diciendo es que la competencia es democrática, y la competencia es política pero en democracia, y no puede ser que yo quiera competir contigo porque tengo el control del sector financiero o porque tengo el control del sector energético, o del sector comercial o de distribución o del transporte o cualquier otra cosa”.

Alvarez Herrera comenta que en conversaciones con algunos miembros de la oposición boliviana “yo les he dicho, con mucho respeto, que no cometan el mismo error que se cometió Venezuela, cuando los opositores abandonaron el juego institucional”.

En Venezuela, continúa, “había elecciones para el Congreso en donde la oposición hubiese tenido un porcentaje importante de votos, pero decidió no participar porque era legitimar el sistema y entonces, primero, como no querían la vía institucional se fueron a la vía golpista, pero ésta tampoco les dio resultado; entonces, yo creo que la oposición perdió mucho tiempo, y esto no es una cosa que yo la diga a nombre de mi gobierno, la digo a título personal y pongo el ejemplo de Venezuela, pero son realidades completamente distintas una a otra”.

Pero a veces “nos parece que hay un guión que, incluso, hasta comenzó con el gobierno del presidente Salvador Allende, por eso te digo que esta participación de Unasur es histórica y creo que hay una gran conciencia en todos nosotros de que tenemos que hacer un gran esfuerzo para realizar en Bolivia un gran trabajo porque éste es el nacimiento concreto de esta organización”.

Alvarez Herrera cuenta que como embajador en Washington estaba coordinando, junto con su par boliviano, Gustavo Guzmán, una actividad del presidente Evo Morales en Alaska para el 20 de septiembre, porque Venezuela tenía ya un evento planificado con miembros de las tribus indígenas beneficiarias del combustible de calefacción que distribuye su país, y debido a eso ellos invitaron al mandatario boliviano.

Sin embargo, “la historia me llevó a estar con el presidente Morales, yo que fui declarado persona non grata en Estados Unidos, porque mi mandatario, en solidaridad con su colega boliviano, expulsó al embajador estadunidense, y terminé el 20 de septiembre con Evo Morales en la ciudad de Cochabamba”.

Relata cómo salió de Estados Unidos, “una salida siempre con dramatismo porque mi gobierno decidió respaldar la posición de Bolivia, que veía la actuación del embajador estadunidense en La Paz como una situación de intervencionismo, aunque Estados Unidos siempre lo niega”.

Dice que salió el 11 de septiembre, “precisamente porque estábamos criticando toda esta situación de intervencionismo e injerencia de Estados Unidos; 35 años antes habían ocurrido los sucesos de La Moneda, el bombardeo del palacio presidencial chileno, de dónde viene la declaración de La Moneda”.

Afirma que “en aquella oportunidad (en 1973), también dijo Estados Unidos que nada tenía que ver con el golpe de Estado, pero la historia y probó, hasta la saciedad, que funcionarios estadunidenses estuvieron metidos en la planificación, diseño y ejecución de ese proyecto golpista. Afortunadamente en el mundo de hoy no hace falta esperar tantos años para conocer todo ese injerencismo”, concluye el diplomático venezolano.

 
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