Usted está aquí: sábado 4 de octubre de 2008 Opinión Metas efímeras de producción petrolera

Adrián Lajous

Metas efímeras de producción petrolera

Ampliar la imagen Instalaciones de Pemex en el estado de Hidalgo Instalaciones de Pemex en el estado de Hidalgo Foto: Notimex

La explotación petrolera enfrenta incertidumbres y riesgos muy diferentes a los que se presentan en otras actividades industriales, por lo que la intervención en estructuras geológicas complejas plantea difíciles retos a los responsables de la extracción de hidrocarburos. Es comprensible que en estas condiciones fallas en la previsión del comportamiento de la producción de petróleo y de gas natural resultan más inquietantes que la declinación de la misma.

Las cifras de producción de los primeros ocho meses de 2008 y el programa operativo de 2009 son preocupantes por muchas razones: revelan problemas de planeación operativa, confirman una jerarquía de prioridades que ha sido trastocada y dejan en claro el vacío informativo que prevalece sobre el origen de las incertidumbres que enfrenta la producción petrolera, particularmente la que proviene del complejo Cantarell.

A mediados de abril, un par de semanas después de la presentación del diagnóstico gubernamental sobre la situación de Pemex, la empresa confirmó su meta estratégica de producción de mediano plazo: mantener hasta 2012 la producción de petróleo crudo por arriba de 3.1 millones de barriles diarios (mmbd) y la de gas natural en más de 6 mil millones de pies cúbicos diarios (mmmpcd). En las siguientes tres semanas se hicieron algunos ajustes menores a estas metas. En relación con la de gas se estableció que la producción aumentaría para hacer frente al crecimiento de la demanda interna y en cuanto a la de petróleo crudo se postuló que la producción se mantendría en niveles del orden de 3.0 a 3.1 mmbd. Visto de forma retrospectiva, sorprende que mientras se proponían estas metas, la producción de crudo se ubicaba en magnitudes significativamente más bajas y la de gas muy por arriba del piso fijado. En abril de 2008 se produjeron 2.8 mmbd y 6.7 mmmpcd.

En lo que va del año la producción de crudo ha tendido a mantenerse muy por abajo de dichas metas. El volumen acumulado de la producción al mes de agosto fue de sólo 2.8 mmbd, cifra 9.2 por ciento inferior a la del mismo periodo del año anterior y 10 por ciento inferior a los 3.1 mmbd consignados en el programa operativo anual de Pemex para el mismo periodo. La explicación principal de este resultado se encuentra en la aceleración imprevista del ritmo al que disminuye la extracción en Cantarell. En los primeros ocho meses del año, la producción de este campo supergigante declinó 29 por ciento, frente a una tasa anticipada en el programa operativo anual de 13 por ciento. La tasa de declinación correspondiente al segundo trimestre de 2008 fue de 33 por ciento.

Pemex tiene una triple obligación con la opinión pública: necesita explicar con todo detalle los factores determinantes de la trayectoria de la producción, así como las razones que la han hecho impredecible, y ofrecer un programa integral de intervención en sus yacimientos que permita moderar el ritmo de la declinación de este campo maduro y optimizar la recuperación de sus cuantiosas reservas remanentes. Pemex se comprometió a hacerlo en el transcurso de este año. Mientras tanto, la producción cayó por debajo del umbral de un millón de barriles, al registrarse en agosto una producción en este campo de 988 mil barriles diarios (mbd). En estas circunstancias la empresa necesita imprimir un mayor sentido de urgencia a estas tareas.

En términos de sus reservas probadas, Cantarell sigue siendo el activo de mayor valor de Pemex, por lo que la administración de sus yacimientos es un asunto que merece la más alta atención. La trayectoria de su producción y la aceleración del ritmo al que esta declina reflejan agudos problemas. Un indicador clave es el aumento extraordinario en la relación entre el volumen de aceite y de gas producidos. Este campo petrolero es conocido no sólo por su tamaño, sino también por contar con yacimientos particularmente bien comportados. A lo largo de su historia la relación gas/aceite registrada fue estable y relativamente baja. Desde que se inició el Proyecto Cantarell en 1997 y hasta 2006 la relación se mantuvo en menos de 400 pies cúbicos por barril, con muy pequeñas variaciones. Sin embargo, en agosto de 2006 este nivel fue superado y empezó a aumentar a un ritmo cada vez mayor, alcanzando en agosto de 2008 más de mil 650 pies cúbicos por barril.

Es difícil identificar discontinuidades y proponer soluciones en tiempo real. Sin embargo, las anomalías en el comportamiento de Cantarell se hicieron patentes desde agosto de 2007. Para entonces se manifestaban múltiples síntomas que no recogió el programa operativo anual de 2008 ni la formulación de las metas estratégicas de producción al término del primer trimestre del presente año. Sería interesante conocer las mediciones y los resultados de las pruebas practicadas en los pozos productores de este campo, así como la interpretación que se hizo de la información adquirida. Convendría también conocer los principales resultados de las simulaciones realizadas con los modelos de comportamiento de yacimientos de Cantarell. No obstante, lo más importante ahora es contar con un programa de desarrollo para esta fase de su declinación.

El programa operativo anual de 2009, recientemente enviado al Congreso, plantea una reducción en el ritmo de contracción de Cantarell –que tiende a converger a 20 por ciento– y supone una disminución gradual de la relación gas/aceite. Otra premisa central es la expansión del volumen producido en Ku-Maloob-Zaap (KMZ), que alcanza una producción máxima de 825 mbd en el último trimestre del año. Esto significa que en 2010 no aportará volúmenes adicionales de crudo, por lo que ya no contribuirá a compensar la reducción correspondiente de Cantarell. Es de esperarse que los administradores y los técnicos de Pemex apliquen las lecciones pertinentes del comportamiento de este campo al de KMZ. Otros supuestos en los que descansa el programa operativo de 2009 son la creciente aportación de Chicontepec –a partir de una base de 31 mbd alcanzada en agosto pasado– y la estabilización de la producción en el resto del sistema. Dicho programa operativo arroja una producción total de 2.750 mmbd y los riesgos de su cumplimiento están claramente cargados a la baja. Con esta cifra se abandona formalmente la meta estratégica de producción a 2012.

En el último año la producción de gas natural de Cantarell se duplicó, superando en agosto pasado 1.6 mmmpcd. El volumen extraído de gas aumentó rápidamente mientras que la producción de crudo descendía de manera acelerada. En tan sólo dos años la relación gas/aceite se cuadruplicó y, conforme aumentó la extracción de gas natural, se incrementó el contenido de nitrógeno en el mismo. Este gas había sido inyectado en el yacimiento para mantener su presión. La contaminación del gas natural llegó a niveles que impidieron su aprovechamiento. Esto obligó a Pemex a enviar al quemador y liberar a la atmosfera volúmenes crecientes de gas. Las cifras alcanzadas no tienen precedente. En junio de 2008 se quemaron mil 108 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd), cifra equivalente a dos terceras partes de la producción de Cantarell. En 2005 esta misma proporción fue de 7 por ciento.

El aumento extraordinario de la producción se topó con los límites de la capacidad para manejar los volúmenes extraídos y a retrasos inaceptables en la construcción y la puesta en marcha de la planta eliminadora de nitrógeno de Ciudad Pemex, con capacidad para procesar 630 mmpcd. Ésta fue inaugurada el 18 de marzo pasado y en julio se informó que operaría a plena capacidad en el transcurso del segundo semestre del año. La necesidad de contar eventualmente con esta planta se previó en 1997. En marzo de 2007 Pemex anunció que la planta sería habilitada en ese mismo año. Sin embargo, la información disponible a principios de septiembre de 2008 no indicaba que dicha instalación haya efectivamente iniciado operaciones.

La explicación que Pemex ha dado respecto al comportamiento de la producción de gas en Cantarell es insuficiente. Ésta se centra en la dinámica de la zona de transición en torno al contacto gas/aceite de su casquete de gas. En esta zona del yacimiento la relación gas/aceite ha tendido a aumentar, así como el contenido de nitrógeno del gas natural. Éste ha migrado de otras áreas, concentrándose precisamente en la zona de transición. Los pozos productores que hoy terminan en ella producen grandes volúmenes de gas contaminado en asociación al crudo. Para remediar esta situación es necesario perforar nuevos pozos y reperforar algunos de los existentes, entre otras acciones. Mientras tanto no se han cerrado pozos dado que la producción de crudo se reduciría aún más. En estas condiciones urge tener un diagnóstico confiable sobre el comportamiento de estos yacimientos.

Si bien Pemex ha anunciado recurrentemente el logro de récords históricos de producción de gas natural, la realidad dista mucho de ser satisfactoria. En el periodo enero-agosto de 2008, 81 por ciento del incremento de la producción total provino de Cantarell, donde sólo una fracción pudo aprovecharse; 18 por ciento es atribuible a otros campos de gas asociado, y uno por ciento es atribuible a campos de gas no asociado. Así puede verse que el dinamismo de estos últimos ha tendido a agotarse. En agosto de 2007 se alcanzó un máximo nivel de producción en la cuenca de Veracruz y el mes siguiente en la de Burgos. Ambas regiones necesitan revigorizar sus programas de exploración para poder elevar la producción. Respecto al programa operativo de 2008, si se excluye Cantarell, la producción alcanzó un cumplimiento de 98 por ciento. En cambio, la producción de Cantarell fue del doble de la programada.

Pemex y la Secretaría de Energía tendrán que proponer nuevas metas de producción de mediano plazo que tomen en cuenta lo ocurrido en 2008, los volúmenes programados para 2009 y los resultados del proceso legislativo en torno a la reforma petrolera. Previamente, deberán hacer un análisis crítico del error de planeación en el que incurrieron y querrán revisar sus expectativas sobre la trayectoria de la producción de Chicontepec, y de otras regiones, a la luz de su desarrollo reciente. Más importante aún, tendrán que reconocer la naturaleza de las restricciones que efectivamente enfrentan.

 
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