Usted está aquí: jueves 16 de octubre de 2008 Cultura “Las letras de América se inician y perpetúan en los pueblos originarios”

■ El escritor Carlos Fuentes ofreció una conferencia magistral en Madrid

“Las letras de América se inician y perpetúan en los pueblos originarios”

■ Latinoamérica es el escenario virtual o patente de la novela actual, afirmó el autor de Aura

Armando G. Tejeda (Corresponsal)

Madrid, 15 de octubre. El novelista mexicano Carlos Fuentes vive días de actividad frenética en la capital española: luego de recibir el premio Don Quijote de la Mancha se ha dedicado a promocionar en medios de comunicación su nueva novela, La voluntad y la fortuna, pero también ha ofrecido una conferencia magistral.

En la Casa de América, en un foro repleto de lectores y autoridades mexicanas y españolas, Fuentes habló de los orígenes de la nueva narrativa latinoamericana, que a su juicio es el “escenario virtual o patente de la novela actual”.

Antes de viajar a México para recibir un gran homenaje por sus 80 años de vida y 50 de su obra La región más transparente, Fuentes ha recibido en España el cariño y la admiración tanto de las autoridades públicas –fue recibido y elogiado por el rey Juan Carlos y por el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero– como de los máximos representantes de las letras españolas, encabezados por el director de la Real Academia de la Lengua, Víctor García de la Concha.

Memoria e imaginación

Tras una agenda de intensa actividad oficial y mediática, Carlos Fuentes se encontró finalmente con sus lectores en un foro abierto que concentró a centenares de personas ávidas de escuchar a uno de los autores mexicanos más populares en España.

El autor de Aura comenzó su discurso citando a Cantinflas, en concreto aquella mítica frase “qué falta de ignorancia”, para hablar de la literatura y sus orígenes en Hispanoamérica.

“José Ortega y Gasset, al principio del siglo XX, llevó a cabo una encuesta entre campesinos andaluces que no sabían leer ni escribir, llegando a una conclusión: qué cultos son estos analfabetos. Lo mismo podríamos decir de los grupos indígenas y campesinos de Hispanoamérica: qué cultos son estos analfabetos.

“La ignorancia, alabada por Cantinflas, acaso sea sinónimo de sabiduría no escrita, ancestral, tradicional. Ignorante para nosotros, pero que es sabia en tanto que es de altura y memoriosa. Y somos nosotros quienes la ignoramos”, señaló.

Posteriormente, Fuentes se refirió a nuestro idioma: “La lengua es como un río; caudaloso a veces, apenas un arroyo otras, pero siempre dueño de un cauce: la oralidad.

“Esa corriente de la oralidad corre entre dos piedras: una es la memoria y la otra es la imaginación. El que recuerda imagina. El que imagina recuerda. El puente entre las dos orillas se llama lengua oral o escrita.”

Fuentes reconoció en los pueblos originarios, en las comunidades indígenas, la génesis del patrimonio literario de nuestra región: “Las literaturas del continente americano se inician y se perpetúan en la memoria ancestral y mítica de los pueblos del origen. América, desde el hemisferio occidental, fue una vez un continente deshabitado, de origen asiático o polinesio, y la población indígena del hemisferio dijo nuestra primera palabra”.

Luego rememoró la creación del mundo en el Popol Vuh y la destrucción del mundo en el Chilam Balam. En medio se escuchaban cantos de amor y de enseñanza, de acentos bélicos, de combate y sangre.

“Esas palabras y parábolas se han prolongado en la literatura oral; desde los pueblos indios del norte hasta los mapuches del sur. Su ritmo, su recuerdo, su melancolía subyacen en la literatura en castellano iniciada con las letras de fuego de la Conquista”, dijo.

Radiografía de las letras de AL

Después de hacer un repaso por la literatura hispanoamericana del siglo XIX, destacando al autor brasileño Machado de Assis, Fuentes dio su particular radiografía de las letras latinoamericanas en la actualidad: desde Argentina, Chile, Perú, Colombia, México y Estados Unidos.

Citó a numerosos autores para confirmar una teoría: “Hay dos cosas que definen en verdad a la literatura: la imaginación y el lenguaje. El signo de la novela hispanoamericana es la variedad. Una variedad tan numerosa como el tamaño de nuestras ciudades. Mi ciudad, México, pasó en mi propia vida de uno a 20 millones de habitantes. Y Santiago de Chile, Caracas, Lima, Sao Paulo; trepando por los cerros, invadiendo los llanos, escondiéndose en las azoteas. La humanidad latinoamericana es el escenario virtual o patente de la novela actual: abundante, variada e inclasificable”.

 
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