Usted está aquí: jueves 16 de octubre de 2008 Mundo McCain pierde la oportunidad de revertir las tendencias: analistas

■ Más de 50% considera a Obama el ganador del tercer y último debate, según sondeos

McCain pierde la oportunidad de revertir las tendencias: analistas

■ Abordan el tema de América Latina en el contexto de política energética y libre comercio

David Brooks (Corresponsal)

Ampliar la imagen Los candidatos Barack Obama y John McCain, demócrata y republicano, respectivamente, ayer en el debate transmitido desde la Universidad Hofstra, en Hempstead, estado de Nueva York. A la izquierda, el moderador Bob Schieffer Los candidatos Barack Obama y John McCain, demócrata y republicano, respectivamente, ayer en el debate transmitido desde la Universidad Hofstra, en Hempstead, estado de Nueva York. A la izquierda, el moderador Bob Schieffer Foto: Ap

Nueva York, 15 de octubre. El tercer y último debate entre los principales candidatos presidenciales representaba, según analistas de ambos lados, tal vez la mejor y la última oportunidad para que el republicano John McCain revirtiera las tendencias que indican que su contrincante Barack Obama está por ganar esta elección.

Fracasó, aunque fue su mejor actuación en los tres debates, y tal vez sólo porque es demasiado tarde. El consenso instantáneo entre analistas es que McCain no logró cambiar la dinámica de esta competencia.

Un 58 por ciento contra 31 por ciento opinó que Obama ganó el debate según la encuesta instantánea entre votantes de CNN, mientras una encuesta preliminar de CBS News entre votantes indecisos registró que 53 por ciento dijo que Obama ganó, 22 por ciento opinó que McCain, y 24 por ciento declaró un empate.

“McCain necesitaba ganar, pero esta noche ni siquiera logró empatar”, dijo un veterano observador de las contiendas electorales a La Jornada. El comentarista político conservador George Will señaló en ABC News que McCain tenía “una ventana de 90 minutos” esta noche para cambiar las tendencias “y esta noche no logró cambiar la corriente”.

Con las encuestas más recientes registrando una ventaja de entre nueve y 14 puntos para Obama a 20 días de la elección general, el gran drama esta noche fue sobre qué táctica usaría McCain: si continuar con el ataque personal contra el demócrata para provocar dudas sobre su credibilidad, o si buscaría proyectarse más bien como un líder con mano firme, experiencia y propuestas claras para encabezar este país en tiempos peligrosos.

Por su parte, Obama, gozando de márgenes cada vez más amplios de ventaja sobre McCain, no tenía que hacer más que evitar cometer algún error o caer en un trampa y permanecer en su propio carril que lo está encaminando hacia la Casa Blanca, y vincular una vez más al republicano con el actual ocupante de la Casa Blanca.

Los agentes del cambio

Iniciaron y concluyeron el debate presentándose como los agentes del cambio en el país. “Estados Unidos necesita una nueva dirección de la que ha llevado en los últimos ocho años”, afirmó McCain, al identificarse como un reformista independiente. Obama afirmó que “el riesgo más grande para el país es adoptar las mismas políticas fracasadas y la misma manera de hacer política y esperar un resultado diferente; necesitamos un cambio fundamental”.

Quizá la mejor frase de la noche fue de McCain, al responder a Obama quien dijo que representaba más de lo mismo de los últimos ocho años: “Yo no soy George Bush. Si tú quieres competir contra Bush, hubieras contendido en las elecciones hace 4 años”.

Pero la noche que empezó como un debate contrastando las posiciones y propuestas políticas sobre estos temas, se deterioró en una serie de acusaciones personales de McCain contra Obama.

McCain enfrentó a Obama con las acusaciones de su relación con Bill Ayers, un fundador del Weather Underground, un grupo radical antiguerra en los 60 que perpetró algunos bombazos. “No me importa mucho lo de un fracasado terrorista, pero sí necesitamos saber el alcance de esa relación”, dijo, y en otro momento repitiendo que la campaña de Obama se lanzó desde “la sala de Bill Ayers”, y que “todos los detalles se tienen que saber para que los estadunidenses hagan su propio juicio”.

Obama respondió que tenía ocho años de edad cuando Ayers cometió actos “deplorables” en los 60, y que aunque lo conoce y participó con él en una fundación, “Ayers no es parte de mi campaña y no será parte de mi Casa Blanca”. Agregó que al pueblo estadunidense le interesa más saber cómo se abordarán dos guerras y la peor crisis económica desde la Gran Depresión que sobre estas distracciones.

Fue una apuesta que tal vez pague mal, como indican las últimas encuestas, pero que los estrategas de McCain aparentemente decidieron jugar una vez más. Los ataques continuaron toda la noche.

Tratando de mantener la ofensiva, McCain presentó a Obama como un demócrata clásico que sólo propone elevar el gasto federal y los impuestos, lo calificó de “ambientalista extremista” y lo acusó de promover “la lucha de clases” con sus propuestas económicas, citando una frase en la cual Obama había comentado en un mitin que era momento de “distribuir la riqueza”.

Ambos, una vez más, se presentaron como campeones de la clase media, aunque McCain dijo que la prioridad en su propuesta económica ante la crisis es recuperar el valor de la vivienda, mientras que Obama dijo que la prioridad es generar empleo. Combatieron sobre quién tenía la mejor propuesta fiscal, de la “avaricia y corrupción en Wall Street y Washington” (McCain) y de los resultados desastrosos de “ocho años de políticas fracasadas” que han resultado en duplicar la deuda nacional, inflar el déficit presupuestal y en una crisis financiera (Obama).

América Latina se abordó en el contexto de la política energética y del libre comercio. Ambos identificaron como prioridad reducir la dependencia sobre “el petróleo de Medio Oriente y el venezolano”. McCain acusó que Obama se opone a un tratado de libre comercio con Colombia, el principal aliado de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico. Dijo que mientras Obama “se opone al libre comercio (con Colombia), sí ha dicho que está dispuesto a sentarse sin precondiciones con Hugo Chávez, quien ha estado asistiendo a las FARC”.

Obama respondió que se opone a ese acuerdo porque “líderes sindicales han sido objeto de asesinatos… tenemos que defender los derechos humanos, en particular contra trabajadores que sólo desean defender sus derechos”, y recordó que apoyó el tratado comercial con Perú. McCain dijo que tal vez Obama debería de viajar a América Latina, ya que “nunca ha viajado al sur de la frontera”.

Esta noche, con un formato en el cual ambos candidatos estaban sentados ante una mesa con el moderador (en esta ocasión Bob Schieffer de CBS News) en la Universidad Hofstra en Long Island, estado de Nueva York, los contendientes debatieron frente a una audiencia pronosticada entre 50 y 80 millones, la más grande de la que gozarán antes de la elección. Al final, McCain no logró provocar que Obama cometiera un error grave, ni desquiciarlo. De hecho, Obama mantuvo su calma y con ello anuló efectivamente las maniobras ofensivas del “viejo soldado”.

Sin embargo, no todo está perdido. Por un lado, nadie puede pronosticar qué tanto impacto real tendrá el factor de la raza en esta elección hasta el mismo día de los comicios, cuando se expresará en privado en cada casilla. Por otro lado, la historia electoral reciente indica que las encuestas en esta recta final no suelen pronosticar los resultados finales, indica el Washington Post.

En 1992, Bill Clinton tenía una ventaja de 14 y hasta 19 puntos en la encuesta de ABC News/Washington Post antes de la elección sobre el entonces presidente George H.W. Bush y ganó por 6 puntos. En 1976, Jimmy Carter gozaba de un margen de hasta 13 puntos en la encuesta de Gallup, pero triunfó sobre Gerald Ford por 2 puntos. A la vez, el Post señaló que superar un déficit de más de 10 puntos para ganar sería algo sin precedente en tiempos modernos.

En 20 días más, las encuestas cederán ante los resultados reales, bueno, tan reales como es posible si es que no hay fraude y que se logre contar bien los votos.

 
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