Usted está aquí: viernes 17 de octubre de 2008 Cultura The Jensen Five mostró en Cuévano el poder de los caminos improvisatorios del jazz

Cultura y arte a raudales

■ El quinteto canadiense se presenta este viernes y mañana en el Distrito Federal

The Jensen Five mostró en Cuévano el poder de los caminos improvisatorios del jazz

Pablo Espinosa (Enviado)

Ampliar la imagen La trompetista Ingrid Jensen La trompetista Ingrid Jensen Foto: Pablo Espinosa

Ampliar la imagen Aquí aparece con su hermana Christine, con sax alto y soprano Aquí aparece con su hermana Christine, con sax alto y soprano Foto: Pablo Espinosa

Guanajuato, Gto., 16 de octubre. Un mediodía de sol en la ex Hacienda San Gabriel de Barrera en Cuévano es así, sin más, un acontecimiento. Si al aire azul celeste, el sol brillante, los vaivenes verdifrondosos de las ramas de los árboles y el canto colorido de las aves se añade el arte supremo de la música, eso ya es el paraíso.

Y eso sucedió uno de estos mediodías en ese sitio privilegiado durante la presentación del agrupamiento canadiense de jazz The Jensen Five.

Una serie de virtudes multiplica a este conjunto: la solista es una nueva luminaria del firmamento jazz: la trompetista Ingrid Jensen. A su lado, bajo el cielo azulado, está su hermana Christine en sax alto y soprano y al lado de ellas, acidulado, otro miembro de la familia, el sax tenor Joel Miller, cuñado de Ingrid. Atrás de ellos y desde Alaska el joven Jon Wikan convierte iglús y témpanos de hielo en tambores, caja peruana, artefactos percusivos jacarandosos. El cuadro lo completa otro chavo lleno de talento, el contrabajista acústico Zack Lober.

Todo el programa consistió en composiciones de Ingrid, Christine, Joel y Jon. Lo más destacado: los solos de Ingrid y sus dúos con su hermana: capacidad inusitada de diálogo interior (más allá de Joyce), registros sonoros de intimidad próxima a lo sublime, edificación de atmósferas preñadas de originalidad, tersura, inspiración acompasada en enternecible diapasón.

En esplendor, la magia del tocar juntos, el milagro de una música que nadie imaginaba hasta que produjo un inconfundible aumento de luz al mediodía: el poder de los caminos improvisatorios.

Una música de pronta intensidad. Apenas se escuchan cinco compases y ya la pavesa se convirtió en hoguera.

La fama de Ingrid Jensen crecerá muy pronto. Del jazz canadiense el mundo tiene referentes varios y de entre ellos el más notable, el insuperable, es el ejemplo de Oscar Peterson; el otro parámetro posible encarna en la pianista y también compositora Diana Krall.

El arte de Ingrid Jensen, con su hermana Christine, su cuñado Joel y los dos jóvenes que completan su quinteto mostrarán su trabajo también en la ciudad de México, como parte de una larga gira mexicana y después de su éxito rotundo en San Gabriel, que es uno de los foros mejores del Festival Internacional Cervantino.

Las presentaciones en la capital mexicana del grupo The Jensen Five ocurrirán las noches de este viernes y sábado en Zinco Jazz Club (www.zincojazz.com) en el meritito Centro Histórico, para mayor precisión: en un sótano de Motolinía 20, esquina Cinco de Mayo. Algo así como el Hades del jazz.

 
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