Usted está aquí: jueves 23 de octubre de 2008 Capital Largo peregrinaje de una anciana para denunciar operación ilegal de imprenta

■ He ido desde la CDHDF hasta la oficina de Ebrard y no me hacen caso, lamenta

Largo peregrinaje de una anciana para denunciar operación ilegal de imprenta

■ El negocio se encuentra en zona de uso de suelo habitacional y trabaja pese a estar clausurado

■ El ruido de la maquinaria no me deja dormir y la vibración ha afectado mi casa, acusa

Alejandro Cruz Flores

A sus 76 años y a pesar de sufrir un padecimiento que apenas le permite caminar, Rosa Valencia ha realizado un largo peregrinaje por diversas dependencias que van desde la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) hasta la oficina del jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubon, para denunciar las irregularidades con que opera una imprenta ubicada a un costado de su casa, en la calle Golfo de Guayaquil, en la colonia Tacuba.

Dicho establecimiento no sólo viola la ley, al estar instalado en una zona con uso de suelo habitacional y operar a pesar de estar clausurada desde hace más de un mes, sino que además, por el uso de maquinaria de alto impacto, ha causado afectaciones a su vivienda y deteriorado aún más su salud.

Una de las dependencias a las que ha acudido –luego de que la delegación Miguel Hidalgo ignoró sus demandas– fue la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT), la cual inició una investigación, cuyo resultado arrojó que el establecimiento denominado Sistemas Gráficos no cuenta con el certificado de zonificación de uso de suelo, además de que se ubica en un área donde está prohibida la instalación de microindustria, industria doméstica y de alta tecnología, según consta en el oficio DRPP/2.0.0/497/2008 expedido por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) en marzo pasado.

Aunado a esto, las mismas autoridades delegacionales reconocieron ante la PAOT que desde el pasado 4 de septiembre se ordenó la “clausura total” de dicho establecimiento, según consta en un documento firmado por Esther Martínez Castañeda, jefa de la Unidad Departamental de Calificación e Infracciones de Miguel Hidalgo, fechado el 18 de septiembre pasado; sin embargo, el propietario, José Alfredo Arteaga Martínez, arrancó uno de los sellos y cubrió el otro con una cartulina blanca, explicó Valencia.

Rosa sufre de artritis reumatoide, que limita su capacidad de movimiento, además de que tiene que utilizar una prótesis en la rodilla derecha que, aunado a su edad, la hace depender de la ayuda de su hermana, también de la tercera edad, para poder desplazarse incluso en el interior de su vivienda.

Sometida a tratamiento permanente, por prescripción médica, debe procurar mantenerse tranquila, sin alteraciones y dormir de ocho a 10 horas diarias, lo cual no puede hacer debido a que la imprenta trabaja incluso en la madrugada utilizando guillotinas, dobladoras y cizallas instaladas en un espacio de 80 metros cuadrados, pues cuando el dueño adquirió el inmueble éste era una casa habitación, relató.

Desde hace un año, la señora Valencia inició su peregrinar por diversas instancias gubernamentales del DF, como la Procuraduría Social, donde le respondieron que sólo “atendían casos de condominios”; la CDHDF, ante la cual presentó una queja de la que aún no ha recibido respuesta, y la delegación Miguel Hidalgo, que ha hecho caso omiso de sus quejas, entre otras dependencias.

A partir del expediente PAOT-2007-1005-SOT-477, la Seduvi y la delegación Miguel Hidalgo han enviado diversos oficios a la procuraduría en los que consta que la imprenta no cuenta con el certificado de uso de suelo y que oficialmente está clausurada de manera total, desde hace más de un mes.

A pesar de todas estas irregularidades, la imprenta continúa funcionando, bajo el amparo de una cédula de micro y pequeña empresa con folio CMP/Sedeco/4429/07, expedida por la Secretaría de Desarrollo Económico del DF, la cual especifica: “se acredita al establecimiento mercantil o industrial como microempresa, y no implica autorización alguna para su operación”.

“El ruido de la maquinaria no me deja dormir, si duermo tres horas es mucho y, por si fuera poco, la vibración de las máquinas ha afectado mi casa, provocando cuarteaduras en pisos y paredes”, explicó Valencia.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.