Usted está aquí: domingo 26 de octubre de 2008 Opinión ¿La Fiesta en Paz?

¿La Fiesta en Paz?

Leonardo Páez

El Payo, nuevo y brillante matador

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Ampliar la imagen En Octavio García El Payo, México estrena una carta fuerte en materia de tauromaquia y de personalidad delante de los toros En Octavio García El Payo, México estrena una carta fuerte en materia de tauromaquia y de personalidad delante de los toros Foto: Mundotoro México

Hoy, en la plaza Vicente Segura, de Pachuca, recibe la borla de matador de toros el joven queretano Octavio García El Payo, de manos de José Antonio Morante de la Puebla y como testigos Sebastián Castella e Ignacio Garibay, para estoquear un encierro de Fernando de la Mora, en un cartel de lujo para un novillero auténticamente de lujo.

Poco o nada se puede agregar a la brillantísima trayectoria novilleril de Octavio este año en ruedos españoles, salvo subrayar el rasgo fundamental que han caracterizado y posibilitado esos triunfos: una entrega sin adjetivos, como no sea la temeridad y la ausencia total de sentido práctico y de faenitas adecuadas. Fue un encastado guerrero entre el fuego cruzado que es el medio taurino español.

A esa serena y escalofriante disposición al sacrificio, El Payo añade un clasicismo y una naturalidad extraordinarias al realizar las suertes, así como un sentido mexicano del temple, de otro tiempo y otra cadencia para modificar las embestidas. Por ello asombró a los públicos de Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Pamplona y otras ciudades.

Quietud, verticalidad, elegancia natural y una prolongada dimensión en el trazo de los muletazos hacen de El Payo un torero de cualidades excepcionales, amén del valor espartano que se carga, como si careciera de sus otras notables condiciones. Ojalá el año entrante el hombre regrese a España y consolide como matador su brillante campaña de novillero. Acá no pasaría de cabeza de ratón.

En épocas menos enrarecidas, que un juez perdonara la vida de un toro por su bravura, fuerza y buen estilo era una decisión más bien ocasional, como suelen ser los astados de esas características. Si bien Guillo, el toro de Santa María de Xalpa indultado el domingo pasado en la Plaza México, tuvo un magnífico lado derecho, otros factores hicieron por lo menos dudosa la decisión de la autoridad.

No peleó resueltamente en varas porque sólo resistió el castigo, que es distinto a acudir de largo al caballo y recargar en el peto. En su descargo, toda la tarde los picadores bombearon y taparon la salida de los xalpeños. La embestida de Guillo por el lado izquierdo no fue de la misma calidad que por el derecho y por último, más no al último, resultó poco elegante la insistencia del presunto matador al juez de plaza para que otorgara el perdón, luego de que éste le había ordenado que entrara a matar. Por eso se justificó la división de opiniones.

Hoy en la Plaza México, en la cuarta corrida de la temporada mexiquera harán el paseíllo Juan Antonio Adame, Víctor Mora y Fermín Rivera, magnífico prospecto, nieto del maestro potosino y sobrino de Curro, que en el año ha toreado ¡una corrida!, para lidiar un encierro zacatecano de Malpaso, que sustituye al originalmente anunciado de Ayala de Sergio Valdés, cambio del que, por cierto, ni empresa ni ganadero dieron explicación alguna. Traigan una o veinte corridas toreadas, los muchachos deberán olvidarse de las faenas aseadas y las actuaciones decorosas y emocionar al público con una actitud de entrega y de pundonor… como la de El Payo, precisamente.

 
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