Usted está aquí: lunes 27 de octubre de 2008 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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Albazo sabatino de diputados que frustraron la esperanza

Ampliar la imagen Los diputados Luis Maldonado, Alonso M. Lizaola, Ramón Pacheco, Cuauhtémoc Velasco, José Ascención Orihuela, Marco Antonio Bernal y Mariano González Zarur, en votaciones divididas, durante la sesión de la Comisión de Energía, el pasado sábado Los diputados Luis Maldonado, Alonso M. Lizaola, Ramón Pacheco, Cuauhtémoc Velasco, José Ascención Orihuela, Marco Antonio Bernal y Mariano González Zarur, en votaciones divididas, durante la sesión de la Comisión de Energía, el pasado sábado Foto: Carlos Cisneros

Nadie esperaba mayor cosa de ellos, pero por si las dudas los inquilinos de San Lázaro dieron albazo sabatino y de corrido aprobaron los siete dictámenes de la “reforma” petrolera enviados por sus colegas de Xicoténcatl, a pesar que el acuerdo parlamentario fue que hoy lunes se analizaran y votaran los temas más espinosos contenidos en dos de esos dictámenes, como el del reparto de bloques (léase rendijas para el capital privado para que entre por la puerta de atrás). Sólo les resta sacar el pastel del horno y brindar por su “éxito”.

Pero en su prisa “olvidaron” una serie de elementos que tarde que temprano atascarán la flamante “reforma”, y de ellos da cuenta el experto en el tema José Luis Apodaca Villarreal, en una reflexión que sobre el particular hizo llegar a México SA, la cual refiere que la mayoría en el Senado “no hizo su tarea de analizar los temas en el foro de debate sobre la reforma de Pemex. Ciertamente evitaron una gran embestida privatizadora, pero votaron varios cambios en leyes secundarias y acordaron entre partidos formas de participación privada, que contravienen la Constitución”.

Otorgarán contratos que comprenden áreas muy grandes dedicadas a la exploración y extracción de hidrocarburos: equivale a rentarle la casa a alguien que pretende apropiarse de ella; además, expedirán bonos de propiedad de esa “casa”, arriesgando a que en poco tiempo sean acaparados por ellos mismos. Los mexicanos tenemos esperanza que los diputados sean conscientes de las siguientes realidades:

Petróleos Mexicanos es muy rentable y tiene muchas áreas de oportunidad: en 2007 los ingresos sumaron 100 mil millones de dólares. Sus gastos de 40 mil y transfirió 60 mil al gobierno federal (el cual soporta muy alta evasión del impuesto sobre la renta). Podrían bajar los 40 mil millones que gastó Pemex, si se administra con más honestidad y profesionalismo: 11 mil fueron para operación y mantenimiento, mano de obra incluida (urge eliminar el paternalismo y la corrupción sindical, tolerados por el gobierno). Otros 11 mil fueron para cubrir costos de inversión, principalmente Pidiregas, opción muy cara y de escasa transparencia. En los últimos 10 años se contrataron créditos por 80 mil millones de dólares, para pagar más del doble en 20 años (180 mil millones). Urge financiar las inversiones de la paraestatal con fondos de los ahorradores mexicanos, a tasas atractivas para ambos. Adicionalmente, 18 mil millones fueron para importar petrolíferos, por falta de capacidad de refinación (el huracán Ike afectó las refinerías estadunidenses y a punto estuvo de racionarse la gasolina en México). Con las ganancias obtenidas por Estados Unidos en cuatro años (8 mil millones de dólares), se pagaría la inversión de una refinería.

Las reservas de hidrocarburos son un activo que pertenece a todos los mexicanos. Según Pemex ascienden a 45 mil millones de barriles de crudo equivalente (valen dos veces el PIB). Convertir reservas probables en probadas, y posibles en probables, requiere mayores recursos para explorar. Es importante saber con precisión el monto de las reservas de hidrocarburos para planear adecuadamente el suministro energético y la petroquímica del país. “Las certificadoras DeGoyler and MacNaughton, Netherland Sewell International y Ryder Scott Company, reportan que las reservas rentablemente explotables, solamente son de 8 mil 400 millones de barriles”.

Es muy caro explorar en aguas profundas. A Estados Unidos le cuesta mil millones de dólares por pozo productivo, con baja extracción, operación onerosa y riesgos por huracanes. Este crudo cuesta más de 50 dólares por barril. “Para reducir la dependencia, el vecino del norte justifica su extracción”. La reforma debe comprender al gas natural asociado. Actualmente se tira a la atmósfera 18 por ciento del total extraído; significa el doble de lo que se importa, pues se carece de una planta separadora de nitrógeno. No existe sinergia entre la Comisión Federal de Electricidad y Pemex para lograr alianzas internacionales con los productores y suministradores de gas. La CFE actúa como consumidor pasivo y contrata por 15 años (y 15 mil millones de dólares) el suministro de gas con trasnacionales. Esta paraestatal pagará el doble de lo que le cuesta a su proveedor, y repetirá esta acción en puertos de Colima y Baja California.

Pemex genera muchas ganancias, pero está muy mal administrada. No utiliza sus ganancias para eliminar cuellos de botella en su cadena de valor: inversión para la exploración; separación de nitrógeno; renovación de flotillas de buques y carros tanque; desarrollo de la red de ductos para transporte y distribución; ampliación de refinerías; incentivar la investigación del IMP y de universidades mexicanas, y promover la petroquímica secundaria.

No más exportación de crudo: agreguémosle valor de participación nacional, con plantas petroquímicas. Se crearían miles de empresas mexicanas como proveedores de Pemex, con cientos de miles de empleos bien remunerados para estimular el crecimiento del mercado interno, y la recaudación de impuestos. No es necesaria una reforma para Pemex. Se requiere una administración competente y honesta, con directivos nacionalistas.

Urge una política energética nacional para utilizar de manera racional y competitiva los energéticos, disminuir radicalmente el consumo de los no renovables y la contaminación atmosférica. Planear a 10 años la construcción de líneas de transporte público Metro, en ciudades con más de un millón de habitantes. Y también la de un sistema troncal de red ferroviaria fuerte que cruce el país. Financiamientos y estímulos fiscales a la eficiencia, de automóviles, y para bajar el consumo de electricidad en edificios, locales comerciales, plantas productivas y vivienda.

Los candidatos presidenciales en Estados Unidos planean reducir su dependencia del crudo. Diputados: dejemos de reformar leyes para beneficiarles a ellos. México también requiere independencia y seguridad energéticas. La crisis mundial anuncia el fin de la economía neoliberal. México debe planear su economía con autonomía, propiciando un gasto federal para infraestructura, generación de empleo y protección de la industria nacional. A renegociar los tratados comerciales vigentes en México, si deseamos resolver la situación de 50 millones de pobres, y evitar que el resto descienda sus niveles de ingreso. “Diputados: su voto individual será registrado en la historia y es trascendente evitar que los recursos energéticos de la nación cambien de dueño. ¿No sería una muestra de sensatez esperar a que se ‘asiente’ la crisis financiera mundial y que se defina la sucesión presidencial en Estados Unidos?”

Las rebanadas del pastel

Rarísimo en ellos, pero, en albazo sabatino y al grito de “al abordaje”, los diputados no fueron conscientes de las citadas realidades, ni mucho menos atendieron la esperanza de los mexicanos.

 
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