Usted está aquí: miércoles 29 de octubre de 2008 Cultura Isocronías

Isocronías

Ricardo Yáñez

■ Voces de Sinaloa

En la sala Adamo Boari, del Palacio de Bellas Artes, hace unos días se presentó Permanencia del relámpago, antología de poesía de Sinaloa preparada por Rubén Rivera, quien en el libro, publicado por instancias gubernamentales de ese estado y la editorial Praxis, recoge trabajos de escritores nacidos en los años 60 y 70.

Precedida de una introducción del propio autor y un prólogo de Víctor Luna, la muestra, que abarca alrededor de 200 páginas, incluye trabajos editados e inéditos de 21 escritores, entre ellos Cosme Álvarez, Francisco Alcaraz, Mario Bojórquez, Emma Campaña, Gilberto Cabanillas, César Carrizales, León Cartagena, Jesús Ramón Ibarra, Mijail Lamas, Alfonso Orejel, Felipe Mendoza, Leonel Rodríguez, Salvador Sánchez y Santos Javier Velázquez.

No están excluidos de la selección los propios Luna (“Algunas noches uno llega a una mesa/ y pide de beber/ y se da cuenta de que al hombre/ de al lado/ le falta un brazo/ y al de enfrente le faltan las piernas/ y al de atrás le falta una mano/ y los del fondo beben sentados/ en una silla de ruedas./ Algunas noches uno va a beber/ junto a los lisiados/ y en una pelea/ una muleta vuela por encima de uno/ y alguien golpea con los codos/ a otro alguien/ que se defiende con un bastón./ Hay veces que uno siente/ que le falta algo/ o que le sobra algo/ y termina su trago despacio/ entre el barullo de los lisiados) y Rivera (Ayer/ pensé que habías muerto/ y me puse a llorar.// Ayer/ me dolió/ tu transparencia), a quienes cito para deshacer dudas acerca de la pertinencia de su presencia ahí. Y desde luego lo prudente en seguida es mencionar a Campaña, la única voz femenina del volumen, quien confía: “Descubrí la noche/ en ella anduve/ por el río de su música/ con este canto sonámbulo/ que golpea mi sangre/ y el tambor de la palabra// Así crezco/ bajo su mano que encierra/ el cuchillo de mi verdad// Soy una criatura más/ en el desierto del insomnio”. Álvarez: “No hay cómo decirle a la sangre que olvide/ sus recuerdos hechos de tierra,/ no hay cómo pedirle que regrese impasible/ a la corriente nocturna,/ no hay cómo hacer callar su sonido,/ No habrá resurrección de los sentidos sin el sueño,/ no habrá resurrección en la vigilia”. Francisco Meza: “Mañana nadie reconocerá/ que hace falta una nota/ en la parvada”. Daniel Sepúlveda (fragmentado): “El cielo abierto, azul/ como un mar inicial…/ sin naves aún, ninguna voluntad humana/ Sólo la respiración acompasada/ de un hombre en la niebla”. Tres versos de Bojórquez: “Nadie te dijo nunca:/ No, no es posible/ Nadie impidió tu sombra”. Uno (¿o es aforismo?) de Jesús Ramón Ibarra: arte de la pausa: nota en estado de gracia.

 
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