Usted está aquí: sábado 1 de noviembre de 2008 Espectáculos La vida empieza al caer la noche, primera lección en El Balalaika

■ Celebró 56 años de historia el antro enclavado en la Doctores

La vida empieza al caer la noche, primera lección en El Balalaika

■ De a 20 pesos la pieza y nadie se quedó sin bailar la noche del jueves

Arturo Cruz Bárcenas y Jaime Whaley

Ampliar la imagen El Balalaika un "concepto como de cabaret en película de Luis Buñuel" El Balalaika un “concepto como de cabaret en película de Luis Buñuel” Foto: Roberto García Rivas

Con la alegría de llegar a seis años más que el medio siglo de vida, El Balalaika, antro de los que ya no se usan, aunque obviamente existen, festejó un aniversario mas con la clientela, si no de siempre, pues sería mucho pedir, si con la que esporádicamente se deja caer por el ya legendario sitio de la colonia de los Doctores.

Ya Vicente y Fernando, éste apodado Bam bam y también gerente, no se dan abasto en esto de procurar las atenciones para los parroquianos que empiezan a desfilar ordenadamente para acceder al cumpleaños de este sitio histórico y emblemático de la noctivagancia capitalina podría decirse sin exagerar.

Ahora, y en parte por la crisis, el espacio se ha reducido con el pretendido establecimiento de un comedero anexo, pero a cambio el mobiliario se ha renovado y ya hay cómodos sillones que le dan un toque ya no tanto de distinción, pero si de comodidad.

A pesar de su rica historia El Bala no fue tocado por el cronista Armando Jiménez en su apología de esta clase de sitios lo que no obsta para que la amplia clase trabajadora –oficinistas y similares– se sienta en el paraiso.

Afuera, desde las nueve de la noche ya era difícil hallar un lugar para estacionar el coche. En los puestos de tacos algunos previsores comían algo para no recibir el trago con el estómago vacío.

Adentro –previa revisión exhaustiva y respetuosa–, los visitantes pasaban a ocupar alguna de las mesas. Día de fiesta, globos blancos y morados destacaban en la decoración, así como figuras alusivas al Halloween y al Día de Muertos.

Se cumplía, una vez más, el eslogan de El Bala: “La vida empieza al caer la noche.” En la pista, ahora con un nuevo concepto: “pista de hielo virtual”, decenas de parejas se daban al baile al ritmo de salsa o cumbia. El foro de la Doctores en el Eje Central tiene fama de tropicalozo. “Aquí se trata de raspar el cuerpo; para qué gastar bailando separados. Bueno... cada quien”, comentó un limpiabaños.

Aún se recuerda el gran reventón del aniversario 54, con Maelo Ruiz. Ahora, la responsabilidad recayó en el colombiano Dany Daniel y el grupo Zona Rika. Pero para ir levantando vuelo, música grabada.

A las 11 de la noche, la voz en off anunció el show de top models. La pista de hielo virtual se calentó al paso de esas beldades. Las ropas ceñidas despertaban al lobo que cada quien trae adentro. Los ojos se abrieron al máximo. Algunos hasta aullaron. Era un ramillete de 14 flores, una variedad de pieles, labios pintados de carmesí, zapatos de tacón y medias de malla.

La música cadenciosa marcó el desfile, el tránsito por el paisaje de los sueños hechos realidad. Ahí estaban, gozando igual, el obrero y el oficinista.

Una morena destacaba en ese paisaje. Llevaba un traje de una sola pieza, blanco, que resaltaba montañas, relieves y ríos en que puede traducirse el contoneo.

Ellas condujeron un concurso que consistió en meter un popote sostenido con las piernas –a la altura de las rodillas– en una botellita, que fue sostenida por las féminas. Parecía una tarea imposible, pero tres lograron la proeza casi al mismo tiempo. El maestro de ceremonias ungido por él mismo en juez dio su fallo y el ganador recibió una botellota de güisqui.

A bailar. Ya el ambiente estaba en su apogeo. Pocas damas quedaban en las mesas. De a 20 pesos la pieza. “Me alcanza para cinco”, dijo un cuate que responde al nombre de Roberto. Es la ficha y si la fiesta está en grande es como si una caja registradora se abriera y cerrara sin cesar. La alegría es dinero.

Para los que se pasan de libar, los encargados del negocio señala que no deben preocuparse por el alcoholímetro, pues hay servicio de taxis seguro.

Los meseros dicen que El Bala ha sido testigo de los cambios del país desde los años 50.

 
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