Usted está aquí: miércoles 5 de noviembre de 2008 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ Tintes de tragedia

■ Las Lomas, zona en peligro constante

Seguramente son coincidencias, pero en el perímetro que conforman Paseo de la Reforma y las calles Montes Urales, Ferrocarril de Cuernavaca y Prado Norte, en las Lomas de Chapultepec, parece haber cuando menos un mal sino. La caída de la aeronave que transportaba al secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño Terrazo, junto con otras siete personas, entre ellas José Luis Santiago Vasconcelos, ex subprocurador de la PGR, de la ciudad de San Luis Potosí al Distrito Federal, es el tercer desplome sobre esa no muy grande área.

Antes, en 2003 y en 2006, en los meses de octubre y marzo, respectivamente, cayeron dos helicópteros. En el primero el testimonio de los vecinos dio idea de lo que sucede, cotidianamente, en el lugar.

En la zona mencionada existían, según el dicho de los residentes, cuando menos un par de helipuertos, en los que en promedio se realizaban ocho arribos día con día. Ahora, dice la gente del lugar, el número de estaciones ha aumentado. En la delegación Miguel Hidalgo se tienen registrados al menos 14.

No queremos decir, por ningún motivo, que los datos y la situación que ofrecemos tuvieran algo que ver con la caída del jet en el que viajaba el secretario de Gobernación, pero de golpe parece una coincidencia trágica.

Las investigaciones sobre el hecho deben aclarar varias dudas, preguntas que aún no tienen respuestas claras. Una de ellas, la más importante tal vez, pide que se aclare si es verdad que la aeronave estaba fuera de la ruta programada. Y junto con esta algunas otras.

Esta vez el problema es mucho más grave. El alcance de la caída de la aeronave aún no se determinaba con seguridad al término del día, pero ya se pedía una investigación a fondo, puesto que el lugar es muy concurrido y la hora en que ocurrió el percance es una de las más conflictivas: la conclusión de la jornada de trabajo.

En los hospitales de la Cruz Roja, en el Rubén Leñero y hasta en el Magdalena de las Salinas se recibieron heridos, y en esos nosocomios ya se hallaba gente de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal ofreciendo el programa de ayuda a víctimas, aunque pocos hacían caso de las palabras de los enviados por la dependencia del gobierno de la ciudad.

La administración capitalina hizo su parte. Pocos minutos después de la tragedia ya estaban allí bomberos y un grupo de protección civil, al parecer, que se dedicó a evacuar a más de un millar de empleados de las diferentes firmas que tienen oficinas en el perímetro descrito. El jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, acudió al lugar de los hechos, también de inmediato.

La investigación de lo acontecido, que ya solicitó Felipe Calderón Hinojosa, será ardua. En el lugar de los hechos casi todo lo que podría significar una pista para aclarar la situación está calcinado. ¿Quiénes transitaban por el lugar? ¿Cuántas personas? ¿Cuántos automóviles circulaban por esas calles y cuántos estacionados que fueron alcanzados por el fuego o por el impacto? Nada de eso se sabe aún, pero esto tiene ya tintes de tragedia.

De pasadita

Ayer, en un desayuno, el director de prevención de la Secretaría de Protección Civil del Distrito Federal nos aseguró que el asunto de la gasolinera Servicio El Calerón, en la delegación Coyoacán, fue finiquitado y que ese comercio no será abierto. También nos dijo, con seguridad, que los propietarios del establecimiento nunca le han ofrecido dinero para tratar de solucionar el problema, y que él, de cualquier manera, nunca lo habría recibido, pero sobre el asunto hay mucho más. Ya veremos.

 
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