Usted está aquí: viernes 7 de noviembre de 2008 Deportes La gente me reconoce en la calle, pero desconoce que nos pagan poco: Juárez

■ Nos rompemos la máuser, pero la fama aún no me da para cubrir mis gastos, dijo

La gente me reconoce en la calle, pero desconoce que nos pagan poco: Juárez

■ La pugilista defenderá su cetro mosca ante la estadunidense Mónica Lovato, el 29 de noviembre

Juan Manuel Vázquez

Ampliar la imagen Mariana Juárez regresó al boxeo con nuevos bríos Mariana Juárez regresó al boxeo con nuevos bríos Foto: Luis Humberto González

A Mariana Juárez se le agota la paciencia, pues aunque la fama empieza a tocar a su puerta, la recompensa económica apenas se nota después de “tanto romperse la máuser” en los cuadriláteros, gracias a lo cual el próximo 29 de noviembre defenderá su cetro mosca internacional del CMB ante la estadunidense Mónica Lovato, en la tercera parte de Batalla en la Capital, con la pelea estelar de Édgar Sosa ante el filipino Juanito Rubillar.

No es poca la molestia de la Barbie, quien tras una larga ausencia del boxeo mexicano por una lesión y por su maternidad, regresó este año para recuperar su lugar como pionera en este deporte, en el que tuvo que soportar hostilidades y condiciones precarias.

Y empezó desde abajo otra vez. Primero consiguiendo el cetro nacional mosca ante la aguerrida Sandra Hernández, y con tenacidad arrebató el cinturón internacional mosca del CMB a Diana González.

Después de esto el horizonte le pinta un nuevo paisaje: continuidad en los cuadriláteros, entrevistas en noticieros e inclusive invitaciones para participaciones especiales en una telenovela. Pero se queja, pues su bolsillo no ve reflejado el ímpetu de su ascenso.

–¿Ha mejorado con esto tu vida?

Guarda silencio antes de responder y resuelve: “Trabajamos en eso. Todavía falta mucho para vivir del box. Espero que lo que ahora estoy sembrando más adelantito pueda cosechar el fruto del esfuerzo. A lo mejor no lo voy a ganar en una pelea, pero sí con un patrocinio o en un trabajo relacionado con mi carrera de pugilista”.

El boxeo no le da para vivir, admite, por lo que depende de su familia y de su esposo, pero aclara que éste tampoco gana lo suficiente para cubrir los gastos: “también tiene que haber de mi parte para mantener lo que necesito, pero ahí vamos saliendo día a día.

“Cuesta mucho trabajo porque en esto se necesitan tenis, pants, sudaderas para correr, vitaminas, una alimentación diferente a la de los demás, son gastos. En la preparación se va lo que uno gana en la pelea, ¿qué le queda a uno?

“No puede ser que me pase lo mismo que en la reciente función en La Arena México –el pasado 27 de septiembre– que aun cuando la de Édgar Sosa estuvo muy buena, la mejor pelea fue la mía.

“Entonces dices: ‘que ellos estén ganando lo triple que tú y tú te estás rompiendo la máuser y ganando una miseria’. Así que si quieren tener bueno, bonito y barato que agarren a otra. Vamos a exigir porque el que poco pide poco merece”.

Mariana reconoce que ya está perdiendo la paciencia. Inclusive relató que en la función Batalla en la Capital II le querían pagar apenas 20 mil pesos “que no sirven para nada”, cuando un hombre en la misma división se embolsa cerca de 80 o 90 mil, “al menos”. Tras muchas negociaciones consiguió que le pagarán 40 mil pesos, un logro para ella.

Por eso, asegura Mariana Juárez, cada vez que sube al ring lo hace con la decisión de dejar la vida en la pelea, aunque al decir esto se pone grave al recordar el desafortunado suceso en el mundo del boxeo por la muerte de Daniel Aguillón:

“Da un poco de miedo decir que entregamos la vida en cada pelea, pero eso es lo que hacemos. Cuando subimos al cuadrilátero vamos con todo porque no queremos perder y nos arriesgamos igual que los hombres.”

–¿No te da miedo arriesgarte en este momento muy sensible en este deporte?

–Sí me da miedo, me pongo a pensar en mi niña y trato de prepararme bien en el gimnasio para que no suceda ningún accidente y antes de cada pelea me encomiendo para que no nos pase nada malo a ninguna de las dos, que no salgamos lastimadas.

Al final se pone de buen ánimo y ríe, porque asegura que gracias a su esfuerzo la gente ahora la reconoce por la calle. “Es chistoso porque luego voy al mercado y me felicitan por la telenovela y las entrevistas en televisión, pero si supieran que a veces tengo bien limitado lo de la comida se irían de espaldas”.

 
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