Usted está aquí: sábado 8 de noviembre de 2008 Opinión Proteger la salud en la crisis

Asa Cristina Laurell
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Proteger la salud en la crisis

Para Gustavo Iruegas, hombre generoso y comprometido con su país

En 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) integró una Comisión de los Determinantes Sociales de la Salud (CDSS) que acaba de presentar sus resultados.

Se verificará además una conferencia los días 7 y 8 de noviembre en Londres, para discutir los resultados de los distintos grupos de trabajo compuestos por especialistas y representantes de la sociedad civil que participaron en este esfuerzo.

Esta iniciativa tiene el propósito de reposicionar a la OMS, organismo de la Organización de las Naciones Unidas como máxima autoridad mundial de salud frente a otros organismos supranacionales, particularmente el Banco Mundial, que ha dictado a los países la política sanitaria a seguir mediante el manejo de cuantiosos fondos condicionados al cumplimiento de políticas de corte neoliberal.

El documento en el cual la CDSS presenta sus resultados comienza así: “La justicia social es una cuestión de vida o muerte. Afecta al modo en que vive la gente, a la probabilidad de enfermar y al riesgo de morir de forma prematura”. Sigue y fija tres ejes de acción que son: “Mejorar las condiciones de vida, es decir, las circunstancias en que la población nace, crece, vive, trabaja y envejece; luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos, esto es, los factores estructurales de los que dependen las condiciones de vida, a escala mundial, nacional y local, y medir la magnitud del problema, evaluar las intervenciones, ampliar la base de conocimientos, dotarse de personal capacitado”.

Constata lo que J.P. Frank expuso en 1790 en su famoso tratado La miseria del pueblo, la madre de las enfermedades, noción que posteriormente fue retomada por el médico R. Virchow en 1848, cuando resumió: “la medicina es una ciencia social y la política es medicina a gran escala”.

La concepción sobre el carácter social del proceso salud-enfermedad y socio-político de la práctica médica dieron origen en los años 70 a la corriente científica y crítica de la medicina social latinoamericana. La razón por la cual ésta se adelantó 30 años a la OMS era muy visible, ya que el rápido crecimiento económico no se había traducido en mejores condiciones de salud o el acceso universal a los servicios de salud, debido a que iba acompañado de desigualdad e injusticia social.

Veinticinco años de políticas neoliberales causaron este mismo proceso en casi todo el mundo, desarrollado y subdesarrollado. Con ello se hizo visible lo que hoy se ha convertido en un campo de estudios científicos y preocupación de la sociedad.

Los resultados de las indagaciones la CDSS se hacen públicos en un momento crucial, el momento de la crisis global del capitalismo. El informe demuestra que la creciente polarización entre una mayoría pobre y una pequeña minoría enriquecida deja en la pobreza, el desempleo, la inseguridad y con falta de recursos para atenderse decenas de millones de seres humanos, y disminuye su posibilidad de vivir sanos y desarrollar sus potencialidades y capacidades. La crisis actual profundiza esta tendencia y los condena a una vida insalubre o a la muerte prematura. La CDSS establece que es un imperativo ético cambiar esta situación.

Estamos en condiciones de hacerlo y ser omisos al respecto es una grave responsabilidad. La crisis está, pero sus consecuencias no son destino insalvable. Las crisis son momentos de encrucijada: se aceptan como fatalidad o como oportunidad. México tiene los recursos para proteger a su población mayoritaria contra los efectos nocivos de la crisis, pero hacerlo depende de la voluntad política para lograr el cambio.

En el campo de la salud existen las condiciones para cambiar la política y cumplir el derecho universal a la protección de la salud. Para ello se requiere abandonar la obsesión de la competencia de mercado y reorientar la utilización de los recursos disponibles de todas las instituciones públicas de salud. En el corto plazo, con el presupuesto de 2009, se pueden movilizar los recursos y utilizarlos eficientemente para fortalecer la infraestructura de salud, contratar personal médico faltante y comprar medicamentos e insumos necesarios para prestar gratuitamente la atención requerida a todos.

Con una nueva política económica se puede además amortiguar los determinantes sociales de la enfermedad.

 
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