Usted está aquí: sábado 8 de noviembre de 2008 Política Sepultan en Veracruz al jefe de escoltas de Mouriño

Sepultan en Veracruz al jefe de escoltas de Mouriño

Andrés Timoteo Morales (Corresponsal)

Jalapa, Ver., 7 de noviembre. Los restos de Julio César Ramírez Dávalos, jefe de la ayudantía del extinto secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, llegaron al municipio de Teocelo con resguardo militar y recibieron sepultura en el cementerio local.

En la explanada del poblado, a 25 kilómetros de la capital veracruzana, familiares, vecinos, legisladores, funcionarios estatales y municipales le rindieron tributo y exaltaron su “disciplina y sentido del deber”.

Las cenizas del capitán de caballería adscrito al Estado Mayor Presidencial y designado jefe de escoltas de Mouriño desde 2006, llegaron la medianoche del jueves al domicilio de la familia Ramírez Dávalos, donde se velaron hasta el mediodía siguiente para luego ser conducidas al templo de La Asunción, donde tuvo lugar una ceremonia religiosa.

El cortejo fúnebre hizo escala en el parque central de Teocelo para un homenaje a cargo de la alcaldía, al que asistió el secretario general de Gobierno, Reinaldo Escobar Pérez, quien transmitió a los deudos las condolencias de la administración estatal.

“No hizo algo sobrehumano, sólo cumplió su deber con ética y responsabilidad hasta el último momento”, resaltó su hermana Elizabeth Ramírez, encargada de llevar los restos del militar a su lugar de origen. “Nada le fue regalado, y decía que las metas se cumplen con trabajo y mucho esfuerzo”, exaltó.

Durante el acto se recordó que Julio César Ramírez ingresó a la Secretaría de la Defensa Nacional en 1987, y en 1991 fue nombrado subteniente de caballería. Más tarde se le asignó la comandancia de los 14 y 16 Regimientos de Caballería Motorizada y del Primer Batallón de Transporte de Guardias Presidenciales.

El militar, de 37 años de edad, fue despedido por sus hijos Mariana y Andrés Linet Ramírez Limón, de 12 y 10 años; por sus padres, Salomón Ramírez y Carmen Dávalos, así como cuatro de seis hermanas.

“Dios quiera que haya sido un accidente”

En breve entrevista, su progenitor exigió que se investiguen las causas del percance donde pereció el oficial junto con otros funcionarios federales. “Que haya sido un accidente, Dios quiera, porque de ser otra cosa no sabemos ya en qué país vivimos”, expresó.

Antes de ser sepultados, los restos de Ramírez Dávados recorrieron las calles del pueblo rodeados de unos 500 lugareños hasta llegar al cementerio, donde su madre fue retirada tras desmayarse.

 
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