Usted está aquí: domingo 9 de noviembre de 2008 Mundo El ciclón Paloma azota Cuba; desalojan a cientos de miles

■ La Defensa Civil toma el control en las localidades que se encuentran en peligro

El ciclón Paloma azota Cuba; desalojan a cientos de miles

■ Fuertes vientos, inundaciones y fenómenos oceanográficos, frentes de riesgo que abre el meteoro

■ Adelanta Fidel Castro que se rechazará ayuda de EU; lo que se pide es levantar el bloqueo, dice

Gerardo Arreola (Corresponsal y agencias)

Ampliar la imagen La Habana suspendió ayer el transporte público en toda la zona oriente del país, ante la llegada del huracán. En la imagen, habitantes de Santa Cruz del Sur que fueron reubicados La Habana suspendió ayer el transporte público en toda la zona oriente del país, ante la llegada del huracán. En la imagen, habitantes de Santa Cruz del Sur que fueron reubicados Foto: Reuters

La Habana, 8 de noviembre. El huracán Paloma tocó tierra esta noche en la costa suroriental de Cuba, con categoría tres en una escala de cinco, desatando fuertes vientos, oleajes e ingreso del mar a tierra, donde cientos de miles de personas fueron desalojadas.

El ojo del ciclón impactó el territorio cubano cerca de Santa Cruz del Sur, en la oriental provincia de Camagüey, a 610 kilómetros de La Habana, poco después de bajar su potencia de cuatro a tres en la escala Saffir-Simpson, con vientos de 200 kilómetros, según el Centro Nacional de Huracanes.

Tras golpear Islas Caimán a su paso por el Caribe, Paloma se abate contra Cuba dos meses después de la devastación provocada por los meteoros Ike y Gustav.

Sólo en Camagüey las autoridades desalojaron a más de 200 mil personas, en la vecina Las Tunas unas 250 mil y en Holguín estaban ya bajo resguardo 118 mil, según la Defensa Civil, reportaron agencias informativas.

El 9 de noviembre de 1932, hace exactamente 76 años, un huracán borró del mapa a la población de Santa Cruz del Sur, en el litoral suroriental de Cuba. En la noche de este sábado por ahí entró el ciclón, que cruzaría la isla en la madrugada del domingo.

Paloma pasa sobre una región debilitada, con tierras saturadas, presas rebosantes, áreas de cultivo recién removidas y sembradas, y miles de personas que perdieron sus casas en septiembre y viven aún bajo cubiertas precarias y provisionales, albergadas con familiares o en refugios públicos.

El previsible impacto de este tercer huracán del año en Cuba se unirá al del reciente paso de Gustav (30 de agosto) y Ike (8 de septiembre). Según la estimación oficial actualizada, ambos meteoros causaron pérdidas por 9 mil 349 millones de dólares, cantidad que equivale a cerca de 80 por ciento del total de las exportaciones del año pasado.

Por los dos ciclones anteriores se perdieron por completo 63 mil 249 viviendas y otras 444 mil tuvieron algún tipo de daño, de acuerdo con el informe oficial. Las autoridades han facilitado ayuda para reparaciones parciales, pero a corto plazo las pérdidas totales se suman al déficit nacional, calculado en medio millón de unidades, sin contar con que están en mal estado 15 por ciento en el área urbana y 38 por ciento en el campo.

Los meteoros también dispararon la escasez de alimentos, que se ha agudizado en las últimas semanas, en particular frutas y vegetales, casi desaparecidos de los mercados. Más de 80 por ciento de la alimentación de este año vendrá del exterior, a un costo de 2 mil 500 millones de dólares, informó esta semana el presidente de la empresa importadora Alimport, Pedro Álvarez.

Fidel Castro se anticipó hoy en un artículo a rechazar una eventual ayuda humanitaria de Estados Unidos. Si el gobierno de Washington la ofreciera, escribió el ex mandatario, “con seguridad será rechazada. Que cese el bloqueo contra Cuba, es lo que demanda nuestro pueblo”.

Castro no ha comentado hasta ahora la elección de Barack Obama, pero en una referencia elíptica al futuro jefe de la Casa Blanca señaló que una prolongación de la política de coerción económica contra la isla sería inútil.

En el huracán de 1932 murieron más de 3 mil personas sólo en Santa Cruz del Sur. Una escultura que termina en una mano abierta, a unos seis metros y medio sobre el nivel de la calle, señala el lugar al que llegó el agua, sepultando a ese pequeño pueblo pesquero, el peor desastre natural en la historia del país.

Los pronósticos de este fin de semana incluyen una surgencia, el mismo fenómeno de entonces, en el cual la fuerza de los vientos saca al mar de sus niveles de equilibrio y lo lanza sobre tierra, tras lo cual el agua se repliega violentamente, buscando su lugar original.

Paloma trae vientos huracanados en un radio reducido de sólo 100 kilómetros. Entró a territorio cubano con vientos sostenidos de 200 kilómetros por hora. Sin embargo, su centro se estaba desdibujando por el impacto de una onda invernal proveniente del occidente, lo que sumado al contacto con tierra firme podría provocar el debilitamiento del ciclón, expresó el meteorólogo José Rubiera.

Un funcionario del gobierno de Santa Cruz del Sur reportó que a las 19:25 horas locales dejó de llover y se impuso la calma en el lugar, después de que el aire azotó el lugar y derribó la principal torre de comunicaciones, indicó Rubiera.

El informe sugería que ese fue el momento en que pasó el ojo del huracán sobre el poblado, pero no había confirmaciones inmediatas por la pérdida de contacto, añadió el especialista.

En cualquier caso, el ciclón abre tres frentes de riesgo: el impacto de los vientos, las potenciales inundaciones empujadas por los aguaceros sobre ríos crecidos y la surgencia.

El escenario se complica porque el meteoro descargará sus bancos de lluvias sobre parte de la cuenca del Cauto, el río más largo de Cuba (343.4 kilómetros), donde hay numerosos poblados y caseríos de construcciones débiles, tanto incrustados en montañas como en zonas muy bajas, en una región donde serpentean los afluentes de la principal avenida de agua.

Ese río ya estaba creciendo esta noche, presionado por las marejadas que le tapan su salida natural al mar.

El descontrol de la cuenca del Cauto fue el resultado principal del huracán Flora, que entre el 4 y el 8 de octubre de 1963 causó en el oriente cubano más de mil 200 muertos. Después de esa tragedia se construyó en el país una batería de embalses y micropresas que ayudan regularmente a captar y ordenar las precipitaciones, pero igualmente tienen sus límites.

Como es habitual, la experimentada maquinaria político-militar de la Defensa Civil tomó el control de la situación en el corredor amenazado, empezando con la evacuación masiva de áreas de riesgo.

Más de 360 mil personas se alojaron en casas de familiares o vecinos, o fueron ubicadas en instalaciones públicas habilitadas como refugios y se pusieron a resguardo los inventarios de alimentos y materias primas, informó el coronel Miguel Ángel Puig, jefe del Estado Mayor Nacional de ese cuerpo. El transporte público se suspendió en todo el oriente del país, así como los enlaces aéreo y terrestre desde el occidente.

 
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