Usted está aquí: lunes 10 de noviembre de 2008 Política Pide Calderón a panistas dejar atrás mezquindades y envidias

■ Demanda rendir de esa forma homenaje a Juan Camilo Mouriño

Pide Calderón a panistas dejar atrás mezquindades y envidias

■ “Ejerció el poder con todas sus consecuencias, amenazas e ingratitudes”

■ Critica a quienes “pontifican sentados desde el pedestal que se convierte, precisamente por la inacción, en pedestal de los imbéciles”

Claudia Herrera Beltrán

Ampliar la imagen El Presidente, durante su alocución en la sede panista El Presidente, durante su alocución en la sede panista Foto: Jesús Villaseca

Con la mirada puesta en los comicios de 2009, el presidente Felipe Calderón habló ayer fuerte a los panistas y les exigió rendir homenaje al extinto secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, dejando atrás mezquindades, envidias, ruindades que los atrapan en pleitos, alejan al partido de los ciudadanos y los hacen perder las elecciones.

El michoacano también pareció reclamar a las voces que criticaron a Mouriño dentro y fuera del partido, cuando señaló que su amigo y colaborador ejerció el poder “con todas sus consecuencias, con todas sus amenazas, con todas sus flaquezas, con todas sus ingratitudes, porque es muy fácil pontificar sentados, como dije alguna vez, desde la columna de mármol, desde el pedestal que se convierte, precisamente por la inacción, en pedestal de imbéciles”.

En 42 minutos, Calderón añadió a su discurso del Campo Marte nuevas descripciones sobre la trayectoria del titular de Gobernación: “invencible, inderrotable, líder natural, impulsor del idealismo pragmático”, a quien Acción Nacional le debe el triunfo de 2006 y que “irradiaba luz”.

La ceremonia para recordar a Mouriño tuvo ayer un toque más íntimo, porque congregó sobre todo al panismo calderonista. Ni el ex presidente Vicente Fox ni Manuel Espino, otrora dirigente blanquiazul, fueron vistos en la sede nacional de ese partido. El guanajuatense sólo tuvo una breve presencia virtual en una fotografía que se incluyó en el video biográfico del extinto funcionario, que originó un aplauso de más de dos minutos.

Con retraso de una hora –antes el Presidente tuvo una reunión privada con la dirigencia panista– comenzó el acto al que acudieron la familia Mouriño, gobernadores, la plana mayor del PAN y el Presidente acompañado por su esposa Margarita Zavala y sus tres hijos: María, Luis Felipe y Juan Pablo, así como representantes del panismo campechano, consejeros nacionales y legisladores.

En ese marco, flanqueado por dos fotografías que lucían bases hechas de flores blancas, la más grande de Mouriño, y una de Arcadio Echeverría –el otro panista muerto en el percance aéreo–, el Presidente recordó a su amigo con términos más familiares que de costumbre. Por ejemplo, rememoró con una sonrisa cómo conoció a Iván –como era conocido en Campeche– y le dio su primer “regaño”.

Relató que en una reunión organizada por la familia Mouriño, el extinto funcionario se presentó de la siguiente forma: “Yo soy Iván, acabo de regresar de la universidad, la verdad no tenía muchas opciones: o me quedaba en mi casa y me tomaba un sándwich o me venía aquí con mis papás y comía muy rico”.

En ese momento, la respuesta de Calderón fue: “Pues qué pena que tú, teniendo todas las oportunidades de estudiar, de salir adelante, teniendo México tantas necesidades, gente que tiene en sus manos los mayores talentos, no los ponga al servicio. Y algo me contestó ahí Juan Camilo”.

Entre evocaciones a los padres del panismo, como Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna, definió a su amigo como un integrante del PAN que combinaba en su persona las ideas y la praxis que, lejos de ser una contradicción, lo convirtió en estratega y operador excepcional, al cual su partido debe importantes triunfos, desde aquel distrito electoral en Campeche, que sacudió la vida pública de este estado, hasta la Presidencia.

Al Presidente se le quebró la voz cuando aludió por primera vez en público al secuestro de Mouriño, y dijo que en esa época lo que más coraje le daba a su colaborador era que no iba a dejar nada suyo, porque aún no tenía hijos. Son embargo, señaló que a pesar de su corta carrera dejó un “legado muy grande”.

Tras revisar pasajes de su trayectoria política, le adjudicó diversos logros: la resolución del conflicto del horario de verano, cuando era secretario de la Comisión de Energía en la Cámara de Diputados; haber sido arquitecto del triunfo de 2006, no obstante que parecía una locura; la “brillante campaña” de los cien primeros días de su gobierno y, sin hacer mención de la titular de la SEP, Josefina Vázquez Mota, exaltó su operación del Acuerdo por la Calidad Educativa.

Tuvo un “rol heroico” en la transformación del país, afirmó, y ante panistas de antigua y nueva militancia volvió a reivindicar la pertenencia de Mouriño a una nueva generación de políticos que decidió “dejar atrás los complejos y los mitos, los miedos y los prejuicios, y los intereses”.

Tras compararlo con el Cid Campeador, porque seguirá ganando batallas después de muerto, destacó que fue capaz de responder y resistir a la ingratitud, a la incomprensión, al insulto, y lo hizo con alegría y la sonrisa.

Con vehemencia demandó a los panistas que sigan los pasos del extinto funcionario. “En su memoria, pienso que se debieran tocar otra vez todas las puertas de México, tocar con los nudillos y decirle a los ciudadanos las ideas que tenemos; tocar las puertas y reconquistar a la gente, acercarse a eso; hacerle ver que aquí, en esta casa, hay y ha habido gente y habrá, capaz de ofrendar todo lo que cree, de vivir intensamente su vida y entregarla”.

Motivados por su memoria, les pidió cumplir con el deber ético de dejar atrás la mohina, la pereza, la ambición, la envidia que tanto sufrió él, y seguir luchando contra los enemigos de México con la convicción y determinación con la que él lo hizo.

Al final, el Presidente se emocionó casi hasta las lágrimas cuando leyó una esquela que redactó su hijo Luis Felipe, que después le fue entregada por los tres niños Calderón a la esposa de Mouriño. Como en el Campo Marte, incluyó una referencia religiosa y remató: “Que Dios te cuide y te proteja muy bien... Adiós y hasta siempre, querido Juan Camilo”.

 
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