Usted está aquí: martes 11 de noviembre de 2008 Opinión Percepción, incertidumbre y desasosiego

Marco Rascón
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Percepción, incertidumbre y desasosiego

Dos hechos, un solo momento incierto y lo que sería el desasosiego: sentimiento generalizado de intranquilidad, nerviosismo, inquietud, ansia, desvelo, desazón, afán, anhelo, incomodidad, malestar y disgusto. Si la tierra ya no era segura, ahora tampoco el cielo donde cae la política y nacen calamidades que nos arrojan al mundo de la especulación y las percepciones personales, sujetando la realidad a lo que creemos o repudiamos.

Primer momento

Barack Obama ya es presidente de Estados Unidos, pese a todos los pronósticos pesimistas dado su color y discurso. La importancia de este hecho es que Obama fue electo dentro de las reglas y por las leyes del viejo imperio, y millones de votos por él fueron para seguir siendo imperio. No obstante, este aire de nacionalismo renacentista estadunidense, frente a la visión feudal del viejo imperio, busca situar al imperio en un mundo multipolar ante la evidente pérdida de la hegemonía monetaria y militar.

Parte de esa crisis fue la que permitió que ganara Obama y ahora la expectativa que ha creado es que en ese país habrá una nueva economía, una especie de New Deal de la era Roosevelt (1933-1937 contra el crack financiero de 1929) utilizando el intervencionismo estatal no sólo para el rescate financiero, sino para una política redistributiva con base en el consumo y la inversión pública que regrese parte de los empleos que se fueron a China u otras partes del mundo en busca de salarios bajos.

La llegada de Obama deja en la expectativa a las minorías de Estados Unidos que votaron por él si la crisis tomara el curso de las viejas políticas racistas y antinmigrantes habituales que aplicaron quienes lo antecedieron.

Hacia el exterior, el mundo espera que Estados Unidos salga no sólo de Irak, como hizo España, sino que deje de fundar su economía en las guerras y el militarismo. Si no lo hace, crecerán el desencanto y muchos que votaron por él y hoy viven un sueño (como Michael Moore) se convertirán en sus críticos y adversarios; si lo hace, crecerán y se harán más agresivos los halcones imperiales que viven de aplicar el garrote al planeta. Nueva incubación del huevo de la serpiente, que primero empezará con chistes racistas y terminará de nuevo conspirando contra la presidencia.

Por ello, no obstante haber sido electo desde las entrañas del viejo imperio decadente, guerrerista e interventor, Obama representa una gran contradicción de los valores imperiales, ya que trata de salvar al imperio, y es ahí donde el mundo debe actuar y la expectativa puede ser optimista.

Una tarea concreta para los latinoamericanos es luchar por detener el bloqueo contra Cuba una vez que Obama ganó la Florida e hizo que perdiera fuerza el veto del viejo exilio cubano en la política exterior estadunidense; por tanto, no hay compromiso con ellos. El triunfo de Obama es una derrota del bloqueo contra la isla y las injusticias judiciales contra los patriotas cubanos presos en Estados Unidos por proteger a su país del terrorismo. Levantar el bloqueo sin ceder en los principios de la revolución cubana sería un triunfo latinoamericano contra las viejas políticas imperiales en el hemisferio, y el sacrificio de los cubanos a lo largo de cuatro décadas tendría recompensa.

Segundo momento

Mueren Juan Camilo Mouriño y José Santiago Vasconcelos al desplomarse su avión a unos metros de la Fuente de Petróleos, en plena ciudad de México.

A lo largo de los meses el gobierno ha reiterado que “estamos en guerra” contra el crimen organizado. Por esto, los mexicanos especulamos, y si antes ya éramos expertos en balística, ahora somos en aeronáutica para determinar si fue accidente o atentado. La “percepción” general es que fue un atentado y que el gobierno miente y oculta la verdad, pero, a diferencia de los que hacen su política con base en la “percepción popular”, el gobierno aduce que fue un accidente. ¿Por qué nadie se adjudica el atentado? ¿Qué pasaría si una narcomanta, con valor de 200 pesos, contradijera la versión oficial?

Es grande la vulnerabilidad del gobierno frente al desasosiego que vive México. La paradoja es que si Felipe Calderón hubiera dejado abierta la versión del atentado, estaríamos caminando hacia la maquinación tipo George W. Bush, quien utilizó el ataque del 11 de septiembre para legitimarse e imponer la expansión y el militarismo.

Son los opositores quienes claman por que el gobierno reconozca la “percepción popular”, pero algo falla en la lógica, pues, si bien la oposición quería la cabeza de Mouriño vivo para debilitar a Felipe Calderón, el que saliera muerto de Gobernación no dio el triunfo a los que hacen política con la guillotina, mientras Calderón, en vez de guiarse por la “percepción popular” sobre un posible atentado, ofrendó a su amigo y colaborador grandes funerales de Estado, cerrando así el episodio. Suma cero y más desasosiego.

 
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