Usted está aquí: miércoles 12 de noviembre de 2008 Cultura En Serbia, “como en el resto del planeta, la literatura está marginada”

■ Goran Petrovic presenta Diferencias, su nuevo libro, en México

En Serbia, “como en el resto del planeta, la literatura está marginada”

Ericka Montaño Garfias

Ampliar la imagen Goran Petrovic Goran Petrovic Foto: José Antonio López

En la biografía del escritor serbio Goran Petrovic figuran dos datos erróneos: que trabaja como bibliotecario en la ciudad de Zica, como aparece en la contraportada de sus libros, “y uno mucho mejor, que nací en 1964, cuando en realidad fue en 1961, así que soy tres años más joven”.

Su escritura también es joven: su primer libro se publicó en Serbia en 1989, y ahora tiene una obra que incluye novelas, cuentos cortos y un libro que recopila algunas de las columnas que escribe en un diario local y que aún no ha sido traducido al español.

Su obra más reciente en castellano, publicada por la editorial Sexto Piso, se titula Diferencias, y se presentará este jueves en el Museo de Arte Carrillo Gil, a las 19:30 horas. Después, el autor de Atlas descrito por el cielo viajará a Oaxaca, Puebla, Querétaro y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Diferencias es el pretexto para una charla con La Jornada.

“Es un libro que no es unidireccional. Una de esas direcciones es la diferencia de lo que es el mundo y cómo lo percibimos o vivimos de manera individual. Otra diferencia es lo que realmente somos y lo que nos gusta pensar que somos; otra es que en el mundo de hoy, cada día hay menos diferencias. Creo que la literatura, entre otras cosas, nos hace diferentes, y esa es una diferencia positiva”.

El libro está formado por cinco cuentos con fuerte carga autobiográfica, en especial el primero, “Encuentra y marca con un círculo”. Ahí, Petrovic anotó: “me desplomaría del miedo si no escribiera”.

Eso, dice en la entrevista, “es completamente autobiográfico. Es el párrafo que leo cuando presento el libro en Serbia. Para mí la literatura sí es un poquito eso, un lugar donde me siento más seguro. Como dice el cuento, a veces me aferro al lápiz”.

El miedo como condición

–¿Cuál es ese miedo?

–Cuando vives en un país donde había guerra, el miedo es una condición. Los miedos que he tenido son como los que tienen todos los demás en todos lados. En la base, en el fundamento de uno de esos miedos, es donde nace mi necesidad de decir algo, dejar una huella de mi propia existencia.

Hoy, después de años de guerra, Serbia es un país en transición, mientras su literatura despierta el interés en todo el mundo y sus temas no difieren del de las otras literaturas.

“Me parece que a pesar de ser un país con una lengua marginal, hablada por unos 8 o 10 millones de personas, tiene una variedad poética muy rica. Pese a que somos una cultura bastante pequeña, parece que hay mucho interés en el mundo. Sin embargo, tal como ocurre en el resto del planeta, la literatura en general está marginada.

“En los escaparates de los países adonde viajo veo los mismos títulos, El código Da Vinci, Harry Potter, como si estuviéramos en un supermercado en el que se pretende que se compre lo que está a la altura de los ojos; pero la literatura es agacharte o estirarte para alcanzar lo que quieres.”

En el espectro de los escritores serbios existen algunos con un punto de vista irónico, algunos con estilo barroco y otros con un estilo muy sencillo, describe Petrovic, cuyas obras dejan abiertas las puertas a todos los géneros, ocupándose siempre de la cotidianidad, pero de cosas que se salen de lo ordinario. Eso lo ha convertido en uno de los escritores más relevantes de su país.

Sin embargo, “me hice a la idea de que realmente era escritor hasta después de mi tercer libro. Me parece que mis primeros tres títulos eran como una casualidad. Podría decirse de todos modos que primero fui escritor y después bibliotecario. Tuve ese trabajo durante seis años y publiqué al mismo tiempo La isla y los cuentos circundantes, El cerco de la iglesia de San Salvador y estaba escribiendo La mano de la buena fortuna”.

Lo importante, añadió, “es que yo tenía un montón de volúmenes al alcance de la mano y podía encontrar lo que necesitaba, porque para cada título me preparo acuciosamente, y estar rodeado de libros es una atmósfera natural. Me gusta el olor de las bibliotecas, su aroma y la experiencia táctil de los libros”.

Reconocido dentro y fuera de su país, Goran Petrovic señala que llegar a ese lugar “no me costó nada, en el sentido de que tuviera que hacer algo además de escribir. No he hecho ninguna concesión para llegar a eso. Simplemente estuve escribiendo sentado en la mesa, porque eso me hace feliz.

“Aún ahora me sorprende que mis libros se leen y se venden mucho en Serbia, se traducen a otros idiomas. Nunca tuve esa ambición.”

Hoy se encuentra atrapado en tres novelas. “Una es el proyecto más ambicioso, todo está en su lugar, pero me falta algo, así que no se ha concretado, y de ella dependerá en mucho el camino que tome mi siguiente proyecto”.

 
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