Usted está aquí: viernes 14 de noviembre de 2008 Espectáculos Diluvio debía abrir una nueva ventana al sonido de Jaramar”

■ Hoy presentará en el Lunario los temas de su nuevo material

Diluvio debía abrir una nueva ventana al sonido de Jaramar”

■ En este cedé, cuyo tema es la muerte, quería refrescar todo; cantar como nunca antes, explicó la intérprete en entrevista

Arturo Cruz Bárcenas

Ampliar la imagen Diluvio es un disco que no me canso de oír, afirmó Jaramar, en la imagen, durante la entrevista con este diario Diluvio es un disco que no me canso de oír, afirmó Jaramar, en la imagen, durante la entrevista con este diario Foto: Alfredo Domínguez

Hoy, un diluvio musical de sentimientos e ideas inundará el Lunario del Auditorio Nacional, en la presentación de los temas del cedé número 10 de Jaramar, titulado Diluvio. “Es mi disco sobre la muerte, de la que hablo de maneras diferentes. Es la muerte abrazada a la vida, a la pasión y al amor”, expresó en entrevista la intérprete, oriunda del Distrito Federal.

Enfatiza esa triada: la vida, la pasión y el amor, que se muestra en muchas de las canciones tradicionales mexicanas, “pero con mi visión muy personal, ligada a las fuerzas que conducen la vida, que nos hacen abrazarla, lanzarnos a ella, aun cuando tenemos la compañía permanente de la muerte, la posibilidad de fin y ausencia. De eso habla, básicamente.

“Vida y muerte están entrelazadas y no se separan jamás, aunque uno no lo perciba. Eso conduce nuestras acciones: la forma como nos lanzamos a las aventuras amorosas, con este sentido como de fatalidad, pero que no importa, porque vale la pena correr los riesgos.”

De eso hablan las canciones que van del siglo XIII hasta la actualidad. “Esa fue la idea, y todas las piezas hablan de lo mismo. Después, el trabajo fue encontrar el sonido adecuado. Era un nuevo proyecto discográfico que tenía que abrir una nueva ventana al sonido de Jaramar.

“Tenía que refrescar todo, cantar de maneras como no había cantado antes; queríamos tocar como nunca. Además a este proyecto se sumó el productor Gerry Rosado, de Discos Intolerancia. Para mí era importante que este disco formara parte del catálogo de Intolerancia, porque admiro y respeto su proyecto.”

El cedé es un objeto, un arte-objeto, que se despliega y deja ver el arte de Alberto Castro Leñero, quien hizo una obra ex profeso para esta nueva producción de Jaramar.

“Se agarra, se toca. En esta época de crisis general de la industria discográfica, donde se dice que el disco ya no existe o que desaparecerá, y que hay tantos caminos para que la música llegue a la gente –por ejemplo descargas vía Internet–, quería ignorarlas todas sin renunciar a la posibilidad de un objeto que la gente pudiera poseer.

“Me di el gusto de hacer algo muy bello, con presencia y peso propios. Diluvio fue todo eso y será también esos caminos nuevos para hacer llegar la música. Creo que sí fue un proceso de crecimiento y transformación para todos los que participamos en él.

“El arte transforma porque para eso es. Cuando confrontas la muerte surge un estímulo nuevo para vivir de todas maneras posibles. No creo que la muerte sea el fin, necesariamente. Hay un personaje en las canciones, el mar, que aparece y aparece. Todo va y viene. Todo lo que tiene posibilidad de destruir tiene posibilidad de refrescar y hacer que renazca.”

Un fin puede dar un nuevo comienzo. Hay esperanza.

En gran parte de la canción tradicional mexicana se acepta la muerte como un hecho y no se cuestiona. “Como esas canciones oaxaqueñas que hablan siempre del amor... las lloronas, el amor ligado a la ausencia. Mis canciones en este disco son muy personales. Mar adentro es minimalista. Es un juego de palabras.

“De hecho, la canción tiene un latido, como un corazón que marca el pulso.”

Diluvio le salió, afirmó, muy fácil. “Lo que hago es hablar la letra, entender el ritmo, la acentuación, el fraseo, y que éste me vaya dirigiendo hacia la melodía, porque siempre he pensado que nunca hay que hacer que un texto haga algo antinatural. Tiene que cantarse tan natural como se dice.

“Soy una cantante muy rítmica, pero al mismo tiempo canto de manera muy libre, y necesito entender la estructura de las canciones. Meditamos mucho el orden de las piezas”, precisó.

La primera pieza, La última palabra, es tradicional de Oaxaca, un vals, una mazurca cantada en zapoteco con una versión en español. “En zapoteco es una despedida a los seres queridos cuando mueren.”

La cara oscura

Eligió el tema de la muerte porque siempre le había cantado a la vida y al amor. “Esa parte de mí, que aspira a tocar a veces lo luminoso, convive todos los días con la otra, la oscura. Aquí explico eso. Hay quien dice que el amor y la pasión nos llevan irremediablemente a la muerte.

“Hay quien dice que si te entregas al amor y la pasión vas a acabar muerto, destruido. Que el diluvio que el amor y la pasión desatan nos arrastrarán sin salvación. Es la lucha intensa entre el temor a la pérdida y al dolor y el impulso de vivir y de correr esos riesgos. Eso es lo que yo siento.”

Cada uno de sus músicos colaboró en diferentes momentos en la creatividad, en las chispas necesarias para dar vida al disco. La apoyaron Javier Ochoa (guitarras), Luis Eduardo Arreola (bajo) y Diego Escobar (batería y percusión). Los invitados especiales fueron Jaime López, Fausto Palma, Carlos Maldonado y Daniel Zlotnik.

“Es un disco muy emocional e intenso. El resultado final... ¡es un disco que no me canso de oír! Y eso que es mío”, comentó Jaramar.

El concierto comenzará a las 22 horas. Boletos: 300 y 200 pesos.

 
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