Usted está aquí: jueves 20 de noviembre de 2008 Espectáculos Quizá pagaré un precio por la libertad creativa: Oliver Stone

■ Proyectan en el Festival Internacional de Salónica, en Grecia, la película W, del estadunidense

Quizá pagaré un precio por la libertad creativa: Oliver Stone

■ Bush es un idiota, pero con poder; su influencia es global y nada pudimos hacer al respecto, afirma el cineasta, que fue homenajeado en la reunión fílmica

■ Con Fidel Castro hubo gran empatía, recuerda

Juan José Olivares (Enviado)

Ampliar la imagen Me pareció mejor tratar el tema de manera lúdica que mostrar la violencia que dejó, expresa Me pareció mejor tratar el tema de manera lúdica que mostrar la violencia que dejó, expresa Foto: Juan José Olivares

Salónica, Grecia, 19 de noviembre. “Todos sabemos que es un idiota, pero con poder, y no pudimos hacer nada al respecto, lo que, sin duda, lo hace un gran personaje melodramático que no puede conseguir lo que realmente quiere; ése es el punto, que es un inconforme. Su violencia está en querer controlar a la gente, la cual lo desestimó con todo y sus cualidades de vaquero, como John Wayne, sólo que este último no tiró miles de bombas en Irak”, comentó el reconocido realizador estadunidense Oliver Stone, en una entrevista entre cafés y copas de agua.

El pretexto de la charla es su reciente filme W, sobre George Bush hijo, que se exhibió en el 49 Festival Internacional de Cine de Salónica (en Grecia), que también homenajeó a este director, autor de cintas como Pelotón, Nacido el 4 de julio, The doors, JFK, Nixon, Alexander y World Trade Center.

Stone afirma que George W. Bush es “sólo el personaje de un melodrama; una figura que fue presidente ocho años y que cambió la manera de ver la política en el mundo”. Su intención, destaca el realizador, era “saber quién es este hombre, de dónde viene y el daño hizo”.

Complicado, erradicar políticas

Stone asegura que aunque Bush ya casi se ha ido, es complicado erradicar sus políticas, sobre todo las internacionales, y que por eso era importante hacer la cinta antes de que dejara la presidencia de Estados Unidos.

“Se podrán hacer documentales sobre él, o tres o cuatro ficciones, pero no podríamos haber reducido esta historia al tema político. Por eso se centra en personajes como el padre, la madre, la esposa, Condoleezza Rice y Colin Powell, todos fundamentales en la historia de Bush y que vivieron en un país, que podríamos llamar la Tierra Maravillosa, con tal grado de superficialidad que no puede creerse. Además, con tal poder que ni lo imaginamos”, argumenta el cineasta.

“Luego de terminar el filme entendí más sobre el poder de Bush.” Por tal motivo, lo considera una de las figuras más importantes en los recientes 30 años. “Cuando veo lo que hizo en ocho años, pienso que no debió haber desertado del servicio militar en Vietnam en los años 60, para que se diera cuenta de lo que es la guerra.”

En opinión de Stone, parece que a las administraciones estadunidenses les encantan la guerra, la agresión y el dinero; parece que son los grandes motivadores.

El caso de George W. Bush, fue el del “efecto Ícaro: subió tan alto que lo que mantenía pegadas las alas a su cuerpo se derritió con el Sol. Pero al final reconocemos que su influencia es global y nada pudimos hacer. Lo increíble de la historia es que es algo que ocurre en la vida real; me pareció mejor contarla de una forma más lúdica y no mostrar la violencia que nos dejó”.

Al recordar otros de sus filmes sobre presidentes de Estados Unidos, rodados muchos años después de la salida y muerte de esos mandatarios, se le cuestiona si hay que pagar un precio por rodar sobre un tema “caliente”.

Responde: “Siempre actué con plena libertad en el rodaje y no sé si tendré que pagar un precio por haber hecho la película. Aunque la verdad recuerdo que desde mis tiempos de estudiante nunca fui un tipo popular ni tampoco me he desenvuelto desde que comencé a filmar en un contexto popular, así que, pese a que la generación de los mayores de 50 me critica, de todos modos podré dormir tranquilo”.

–¿Por qué insiste en los temas políticos?

–Es que no es una cinta política, sólo es un drama en tres actos. Por eso el reto es hablar de esta forma de un tema tan serio, que involucra a todo mundo. Si tuviéramos que comparar a Bush con algún emperador romano, diría que es Nerón y que le faltó incendiar Irán, Corea y Venezuela.

Para Stone, todos sus trabajos han sido gozo, pero sin duda recuerda la comodidad con la que filmó los dos documentales sobre Fidel Castro: “Hubo gran empatía; me encantó que hablara mucho. Parecía que nos conocíamos de mucho tiempo atrás, y sólo porque era admirador de mis películas”.

Fracasos y triunfos

Por lo pronto, en W, narra los hechos más importantes en la vida del protagonista: sus fracasos y sus “triunfos”; cómo encontró a su esposa y su fe y, por supuesto, los días difíciles en los que se tomó la decisión de invadir Irak.

Oliver Stone presenta a un Bush ridiculizado y con sus demonios etilicos.

Como el presidente Bush aparece en la pantalla el actor Josh Brolin; James Cromwell es Bush padre; Ellen Burstyn, Barbara Bush; Elizabeth Banks, Laura Bush, Jeffrey Wrigth, Colin Powell; Thandie Newton, Condoleezza Rice, y Sayed Badreya, el antagonista Saddam Hussein.

En tanto, continúan las actividades de este longevo encuentro de cine –que comenzaron el fin de semana pasado, pese a las inclemencias del clima–, el cual mostrará más de 180 filmes. Cuenta con sus secciones de competencia, de sólo exhibición, retrospectivas y homenajes a realizadores como el japonés Takesi Kitano, los franceses Jean Pierre y Luc Dardene y el británico Terence Davies, así como la guionista estadunidense y ex bailarina exótica Diablo Cody (que ganó un Óscar por su guión de la cinta Juno), el cinefotógrafo mexicano Guillermo Navarro y el compositor argentino Gustavo Santaolalla, entre otros.

 
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