Usted está aquí: domingo 23 de noviembre de 2008 Opinión A la Mitad del Foro

A la Mitad del Foro

León García Soler

■ La transición muerde su propia cola

Ampliar la imagen En imagen de archivo, el entonces suprocurador de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, Noé Ramírez Mandujano (derecha), al anunciar junto con el general Luis Arturo Oliver la captura de dos integrantes del cártel del Golfo En imagen de archivo, el entonces suprocurador de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, Noé Ramírez Mandujano (derecha), al anunciar junto con el general Luis Arturo Oliver la captura de dos integrantes del cártel del Golfo Foto: Notimex

Durante la alternancia foxiana se impuso hablar de la marcha de sonámbulos, emulación sin simulación de La Marcha de los Tontos, de Barbara Tuchman. Nuestro 18 Brumario resultaría en autismo presidencial, finanzas al borde del abismo, desesperante mutilación de las instituciones; vueltas a la noria con la ilusión de eludir el retorno del autoritarismo ido; o encabezar el cortejo de los notables y la clerigalla para pasmo de los mexicanos del común, testigos de la bendición del cielo al libre mercado sucedáneo de la democracia.

Vendrían las centelleantes movilizaciones en favor del rayito de esperanza. Y los relámpagos de agosto que alumbraron la arraigada desconfianza en la legalidad de los procesos y la certeza en la persistencia del fraude electoral. El poder constituido y los poderes fácticos marcan a fuego al opositor, víctima propiciatoria en el rito de pastorela del conquistador y la visión de los vencidos. Fraude eres y en fraude te convertirás. Andrés Manuel López Obrador, en peregrinación constante por valles y montañas; “presidente legítimo” sin sede y sin tregua, dispuesto a ser mayoría de uno al abandonar a la vera del camino a los desleales, a los de poca fe.

Y Felipe Calderón va de la Casa Blanca al Palacio de la Moneda, donde Michelle Bachelet gobierna y resiste la visión del otro lado del espejo del orden económico, legado de Pinochet. Extraños pares en la pluralidad democrática que padece el desplome del sistema financiero del capitalismo a la americana, del libre mercado sin regulación alguna; instrumentos de inversión y crédito que se reproducían a sí mismos como los pobres de la Tierra que ya son más de dos mil millones. George W. Bush defiende todavía el libre flujo financiero; predica prudencia y no confiar demasiado en la intervención del Estado. Después de destinar 700 mil millones de dólares al rescate y haber invertido gran parte de ellos en comprar acciones de los bancos descapitalizados.

En México, arrestos y arraigos de altos funcionarios de seguridad pública; indiciados cómplices de narcotraficantes que, según los cargos y las declaraciones en Washington de un testigo protegido, pagaban cientos de miles de dólares mensuales a fiscales, subprocuradores, policías federales y otros altos funcionarios de tan baja ralea. Cierto, el que se quema con leche hasta al requesón le sopla. Y la denuncia de hoy proviene de un testigo protegido allá de aquel lado. Como otras que, en un caso cuando menos, fueron desmentidas por los testigos que declararon cuánto les pagaron por señalar a éste o aquel corrupto mexicano. Pero ya nos llegó la lumbre a los aparejos.

En la guerra contra el crimen organizado se ha impuesto la violencia, la barbarie; recuento de muertos y cacería de cabezas. La corrupción endémica ascendió conforme se acentuaba el combate y se encarecía la disputa por el mercado local y el tráfico de drogas hacia el mayor mercado del mundo. Nuestro vecino del norte levanta muros y alambradas con filo de navaja para evitar el paso de migrantes, mientras la droga se hace invisible en cuanto cruza la frontera. De norte a sur, paso libre a las armas de fuego para el crimen organizado. La corrupción es innegable, indiscutible, incontestable, en las alturas del mando y del control. El pescado empieza a pudrirse por la cabeza, dice el proverbio ruso.

Felipe Calderón va de Santiago de Chile a Lima, Perú; hace gala de visión ecuménica y reivindica políticas de economía contracíclica. En México, Agustín Carstens declara que la gripita resultó ser más grave que la crisis que llevó al mundo a la Gran Depresión de 1929. Con razón enciende Felipe Calderón una vela a Friedman, otra a Keynes y, por las dudas, otra para Sigmund Freud, en busca de las razones que la razón no entiende en el rencuentro panista con el Estado rector y la economía mixta, fuente y origen del Estado mexicano moderno constituido en el siglo XX, tiempo en el que nada pasó, según el evangelio de Espino y las jeremiadas de Vicente Fox.

“Aquí nos tocó vivir”, dirían las multitudes que participan en el justo homenaje a Carlos Fuentes por sus 80 años de vida y obra extensa, vigorosa, prestigiada y premiada. No haría falta elogiar aquí al notable ensayista homenajeado. Pero Friederich Katz, gran historiador mexicano nacido en Viena, quien ha dicho que de las grandes revoluciones del siglo XX la mexicana es la única que llegó al nuevo milenio como referente de identidad nacional, expondría en el coloquio El arte de historiar que la antigua aristocracia mexicana logró sobrevivir a la Revolución de 1910, en contraste con lo sucedido en las revoluciones francesa y rusa: “Hay una enorme contradicción en que Madero, Zapata, Pancho Villa, Carranza y Obregón hayan perecido de manera violenta, mientras Limantour, Olegario Molina, Creel y Terrazas fallecieron de muerte natural y en sus camas; esa es una enorme paradoja. En la Revolución Mexicana no hubo terror masivo contra los aristócratas del régimen que se derrocó”.

Y aquí están, en gozo de la persistencia del ancièn régime. Y en espera de que el PRI prolongue más allá de 2009 el impulso y la capacidad comprobada de ganar elecciones y recuperar posiciones de poder político, a pesar del repudio al priato tardío y del hartazgo con la sumisión del priísmo a la tecnocracia. Los resultados de Guerrero y de Hidalgo comprobarían que el priísmo recuperó visión y voluntad de poder. El PRD gobierna Guerrero, donde Zeferino Torreblanca logró tregua para volver a negociar el acuerdo “nacional” con los maestros. Miguel Osorio Chong, priísta, mostró en Hidalgo capacidad de organización en las estructuras políticas, sectoriales y regionales. Ganadas las elecciones, Osorio Chong demanda al gobierno federal resolver la construcción del aeropuerto nacional en Hidalgo.

Germán Martínez se reunió con la mayoría de los ocho gobernadores panistas en Cuernavaca. El de Morelos, Marco Antonio Adame, fue anfitrión de la reunión con tintes de control del dinero recibido por los partidos, teñido finalmente de blanco y azul al trasladarse al Palacio de Covián, donde los recibió Fernando Gómez Mont, flamante secretario de Gobernación.

Fracturado el PRD por el arribo de Jesús Ortega y la renuncia de Alejandro Encinas a asumir la secretaría general, las luchas y conjuras palaciegas del PAN dan lugar a posturas de inflexibilidad: ambos niegan toda posibilidad de alianzas. Ni con el PRD ni con el PRI, dice Germán Martínez. Pobre memoria o poca vergüenza, después de haberse aliado PAN y PRD en Yucatán para hacer gobernador a Patricio Patrón Laviada. La izquierda como mozo de estribo para la casta divina. Y la moral panista, es un árbol que da moras, o sirve para una tiznada, diría el cacique huasteco Gonzalo N. Santos.

Y ahí estamos. Llega el 20 de noviembre y la derecha agobiada por las luchas palaciegas conmemora el aniversario de una Revolución que no desató el terror contra la antigua aristocracia. En busca del tiempo perdido, Fernando Gómez Mont atribuye a la Revolución Mexicana objetivos de la francesa: “Libertad, Igualdad y Seguridad”: pone Seguridad donde dice Fraternidad. Concluye que, según Jesús Reyes Heroles, la Revolución fue liberal. Pero el de Tuxpan afirma que lo social distingue al liberalismo mexicano y es hilo conductor de nuestro proceso histórico.

 
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