Usted está aquí: lunes 24 de noviembre de 2008 Cultura Sombras de aquellos sueños plantea lo agridulce de la nostalgia

■ Primera novela de Enrique Fernández Castelló; edita Suma de Letras

Sombras de aquellos sueños plantea lo agridulce de la nostalgia

■ El inquietante efecto transformador del poder en las personas dio origen a la novela, explicó el autor en entrevista

Arturo Jiménez

Ampliar la imagen Sombras de aquellos sueños se presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el 5 de diciembre Sombras de aquellos sueños se presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el 5 de diciembre Foto: Eugenia Arenas

Una historia de nostalgia, melancolía, evocación y memoria creó Enrique Fernández Castelló en Sombras de aquellos sueños, su primera novela, cuyo protagonista es un secretario de Estado perseguido por la nostalgia amorosa y que está en posibilidades de conseguir la candidatura a la Presidencia del país.

Abogado de profesión y ahora escritor, Fernández Castelló (1950) habla con La Jornada acerca del pasado y los vericuetos creativos de esa novela, editada por Suma de Letras.

–¿Cómo fue perfilando el personaje de José Antonio Escandón, hombre con una intensa vida interna, presa de la nostalgia, y a la vez una persona pública?

–Es un hombre que incursiona en la política sin tener, digamos, el carácter ni las armas para hacerlo con éxito. Al crearlo lo hice como secretario de Estado porque en lo personal me fascina, me intriga el poder público, aunque nunca he estado dentro de él.

“Siempre me ha inquietado cómo el poder transforma a la gente, cómo de repente, de ser simples mortales, se vuelven seres totalmente aislados, con poder ilimitado, cada vez más acotado, afortunadamente en nuestro país.

–El otro personaje fundamental es Laura Aguilar, antiguo amor de Escandón. ¿Cómo se cruzaron ambas vidas?

–Para crear un personaje tienes que tomarlo de tus vivencias. No podría escribir sobre Marte o Júpiter, porque nunca he estado ahí.

“Laura es un personaje relacionado con una persona que conocí, la secretaria de un despacho, hace muchísimos años, entonces le fui creando un destino en el que no le fue muy bien.

–¿Cómo surgió esta nueva vertiente en su vida?

–Escribir siempre me ha encantado, pero no había encontrado el tiempo necesario. La abogacía requiere mucho tiempo y responsabilidad, y es la forma de ganarme la vida. Hablé con mi socio, le dije que me tenía que ausentar un tiempo porque iba a escribir una novela, y me apoyó. Escribir ficción, narrativa, demanda mucho tiempo. Escribir es un oficio al que le tengo muchísimo respeto. En cinco años acabé la novela.

–¿Qué es el pasado, algo muerto o algo latente, pero rezagado por las circunstancias o el azar?

–El pasado nunca muere; termina cuando fallece la persona. No creo que haya un solo ser que no tenga ese padecer y a la vez disfrute su pasado. Es lo que entiendo por nostalgia, es algo inmanente al humano, que ubico como agridulce. El pasado puede estar dormido o escondido, pero en cualquier momento puede regresar.

“Muchas veces tratas de enmendarlo, pero en más ocasiones es imposible; hay cosas que ya no se recuperan.”

–Escandón pierde muchas cosas.

–Pero es un hombre que termina en paz, y mediante esas pérdidas encuentra la esperanza.

 
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