Usted está aquí: viernes 28 de noviembre de 2008 Sociedad y Justicia Obispos de México y Estados Unidos defienden el derecho divino de migrar

■ Preparan carta para demandar a Obama reforma en la materia

Obispos de México y Estados Unidos defienden el derecho divino de migrar

José Antonio Román

Los obispos católicos de Texas y de las diócesis mexicanas fronterizas preparan una carta para el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, en la que insisten en la necesidad de una reforma migratoria lo más pronto posible y en el cese inmediato de las redadas contra indocumentados, acciones que no han sido suspendidas por la administración del presidente George W. Bush.

El obispo de la diócesis de Piedras Negras, Coahuila, quien también es miembro del Consejo de Presidencia del Episcopado Mexicano, Alonso Garza Treviño, expresó su deseo de que el nuevo mandatario estadunidense sea sensible al tema, pues una reforma en la materia no sólo serviría a la economía de su país y a la mexicana, sino que el ingreso legal de los trabajadores evitaría cientos de muertes cada año en el intento de cruzar la frontera sin documentos.

Recordó que de acuerdo con las últimas cifras oficiales de Migración de Estados Unidos y de la Patrulla Fronteriza, en lo que va del año se han realizado poco más de 350 mil deportaciones de indocumentados.

Garza Treviño también citó en entrevista que el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, el cardenal Francis George, ha expresado de manera reiterada su apoyo a esta propuesta.

Los obispos de uno y otro lados de la frontera –afirmó– estamos por la justicia económica y de oportunidades para todos, lo cual implica necesariamente reformar las leyes de migración y la situación de los indocumentados.

Sin embargo, dijo que mientras esta realidad llega, los prelados de ambos países insisten en que el gobierno del presidente Bush reconsidere el uso de las redadas como un instrumento para hacer cumplir las leyes migratorias de su país. “Los gobiernos tienen el legítimo derecho de cuidar sus fronteras, pero las redadas en los centros de trabajo vulneran la dignidad y los derechos humanos de los indocumentados.

“El costo humanitario de dicha práctica sencillamente es inaceptable en una sociedad civilizada, pues con ella se fracturan y dividen las familias, donde niños con ciudadanía estadunidense han sido separados de sus padres. Es necesario que se entienda que la gente tiene el derecho divino de migrar”.

 
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