Usted está aquí: viernes 5 de diciembre de 2008 Cultura Hurga nieta de Joaquín Clausell en la vida del pintor, para vencer el olvido

■ Patricia Clausell presentó su libro Nostalgias ocultas, en el Museo de la Ciudad de México

Hurga nieta de Joaquín Clausell en la vida del pintor, para vencer el olvido

■ “Ahora podemos conocer más al hombre detrás del mito”, expresó la especialista Dafne Cruz

Ángel Vargas

Ampliar la imagen Patricia Clausell, anteayer, durante la presentación de su libro Patricia Clausell, anteayer, durante la presentación de su libro Foto: Yazmín Ortega Cortés

Dos convicciones impulsaron a Patricia Clausell de Latapí a hurgar en la vida y obra de su abuelo el pintor Joaquín Clausell (1866-1935): que “sólo el olvido puede destruirnos” y que “ninguna nostalgia debe permanecer oculta”.

Para ello dedicó más de tres décadas y el resultado es el libro Nostalgias ocultas: anécdotas sobre la vida de Joaquín Clausell, coeditado por Miguel Ángel Porrúa y el gobierno de Campeche.

El volumen fue presentado anteanoche en un acto que implicó el regreso de la familia Clausell al lugar donde el artista campechano habitó gran parte de su vida y tuvo su estudio: la antigua casona de los Condes de Santiago de Calimaya, hoy Museo de la Ciudad de México.

Con la presencia del gobernador de Campeche, Jorge Hurtado Valdez, la especialista Dafne Cruz, del Museo Nacional de Arte –instancia que cuenta en su acervo con una importante colección de ese autor– delineó una breve pero completa semblanza de Joaquín Clausell, a quien ubicó en la generación de artistas que transitó de manera paralela entre los palacios imaginarios del estilismo modernista y las actividades propias de la vanguardia política del siglo XX.

“Al igual que su amigo Gerardo Murillo, el Dr. Atl –indicó– Clausell fue un comprometido activista político, posición que años más tarde le permitiría desarrollar su interés por el arte plenamente convencido del papel que artistas e intelectuales podían desempeñar en una nueva estructura social. Los hechos de su vida así parecieron demostrarlo, como señala este libro.”

Aunque a la obra de este creador se le atribuye un carácter impresionista, la especialista recordó lo dicho por el historiador del arte Jorge Alberto Manrique, en el sentido de que no hay un solo pintor al que deba considerarse impresionista puro u ortodoxo, ya que en México esa corriente plástica se tornó en reflejos de aquella manera de pintar más que una filiación precisa.

“A diferencia de la seguridad matemática de Jose María Velasco –definió más adelante–, en Clausell no existió ese interés científico, descriptivo y realista por el entorno natural. El hilo conductor de su pintura fue el de los ángulos, coordenadas dentro de una superficie que simultá-neamente permiten la equilibrada combinación entre las luces y los colores que operan las gradaciones cromáticas. Las manchas deliberadas y las pinceladas libres acompañaron una búsqueda de precisión.”

Espíritu rebelde y solidario

Según Dafne Cruz, Joaquín Clausell “se consideró apto para descifrar el carácter hermético de la naturaleza, el oráculo de la Tierra”, a partir de la búsqueda de un encuentro con el mundo natural que intentaba captar la esencia eterna y divina que se ocultaba en el universo.

Acerca del libro Nostalgias ocultas, la especialista resaltó cómo la autora, al recopilar cartas, dibujos, pinturas y fotografías –material en el que hay muchos inéditos–, logra transportar al lector al Campeche y la ciudad de México de finales del siglo XIX y principios del XX, pero principalmente a un país inmerso en ideales y revueltas de las que el pintor fue vivo partícipe.

Y es que Clausell desarrolló a lo largo de su vida un espíritu rebelde y al mismo tiempo solidario, como lo ejemplifica el hecho de plasmar en su atrevido periódico, El Demócrata, los abusos del gobierno en la represión de Tomóchic, o sus constantes entradas y salidas de la cárcel, “que en aquellos tiempos estaba repleta de presos políticos y periodistas”.

Concluyó Dafne Cruz: “Gracias a la recuperación amorosa de Patricia (Clausell) podemos conocer más al pintor, pero sobre todo al padre y al abuelo, al amante de los paisajes y de la tierra que lo rodeaba, en la que vivió y murió trágicamente; al hombre detrás del mito, el idealista que pintaba bosques amarillos y nubes verdes con su pincel imposible”.

 
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