Usted está aquí: viernes 12 de diciembre de 2008 Deportes Un aplastante Toluca venció 2-0 a La Máquina en el Azul

Al cierre

■ Varios aficionados celestes abandonaron el estadio antes del final

Un aplastante Toluca venció 2-0 a La Máquina en el Azul

■ Hicimos un buen partido, pero falta redondear allá: Chepo de la Torre

Carlos Hernández

Ampliar la imagen Paulo da Silva (izquierda), quien disputa el esférico con el cruzazulino César Villaluz, marcó el primer tanto de los Diablos Rojos Paulo da Silva (izquierda), quien disputa el esférico con el cruzazulino César Villaluz, marcó el primer tanto de los Diablos Rojos Foto: Víctor Camacho

Diez minutos antes del final, muchos aficionados cementeros se dieron cuenta que estaban en una guerra perdida, y en una marcha triste y con la cabeza baja, buscaron las salidas del estadio Azul.

La Máquina, sin embargo, se había enterado desde mucho tiempo antes, que muy poco, casi nada, podía oponerse a un Toluca que fue muy superior –aplastante, a veces hasta ofensivo–, y que con su fácil triunfo de 2-0 tiene media corona del torneo Apertura 2008.

Fue un partido sin la emoción propia de una final, ya que los Diablos Rojos no tuvieron un contrincante a su nivel. Paulo da Silva abrió el marcador al minuto 14 y Sergio Amaury Ponce aumentó siete minutos después, y ahí prácticamente se acabó la contienda partido. Los rojos en muchos momentos se dedicaron a sobrellevar las acciones y van rumbo a su noveno título, mientras los celestes se enfilan a su segundo fracaso titular en este año.

El próximo domingo Cruz Azul ira por una auténtica hazaña. Como visitante en La Bombonera necesita ganar por dos goles de diferencia para forzar el tiempo extra ante un equipo que se muestra tan sólido al sólo haber recibido un gol en sus recientes 10 cotejos.

Es algo que parece una misión casi imposible por lo observado este jueves en el primer partido, cuando los azules sólo se mostraron peligrosos en los últimos minutos.

Desde el inicio del encuentro se vio el nerviosismo de los cementeros en una mala salida del portero Yosgart Gutiérrez, mientras sus compañeros sólo veían pasar el esférico ante un dominio abrumador de los visitantes.

La superioridad se reflejó apenas al minuto 14, cuando Sinha controló el esférico por la banda izquierda y mandó un centro medido al segundo palo, donde el paraguayo Da Silva conectó un sólido cabezazo que dejó sin oportunidad al guardameta local y los aficionados rojos desnudaron sus torsos a pesar de la fría noche.

Los azules respondieron con un tiro de media distancia de Gerardo Torrado, que Hernán Cristante controló con su conocida clase. Fue la única vez en el primer tiempo que el portero del récord de imbatibilidad se esforzó.

En pleno desconcierto local el 2-0 llegó al minuto 21, en un tiro libre casi por el centro. Sergio Ponce superó la barrera y contó con la colaboración de ésta y de Gutiérrez, quien tardó en reaccionar y se lanzó mal.

Los aficionados celestes se entumieron en sus asientos. Sólo la porra Sangre Azul gritó con desesperación “¡Pongan huevos, azules, pongan huevos!”, en lo que parecía un reflejo de lo que sucedía en la cancha, ya que el rendimiento celeste era decepcionante.

A la media hora de juego Carlos Bonet se tropezó con un defensa y el público exigió un penal inexistente. Su equipo no daba para más, ya que se le terminaba la imaginación al llegar al área rival.

Para finalizar el primer periodo, y en una muestra de lo que había sido el juego, Sinha le puso un auténtico baile al esforzado pero lento Joaquín Beltrán.

Para el complemento ingresó el uruguayo Nicolás Vigneri, lo que despertó un poco la ilusión de los fanáticos. Surgieron tímidos los gritos “azul, azul”, pero fueron tan tímidos como los intentos de su equipo, que era inofensivo, incapaz de superar el doble muro escarlata, y que además amenazaba con sentenciar el juego en peligrosos contragolpes.

Muchas veces se ha criticado al Cruz Azul por ser un equipo frío, y anoche lo fue una vez más, cuando se necesitaba que demostrara ser un conjunto con corazón y con alma.

En este periodo Cristante había sido un observador más hasta que al minuto 66 Miguel Sabah se anticipó a Da Silva, pero su remate pasó desviado.

Gerardo Torrado no fue aquel perro de presa en media cancha y simplemente se dedicó a flotar para evitar su quinta tarjeta amarilla, que le hubiera impedido estar en el partido definitivo.

A la media hora de juego, Alejandro Vela ingresó por el improductivo Pablo Zeballos y el público se desentumió un poco y trató de alentar a su equipo. Sin embargo, la llegada de mayor peligro fue del goleador Héctor Mancilla, quien quiso sorprender a Yosgart con un tiro bombeado.

A partir del minuto 80 muchos aficionados se levantaron de sus asientos, pero no para festejar, sino para irse, ya que en la cancha su equipo era el reflejo de la impotencia.

Pero los que se salieron se perdieron tres ocasiones de gol. La primera, de Carlos Esquivel, quien superó en la salida a Gutiérrez, pero Beltrán despejó con una barrida cuando el balón iba a gol.

Los locales tuvieron su mejor aproximación al 89, en un tiro de Vela que Cristante desvió a una mano y el contrarremate de Vigneri fue despejado por Édgar Dueñas sobre la línea de anotación.

El último estertor celeste fue al 91, en un tiro de Jaime Lozano que pasó muy cerca del poste izquierdo.

El técnico visitante, José Manuel de la Torre, pidió mesura. “Hicimos un buen partido, sobre todo en el primer tiempo, y dimos un paso importante, pero la moneda está en el aire. Nos falta redondear la obra allá”, dijo.

–¿Ya tienen el medio título?

–Aquí no hay medios títulos y nadie está medio embarazado. Aquí eres campeón o no lo eres. No hay que quitarle méritos al Cruz Azul, que es un equipo muy fuerte.

 
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