Usted está aquí: lunes 15 de diciembre de 2008 Deportes Cristante y Da Silva acapararon vítores de la afición escarlata tras el triunfo

■ “No te vayas, no te vayas”, clamaron al zaguero cuando se acercó a la tribuna

Cristante y Da Silva acapararon vítores de la afición escarlata tras el triunfo

■ Los Cementeros no acudieron por su trofeo

■ “Será para la próxima”, dijo Xóchitl Gálvez

Marlene Santos Alejo (Enviada)

Ampliar la imagen Explosión de júbilo al recibir el trofeo de campeones del torneo Apertura 2008 Explosión de júbilo al recibir el trofeo de campeones del torneo Apertura 2008 Foto: Víctor Camacho

Toluca, 14 de diciembre. El grito de “¡portero, portero!” y “Cristante, Cristante” inundó el estadio Nemesio Diez mientras el guardameta quedó “sepultado” en el abrazo multitudinario de sus compañeros que corrieron a felicitarlo tras atajar el disparo de Alejandro Vela.

Mientras las porras y el triunfal grito de “¡sí se pudo, sí se pudo!” estallaban por todos lados para festejar la novena estrella que convirtió al Toluca en el tercer máximo ganador en la historia del balompié nacional, el guardameta exhibió su modestia, pese a la general aclamación.

Cristante cedió el paso a todos sus compañeros y fue el último en recibir la medalla de manos de Justino Compeán, titular de la Federación Mexicana de Futbol. Y cuando un arrobado Paulo da Silva alzó el trofeo en medio de una lluvia de papel picado, de nuevo se escurrió: fue en busca de sus hijas para sumarse con ellas a la vuelta olímpica.

El Nemesio Diez se convirtió en un manicomio. En el tablero electrónico apareció la leyenda: “Tenemos nueve y somos de (Valentín) Diez”. El argentino Martín Romagnoli regaló su playera roja y con el torso desnudo agitó por los aires la casaca albiceleste para fundirse en un abrazo con su compatriota Cristante.

El clamor de “portero, portero” no se apagaba hasta que Hernán se llevó las manos al corazón, elevó los brazos y pidió aplausos para sus compañeros, a quienes señalaba con ambos índices.

José Manuel de la Torre, el timonel, confundió sus lágrimas con el baño de hielo y agua helada que le recetaron sus dirigidos, pero no fue él quien le robó reflectores a Cristante, sino el eficiente zaguero Paulo da Silva, quien se aproximó a la cabecera donde se ubican la Perra Brava y La Banda del Rojo para escuchar una súplica a coro: “no te vas, Da Silva, no te vas” y “te queremos, te queremos”.

Palco de honor

Los directivos, con Valentín Diez a la cabeza, descendieron del palco de honor –donde compartieron sufrimiento y emociones con el gobernador Enrique Peña Nieto y La Gaviota, como llaman los mexiquenses a su novia, la actriz Angélica Rivera– rumbo al templete ya con las playeras de Toluca Campeón Apertura 2008.

En el palco de prensa estaba la ex funcionaria de asuntos indígenas y actual asesora del Cruz Azul, Xóchitl Gálvez, quien con gesto resignado apenas dijo: “ya será para la próxima”.

Los jugadores de La Máquina se retiraron de inmediato, cabizbajos y agotados. Como desde el torneo anterior ya no es obligatorio que el equipo perdedor salga a recibir su trofeo y medallas, no aparecieron ni en la rueda de prensa.

Tras la vuelta olímpica, los jugadores locales se encaminaron hacia el jardín, enfrente de los vestidores, donde una carpa cobijó un convivio familiar antes de disponerse a hacer el recorrido en turibús por esta capital.

 
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