Usted está aquí: martes 16 de diciembre de 2008 Sociedad y Justicia Jusidman: los planes sociales están hechos “con las rodillas”

■ Son ocurrencias de personas que no conocen el país, asegura la consejera del Unicef

Jusidman: los planes sociales están hechos “con las rodillas”

■ El programa de guarderías de Calderón tiró a la basura normas creadas por la Secretaría de Salud

■ Medidas macroeconómicas reproducen sin cesar un mayor número de pobres: David Ibarra

Elizabeth Velasco C.

Los programas sociales gubernamentales están hechos “con las rodillas, de acuerdo con lo que se le ocurre a gente que está detrás de un escritorio y desconoce tanto la historia como la realidad del país, para en su lugar aplicar cosas muy ingenuas y de mucha ignorancia”, afirmó Clara Jusidman, consejera del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Como ejemplo mencionó el programa de guarderías creado en la gestión de Felipe Calderón, que dejó de lado normas establecidas para proteger a los menores “simplemente porque fue una ocurrencia de alguien hacer un proyecto”.

Enfatizó: “En el país había una norma creada por la Secretaría de Salud, la cual establecía que todo aquel que quisiera hacer una estancia o guardería infantil tenía que cumplirla. Pero se tiró a la basura –ni siquiera sabían que existía la norma– porque fue una decisión presidencial. No se vale destruir ese conocimiento y experiencia de protección y garantía de los derechos de este grupo de infantes de alta sensibilidad y vulnerabilidad”.

Durante la presentación del libro Migraciones vemos... infancias no sabemos, la también consejera de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal resaltó que dicho programa “ha venido a competir con los de grupos sociales, porque ha bajado el precio para que las madres inscriban a sus hijos, pese a que no tiene la calidad que amerita”.

Así, en lugar de “apoyar a las asociaciones civiles capacitadas para atender a los pequeños, está provocando su destrucción; un ejemplo es Ciudad Juárez, donde no las tomaron en cuenta ni les preguntaron su experiencia porque había que reinventar el hilo negro y el agua tibia. No se vale. Eso es parte de la desestructuración que vivimos”.

Del libro mencionado, destacó que pone “en evidencia esa desestructuración que hoy viven las instituciones y los programas públicos, en lugar de su transformación y adecuación a las nuevas realidades sociales”.

La exclusión

En la obra, coordinada por Nashieli Ramírez, sus autoras, todas reporteras, retratan la exclusión de millones de mexicanos desde temprana edad, a causa de la falta de políticas económicas de inclusión social. De ahí deriva la migración que, sin contabilizar a los migrantes internos temporales (por ejemplo, jornaleros agrícolas), abarca 26 por ciento de la población.

A ellos se suman 4.7 millones de jornaleros, de los cuales un millón son niños que a “muy temprana edad son confrontados con situaciones de inseguridad, violencia y discriminación”.

Añadió que programas como Oportunidades no cubren a la población infantil de familias jornaleras que al menos seis veces al año emigran en el interior y al exterior del país. Además, esos niños de uno a cinco años están excluidos de programas sociales.

Por su parte, el ex secretario de Hacienda David Ibarra advirtió que el problema medular de la política social es que forma parte de medidas macroecónomicas que, en lugar de eliminar la exclusión vía la creación de empleos y el uso de los impuestos para devolver servicios, reproducen sin cesar un mayor número de pobres por la falta de correspondencia con la microeconomía.

Jusidman puntualizó, parafraseando a Natalio Botana, que “las clases políticas en América Latina usan los recursos públicos que les aportamos para reproducirse ellos, para mantenerse en el poder y sus representaciones, dejando de producir bienes públicos”. “Ya no hay preocupación por el deber de los funcionarios públicos. Se acabó. Los recursos sirven para sus campañas y para hacer programas clientelares, pero no estamos construyendo ciudadanía ni derechos de ciudadanos”.

 
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