Usted está aquí: sábado 20 de diciembre de 2008 Cultura Vivir debería sorprendernos tanto como la muerte: Castillo

■ Presenta seis libros-objeto que narran historias de solidaridad con los enfermos

Vivir debería sorprendernos tanto como la muerte: Castillo

■ En una clínica del dolor nació la idea de escribir para ayudar a los pacientes, revela

■ “Los médicos solucionan el problema físico pero se necesita paliar el problema emotivo”

Fabiola Palapa Quijas

Ampliar la imagen Portada de Familia, libro-objeto de Margarita Castillo, quien señala: a diferencia de los muertos, que ya no sienten nada, todos tenemos problemas y molestias, pero sea bueno o malo lo que nos sucede, siempre aprendemos algo Portada de Familia, libro-objeto de Margarita Castillo, quien señala: a diferencia de los muertos, que ya no sienten nada, todos tenemos problemas y molestias, pero sea bueno o malo lo que nos sucede, siempre aprendemos algo

Margarita Castillo, una de las voces institucionales de Radio UNAM, actriz y escritora, acaba de publicar seis libros-objeto, en los que narra historias de solidaridad dedicados a las personas que padecen alguna enfermedad porque nadie escribe o pinta para ellos.

“Todos los cuentos tienen el propósito de darle un lugar especial a los enfermos, porque otros no se lo dan. Es una batalla justa”, explica la autora de Familia, La historia de Juan Manuel o de como salvar a la manzana, Unión, Yo y yo, De como aprender a sumar, multiplicar y dividir, y Carolina.

En cada uno de los textos, Castillo aborda temas como la vida, la muerte y el dolor, pues considera que “todo ser humano debe disfrutar hasta el dolor, porque forma parte del existir. A diferencia de los muertos que ya no sienten nada, todos tenemos problemas y molestias, pero afortunadamente tenemos vida para resolverlos, y sea bueno o malo lo que nos sucede siempre aprendemos algo”.

La narradora y cuentista asegura que no existen artistas o escritores que dediquen su trabajo a los enfermos. “Nadie piensa en ellos y un cuento, una pintura, una melodía les puede servir de desahogo. Hay obras pero no están pensadas para los enfermos”.

El proyecto de escribir pequeños textos sobre alguna enfermedad y para una persona en particular surgió de la iniciativa de la sicóloga Yolanda Olvera, que imparte clases en el Instituto Politécnico Nacional y trabaja en la clínica del dolor, del hospital 20 de Noviembre del ISSSTE, quien le solicitó a Castillo colaborar con historias que ayudaran a sus pacientes.

“Es difícil escribir sobre algo triste, el primer texto fue sobre Juan Manuel, un niño de 11 años a quien le iban amputar su brazo. Afortunadamente el pequeño en una reacción muy noble dijo que era bueno que fuera el izquierdo porque con el derecho escribe.

“Los médicos solucionan el problema físico pero se necesita la ayuda de terapeutas que traten de paliar el problema emotivo y moral para evitar una depresión, así que para Juan Manuel escribí una historia sobre una manzana que tiene una parte que no sirve, pero al quitarla se puede comer la fruta sin necesidad de tirarla.”

Castillo recordó que el cuento fue leído por una niña de 9 años de la clínica del dolor a quien le iban amputar una pierna y al leer el texto sugirió a la autora cambiar el final, ya que al igual que Juan Manuel quería explicar a otros niños en que consistía la operación.

En otros de sus textos la narradora aborda temas como la seguridad, valorar la vida, y enseña a vivir con el dolor y permitirnos ocuparnos de nosotros mismos, porque a veces vivimos atrapados, encerrados por el trabajo y se nos olvida que estamos vivos.

La autora en el libro-objeto Unión hace una metáfora de una enredadera que para ayudar a vivir a un árbol empezó a envolver el tronco y después se extendió hasta sus ramas. El brazo de la enredadera por estar varias veces encimado se fue fundiendo en sí mismo hasta llegar al punto de que el arbusto parecía tener un tronco más grueso.

“Este cuento –explica Castillo– lo escribí porque uno de los principales problemas que tiene el enfermo es no aceptar su enfermedad y sentirse culpable y además cargar con el dolor. El enfermo sabe que puede recibir ayuda de su familia, amigos y doctores, pero prefiere cargar con todo”.

Entre los libros figura uno sobre un frijol titulado De cómo aprender a sumar, multiplicar y dividir, en el que el lector descubrirá que todo ser humano tiene la oportunidad de librar la gran batalla y contribuir a un cambio.

En el dedicado a la maestra Carolina Verduzco, Castillo relata la historia de una nube con apariencia de piedra, pues asegura que si el hombre no piensa en situaciones frívolas, y es más tolerante su vida puede ser tan limpia y ligera como una nube.

Al referirse al texto La Familia, la autora comenta que el tema central de la lectura es la vida y la muerte porque “todos vamos a morir y deberíamos estar igual de sorprendidos de estar vivos como de morir. Si uno tiene el privilegio de estar, uno suma, por eso la familia es la suma de los vivos y los muertos. La muerte nació cuando surgió la vida.”

Los 6 libros-objetos –diseñados por Héctor Castilla y con imágenes de Verónica Espinosa– se editan gracias a la colaboración de Carlos Orozco y familia. Para los interesados en adquirir el material contactar a Margarita Castillo en la página www.margarita-castillo.com

El monto recaudado de la venta –que es algo simbólico– sirve para construir “el siguiente sueño para un enfermo”.

 
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