Usted está aquí: domingo 21 de diciembre de 2008 Opinión La dinámica económica estadunidense

José Antonio Rojas Nieto
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La dinámica económica estadunidense

Nuestros vecinos la tienen difícil. Creo que nosotros más. Desde febrero de este año 2008, su producción industrial empezó a registrar crecimientos anuales cada vez menores. Para junio ya eran negativos. Con la caída de –5.5 por ciento de noviembre, acumulan seis meses de crecimiento negativo en su industria. El antecedente más inmediato de este comportamiento se ubica entre septiembre de 2000 y enero de 2001, con cinco meses de crecimientos positivos cada vez menores. Y antes –entre febrero de 2001 y mayo de 2002–, crecimientos negativos de este mismo indicador durante 16 meses seguidos. Fueron casi dos años difíciles para nuestros vecinos. Hoy lo es más.

El descenso actual es más rápido y violento. Y –a diferencia de aquel momento– no hay condiciones financieras para revertirlo pronto. Las condiciones de pago están severamente afectadas. Y el crédito también. El flujo neto de inversión en nuestros vecinos es negativo. Sobrepasa los dos mil billones estadunidenses de dólares. Si quisiéramos usar una imagen común, diríamos que su economía está en picada.

Para imaginar un poco las perspectivas próximas de su producción industrial –indicador que usamos un poco abusivamente para comprender el movimiento de la economía– conviene explicitar lo que hoy todo mundo sabe. No hay condiciones financieras para apoyar a empresas con el fin de que incrementen su consumo de maquinaria y equipo, insumos industriales. Tampoco para permitir que las familias aumenten o –siquiera– conserven su ritmo de adquisición de bienes de consumo duradero y no duradero, y de servicios. Por cierto, el nivel de la caída industrial de septiembre, octubre y noviembre no se había vivido desde mediados de 1982.

Desde el punto de vista empresarial esta caída se agrava porque se ve acompañada por un dramático sobrequipamiento industrial. Éste se deriva del impresionante ritmo de instalación de capacidad productiva. De agosto de 2004 a noviembre pasado (52 meses) se registró un crecimiento continuo. Efectivamente menor a 2 por ciento, pero continuo. Ciertamente de marzo a la fecha las tasas han sido un poco más bajas, pero todavía positivas.

¿Qué significa esto? Que se acumulan activos sin que haya una demanda efectiva que los respalde, lo que –sin duda– deprime la rentabilidad de la economía. Esto se manifiesta muy claramente en los dos aspectos de un indicador muy importante: el margen de utilización de la capacidad instalada. Primero, la evolución del margen de utilización de esa capacidad instalada también registra un severísimo desplome. Entre febrero y noviembre de este año (10 meses continuos) experimenta crecimientos anuales negativos. Incluso cada vez mayores. Pero este hecho de suyo ya delicado adquiere mayor gravedad si observamos que 15 meses antes –entre noviembre de 2006 y enero de 2008– el margen de utilización permaneció detenido.

Esto significa que desde hace poco más de dos años la economía estadunidense muestra severas dificultades en el terreno productivo. El segundo es el nivel que registra ese margen de capacidad utilizada. Es útil recordar que los niveles máximos a los cuales ha operado el aparato industrial estadunidense son del orden de 88 y 89 por ciento. Se vivieron a finales de los 60 y principios de los 70. De entonces a la fecha se opera con márgenes menores. En la reciente crisis de 2000 y de 2001 se cayó de niveles superiores a 80 por ciento –experimentados en la década de los 90– a un pobre nivel de 74 por ciento en octubre de 2001.

La recuperación permitió alcanzar niveles de utilización de 81 por ciento a fines de 2006 y principios de 2007. Pero hoy –luego del estancamiento y el declive indicados antes– se opera con niveles de utilización de 74 y 75 por ciento. Esto es muy delicado. Deprime severamente la rentabilidad general de la economía. Ya tendremos oportunidad de profundizar en esto, revisando la evolución reciente de un indicador importante: las ganancias de los organismos no financieros.

Terminemos con un dato reciente de estas ganancias: acumulan siete trimestres con crecimientos negativos, es decir, con caídas. Ya los comentaremos en otra ocasión. Lo cierto es que nuestros vecinos la viven muy dura y –por el vínculo económico creciente que tenemos con ellos– nosotros también.

Dicen algunos especialistas estadunidenses que todavía no se toca fondo. ¿Cómo estarán las cosas que este viernes el petróleo marcador (West Texas Intermediate) registró una cotización de 33.87 dólares por barril (30.50 nuestra mezcla), lo que ya representa un desplome de 112 dólares en cinco meses (100 para nuestro crudo)? Difíciles, realmente difíciles. Pero celebremos la Navidad con esperanza. Sin duda.

 
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