Usted está aquí: lunes 22 de diciembre de 2008 Opinión Centenaria

Centenaria

22 de diciembre de 1908

El Diario*

Una empresa imaginaria

Hace poco más de dos meses, anunció un periódico de esta capital que se iba á formar una empresa explotadora de pescado fresco de Veracruz, y que se iban á establecer numerosos expendios de esta mercancía que tanto consumo tiene en la plaza, como se puede ver por las grandes ventas que se hacen en los mercados y en todos los expendios ya existentes en esta ciudad. Se indicó también que la empresa explotadora de pescado fresco emplearía la mejor calidad de este producto y usaría de los más perfeccionados refrigeradores, á fin de conservar la carne en estado conveniente é higiénico; pero, según sabemos la anunciada empresa no existió sino en el campo fecundo de la imaginación de un repórter, y por consiguiente, no llegó á dar señales de vida, engañando así las esperanzas del público consumidor y de la mayor parte de los extranjeros residentes en México. Y que se sabe son tan afectos á esta clase de manjar.

El público ha tenido que seguir haciendo el consumo de pescado en los expendios exclusivos y en los mercados, y á la verdad que no se manifiesta satisfecho con la mercancía, que suele hallarse en mal estado de descomposición y que, por consiguiente, origina multitud de enfermedades del estómago, que casi siempre tienen funestas consecuencias.

En México son muy numerosas estas dolencias y en las estadísticas de la mortalidad alcanzan siempre cifras muy altas y casi en todos los casos se ha manifestado evidente la causa de estos graves daños, cual es nada menos que la de comer carnes y otras golosinas de las que venden en los puestos de los mercados.

Las llamadas carnitas, garnachas, pajarillas y menudencias fritas, son fatales en sus consecuencias en el estómago, porque además de la mala calidad de estos alimentos, contienen una multitud de impurezas y microbios recogidos por el polvo y en los sitios malsanos en que se expenden.

Otro tanto puede decirse de las barbacoas y chitos, y de los tacos mineros que se confeccionan con mil suciedades.

Mientras los inspectores del Consejo de Salubridad no se manifiesten enérgicos e impongan fuertes castigos á los envenenadores públicos, la mortalidad en México seguirá dando grandes contingentes á los panteones, todo por causa de la venta de carnes y alimentos en estado de descomposición.

CAL

*Se publicó de 1906 a 1917

 
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