Usted está aquí: viernes 2 de enero de 2009 Política Rechazan diputados prohibir publicidad de comida chatarra

■ La obesidad en niños, culpa de las madres, dicen panistas

Rechazan diputados prohibir publicidad de comida chatarra

■ Desecha la Comisión de Salud modificar la ley en la materia

Enrique Méndez

La Comisión de Salud de la Cámara de Diputados rechazó modificar la Ley General de Salud para acotar la publicidad de “comida chatarra” en televisión y exhortar a la Secretaría de Salud (Ssa) a realizar un estudio que determine el sobrepeso en menores de edad y su relación con la publicidad comercial, por considerar que las responsables de la obesidad infantil son las madres, por los alimentos que proporcionan a sus hijos diariamente.

Esa instancia legislativa, que preside el PAN, desechó información acerca de que, por ejemplo, el Canal 5 de Televisa transmite cada hora 39 anuncios de alimentos o golosinas, de los cuales 17 son “no recomendables” para el consumo infantil.

También desechó una propuesta del PT que plantearon obligar a los fabricantes de “comida chatarra” a incluir en las etiquetas de sus productos la leyenda “el abuso en el consumo de este producto puede provocar obesidad”.

Economía, en contra

La postura de la comisión va en consonancia con la de Economía, que también está a cargo del PAN, que en 2008 se negó a prohibir la publicidad –principalmente en televisión– de productos que son factor de obesidad en la población infantil.

En este caso, la comisión que preside el panista Éctor Rodríguez Barba votó en contra de una iniciativa presentada por el también legislador del blanquiazul Jorge Quintero Bello, quien planteó que la Ssa debía realizar “un estudio para determinar la relación entre la ingesta de comida de lato contenido calórico y escaso valor nutricional y su publicidad en los medios de comunicación masiva”.

En su propuesta, Quintero Bello expuso que la influencia de la “comida chatarra” y rápida en México es uno de los factores que contribuyen a la obesidad, especialmente en los menores, ya que se caracterizan por un alto contenido en calorías y escaso valor nutricional.

Refirió que desde la Encuesta Nacional de Salud de 2006 se documentó que la obesidad en niños de primaria se incrementó 33 por ciento desde 1999, y que actualmente se estima que 26 por ciento de la población de entre cinco y un años de edad padece sobrepeso u obesidad.

También ponderó que las estrategias de publicidad y de mercadotecnia de estas empresas “tienen un impacto favorable en la población para comprar y consumir esos productos, y que la televisión es el mejor medio para promocionarlos”; citó el caso de los comerciales difundidos por el Canal 5 de televisión, cuya programación es de corte infantil.

Señaló que, de acuerdo con información proporcionada por la agrupación El Poder del Consumidor, en comparación con datos de Consumers International, México ocupa el primer lugar en mensajes dirigidos a niños, después de Australia, donde se anuncian 29 productos por hora, de los cuales 12 no son recomendables para el consumo de menores. En tercer lugar, expuso, se ubica Estados Unidos, con 24 comerciales por hora, y de éstos 11 son de “comida chatarra”.

El panista incluyó resultados de la Oficina de Alimentos y Nutrición del Instituto de Medicina de Estados Unidos, perteneciente a la Academia Nacional de Ciencias, en el sentido de que los niños ven televisión con menos escepticismo que los adultos y, por lo tanto, son particularmente vulnerables a la publicidad, lo cual afecta la elección de sus alimentos e influye en sus hábitos, pues pueden sufrir cambios de conducta y, además, exigen a sus padres comprarles el producto anunciado en ese medio.

Sin embargo, la comisión determinó en el dictamen en contra de la iniciativa que la obesidad infantil “es un problema epidemiológico, multifactorial y genera grandes costos económicos” y que, entre sus atribuciones, la Ssa tiene las de promover investigaciones que permitan conocer las condiciones de nutrición que prevalecen entre la población y, “derivado de lo anterior, se infiere que la ley vigente ya establece la obligación a la secretaría de realizar estudios” como el sugerido por Jorge Quintero.

Para su decisión dio mayor peso a un estudio elaborado por la Fundación Mexicana para la Salud, donde “se evidencia que el principal decisor de los alimentos que consume durante el día un niño obeso es la madre”.

A la vez, para rechazar la propuesta del PT, la misma comisión sostuvo en otro dictamen que “los expertos coinciden en que no hay alimentos buenos o malos, sino una dieta bien o mal equilibrada”, y que actualmente es una obligación de las empresas colocar las propiedades reales de los productos y valor nutricional en las etiquetas y contraetiquetas.

Inclusive, la comisión rechazó una minuta enviada por el Senado para reformar la Ley General de Salud, con objeto de obligar a las empresas a incluir información más detallada sobre el contenido de sus productos, ya que “existe evidencia sobre la relación entre la dieta y las enfermedades crónicas”.

La minuta señalaba que “los consumidores necesitan información para comprar y elegir alimentos, planificar comidas variadas y balanceadas, en cantidades moderadas”.

 
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