Usted está aquí: domingo 11 de enero de 2009 Sociedad y Justicia Permisos de pesca de tiburón, un “misterio divino”, acusa la UABCS

■ Se otorgan sin criterios científicos y merman las poblaciones

Permisos de pesca de tiburón, un “misterio divino”, acusa la UABCS

Mariana Norandi

A pesar de que la población de tiburones en México disminuye de manera drástica, el gobierno no toma medidas para controlar esta situación y continúa permitiendo la salida de barcos pesqueros al mar sin realizar estudios de factibilidad técnica previos al otorgamiento de permisos, afirmó Carlos Villavicencio Garayzar, investigador del área interdisciplinaria de ciencias del mar de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS).

El especialista explicó que actualmente en la carta nacional pesquera existen 243 permisos para la captura de tiburón, los cuales han sido otorgados sin ningún criterio científico.

“Se sabe que los tiburones son sensibles ante cualquier esquema de explotación; sin embargo, Sagarpa-Conapesca otorgan permisos sin que nadie sepa cómo y por qué se dieron. Son más misteriosos que la creación divina.”

Villavicencio Garayzar comentó que los tiburones poseen una fertilidad muy baja, sólo tienen una cría al año; su fecundación es interna y su desarrollo es muy lento. Una especie como el tiburón de aleta cartón alcanza su madurez a los 16 años. Por todas estas razones, son muy sensibles a cualquier tipo de explotación. “Cuando se explotan, se acaban rápidamente, y las autoridades no hacen nada para regular la pesca.”

El científico aseguró que la merma en la población de tiburones no sólo afecta de manera considerable la actividad pesquera, la cual representa el sustento económico de muchas familias en México, sino que rompe drásticamente con el equilibrio marino, ya que el tiburón es de los principales depredadores que habitan nuestros mares y océanos.

En el Golfo de California, comentó el experto, al sobrexplotar la pesquería de tiburón han aumentado otras especies, como el calamar gigante o el lobo marino, lo que rompe la cadena natural alimenticia.

“En las aguas del Golfo de California se incrementó la presencia del calamar gigante. Esta especie es muy voraz y come todo lo que se encuentra. Al no tener depredadores, acaba con la sardina y afecta a principalmente a los pescadores ribereños.”

Explicó que la carne de tiburón tiene un precio muy bajo, y las aletas, por el contrario, están cotizadas en el mercado hasta en cien dólares el kilo; entonces muchos pescadores los capturan, cortan las aletas y los lanzan al mar donde mueren desangrados.

Resaltó que en México no se sabe cuántos tiburones existen, lo que debería ser un requisito para otorgar los permisos.

 
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