Usted está aquí: sábado 17 de enero de 2009 Ciencias “La rápida evolución social del hombre llevó al cambio climático”

■ Debe haber voluntad política para frenar el deterioro, advirtió el director del IE

“La rápida evolución social del hombre llevó al cambio climático”

■ Las actividades productivas tienen consecuencias a escala planetaria, y el proceso tan acelerado evita que los organismos se adapten, explica César Augusto Domínguez

Mariana Norandi

Ampliar la imagen César Augusto Domínguez Pérez-Tejada asegura que la ecología es una idea que incluye no sólo aspectos físicos de la naturaleza, sino también cuestiones sociales César Augusto Domínguez Pérez-Tejada asegura que la ecología es una idea que incluye no sólo aspectos físicos de la naturaleza, sino también cuestiones sociales Foto: María Luisa Severiano

El concepto de ecología que predomina en la sociedad está basado en el respeto al medio ambiente, conforme el cual el hombre y sus actividades representan una amenaza para conservar el equilibrio natural y, por tanto, queda excluido de cualquier definición.

Sin embargo, el director del Instituto de Ecología (IE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), César Augusto Domínguez Pérez-Tejada, asegura que la ecología es una idea mucho más amplia, que incluye no sólo aspectos físicos de la naturaleza, como el suelo, las plantas, los árboles, el agua o las piedras, sino también cuestiones que tienen que ver con otras perspectivas de la vida en el planeta, como los vecinos, la pareja o los parásitos.

La etimología de la palabra “ecología” proviene de los vocablos griegos oikos, que significa “casa”, y logos, que se traduce como “estudio”. Entonces, explica el especialista, la ecología significa “el estudio de la casa donde vivimos; en ella, el hombre no pude quedar fuera, porque es parte integral”. No faltos de argumentos, precisa el biólogo, hay autores que afirman que estamos viviendo una nueva era geológica denominada “antropoceno”, en la cual el planeta está dominado por las actividades del hombre.

La magnitud de los retos

El IE tiene su origen en el laboratorio de ecología de poblaciones del Instituto de Biología. Más tarde, por acuerdo del Consejo Universitario del 23 de marzo de 1988, se independizó y se fundó el Centro de Ecología, el cual se convirtió en instituto el 13 de noviembre de 1996. En entrevista, su director, quien fue designado para este cargo en mayo de 2008, explica el trabajo que desarrolla el IE y la magnitud de los retos que hoy enfrenta la ecología.

–¿Qué se estudia en el IE?

–Estamos organizados en tres departamentos: uno es el de ecología funcional; ahí se estudia desde el funcionamiento de un microorganismo hasta el del planeta entero. Otro es el departamento de biodiversidad, el cual tiene que ver con la distribución y abundancia de los organismos. México no es megadiverso por una cuestión de suerte; esta característica está relacionada con la historia del planeta, con la geografía del país y con su lugar en el continente.

“El tercer departamento es de ecología evolutiva, y si el primero estudia el cómo y el segundo los dónde y cuántos, éste investiga el porqué de los procesos. Por ejemplo, las razonas por las que una persona está diseñada para matar a su hermano o por qué los hombres y las mujeres difieren en su interés por formar una pareja.”

–¿Qué tipo de investigaciones hace el IE?

–Por un lado, hacemos investigación aplicada, relacionada con la conservación y el manejo de especies y ecosistemas. Ahí se realizan estudios sobre jaguares, murciélagos, islas o el cambio climático. Por otro, desarrollamos investigación teórica, que es menos conocida, pero es la que alimenta la investigación aplicada, y es donde se pueden encontrar historias increíbles, como la evolución de los conflictos familiares o por qué los hermanos se pelean y los padres dejan que los hijos se maten.

–¿Una conducta de esas características no es social?

–No, es pura biología, y ejemplos conductuales de ese tipo tenemos muchos, tanto en animales como en plantas, ya que en éstas también se dan conflictos familiares, sólo que los expresan de otra manera.

“El comportamiento de las plantas a veces es increíble, como cuando cambian de sexo según su conveniencia: si captan que en el ambiente hay muchos machos, se convierten en hembras, y si hay muchas hembras, se transforman en machos.”

–¿Con las leyes de la biología se podrían justificar conductas criminales?

–Ese brinco es muy peligroso; el problema es que sí se han utilizado para justificar ciertos delitos. Por ejemplo, hay animales en la naturaleza que violan a las hembras. Desde una visión absolutamente antropocéntrica se podría describir como una violación, pero también, como han hecho otros investigadores, se puede interpretar como una manera que tienen las hembras de medir qué tan macho es un ejemplar. Si esta visión, en términos biológicos, la hacemos historia, la violación es absolutamente natural, pero si lo extrapolamos a los humanos, entonces es una aberración, porque tendríamos que decir que la biología empuja a un hombre a violar.

Evolución contra desarrollo cognitivo

“En mi opinión aún somos animales biológicos, y hay muchos aspectos en nuestro comportamiento que son parte de nuestro legado evolutivo, pero también es cierto que nuestro desarrollo cognitivo evita que conservemos algunos comportamientos, como tener hijos con un hermano. No hay nada biológico que lo impida, pero hay un desarrollo moral, que por ciertas razones, probablemente con bases biológicas, nos lo imposibilita. Ahí vemos cómo la parte social de los humanos evoluciona mucho más rápido que la biológica; por eso hemos llegado al cambio climático.”

–¿Qué relación existe entre esa evolución y el cambio climático?

–El planeta nunca ha estado quieto y ha evolucionado, no sólo como proceso geológico, sino también por los animales, las plantas y los organismos que en él viven. Cuando se originaron las cianobacterias, hace millones de años, el mundo no tenía oxígeno en la atmósfera. Entonces surgen esas bacterias que producen un desecho de oxígeno; fue tal su impacto en el planeta que cambió la atmósfera, y el oxígeno se volvió un veneno para todos los bichos que vivían antes, los cuales buscaron otro sitio o evolucionaron a una atmósfera con oxígeno. Ésa fue una de las grandes revoluciones de la vida, donde se vio cómo un solo grupo de organismos puede tener consecuencias sobre toda la biota.

“Ahora vivimos una situación parecida: los efectos de los humanos tienen consecuencias a escala planetaria; la diferencia radica en que las cianobacterias cambiaron el planeta en millones de años y ahora la tasa de evolución en la que ocurre el proceso de transformación es muy rápida como para permitir que los organismos se adapten. Es decir, la cosa va tan rápida que algunos organismos lograrán sobrevivir y otros estarán condenados a la extinción.”

–¿Todavía se puede evitar?

–Si no nos ponemos las pilas, es inevitable. Es decir, debe haber voluntad política para desacelerar este proceso y que cada uno de nosotros cambie de forma de vida. Porque tenemos toda la tecnología para solucionar el problema y sabemos cómo hacerlo, pero mientras todo mundo quiera vivir como los estadunidenses, no hay manera de que este planeta aguante. Ése es uno de los grandes retos a los que se enfrenta hoy la ecología.

 
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