Usted está aquí: sábado 17 de enero de 2009 Cultura San Miguel: el otro festival

Juan Arturo Brennan

San Miguel: el otro festival

San Miguel de Allende, Gto. A lo largo de los años, he dado noticia en este espacio de algunas de las actividades del conocido Festival de Música de Cámara que se realiza anualmente en el verano, con una muy importante participación de la comunidad estadunidense de esta ciudad del Bajío.

Por primera vez, acerté a venir a San Miguel de Allende hacia el fin del año, lo que me permitió asistir, también por vez primera, al otro festival de música de cámara, el que se realiza desde hace 26 años en los últimos días de diciembre, bajo la dirección musical del violoncellista mexicano Gilberto Munguía.

¿Cuál es el perfil musical de este otro festival sanmigueleño? No muy distinto al del encuentro veraniego. Los conciertos giran mayoritariamente alrededor del repertorio para cuarteto de cuerdas, con algunos instrumentistas invitados para ampliar la gama de las obras a interpretar. Llamó mi atención el hecho de que en esta versión del festival hubo un solo centro de gravedad, el siempre excelente Cuarteto Fine Arts.

De los 11 conciertos “oficiales” (sin contar los gratuitos y los infantiles) del festival, todos realizados en el Teatro Ángela Peralta, diez contaron con la participación del Fine Arts o de sus integrantes. ¡Vaya que si se hizo rendir al máximo al grupo invitado!

En cuanto al repertorio general del festival, también es muy similar en su concepción al del foro de verano. Los programas están anclados básicamente en compositores clásicos y románticos, con pocas extrapolaciones hacia otras vertientes musicales; en el festival del 2008, apenas destacaron los nombres de Ysaÿe, Glass, Herrmann, Popper y Kosenko en medio de una alineación musical tradicional con una sola, solitaria obra mexicana. Mi periplo guanajuatense me permitió asistir al sexto de los conciertos del festival de invierno, cuya reseña hago en seguida.

El Cuarteto No. 1 de Sergei Rajmaninov es una obra con un cierto perfil neoclásico, filtrado quizá por la influencia de Chaikovski. Más que la intensidad arrebatada de otras obras de Rajmaninov, se percibe aquí una cierta transparencia, una paz de espíritu bien asumida por el Cuarteto Fine Arts, especialmente en el entramado tímbrico de un primer movimiento ejecutado íntegramente con sordinas.

El Cuarteto Op. 12 de Félix Mendelssohn, segunda obra del programa, fue interpretado de manera perfectamente congruente con su perfil apolíneo y con su delicado equilibrio. No hay en esta obra arrebatos apasionados, no hay grandes contrastes ni formales ni expresivos, no hay cimas sonoras ni simas espirituales. Hay, en cambio, un discurso homogéneo y de gran claridad formal, así como un espíritu netamente clásico al que el Cuarteto Fine Arts se apegó con rigor.

De particular interés, la ejecución de un allegretto que cumple las funciones de un scherzo, con una peculiar estructura A-B-B, o si se quiere, atendiendo a la dinámica de cada sección, B-A-A. Sin duda, la obra más atractiva del programa fue la última, el Quinteto Op. 1 de Ernö Dohnányi, para cuya ejecución el Cuarteto Fine Arts contó con la colaboración del pianista Thomas Hrynkiw. Este quinteto es una obra rica, sonora, potente, que se mueve en general en un ámbito de tardío romanticismo, con algunos toques de modernismo muy bien situados y distribuidos en la partitura. El sabor de la obra es claramente centroeuropeo, lo que puede ser detectado en algunos de sus giros melódicos y patrones armónicos.

Los cinco intérpretes tuvieron la lucidez para no dejarse llevar por el impulso de exagerar las gitanerías, y mantuvieron bajo muy buen control el desarrollo de los materiales propuestos por Dohnányi.

Si fuera menester destacar un momento particular en la ejecución de este interesante quinteto Op. 1 del compositor húngaro, yo elegiría el episodio fugado que corona el cuarto movimiento, cuyo contrapunto fue urdido con eficacia y claridad por los cinco músicos.

No tuve tiempo de averiguar si entre ambos festivales de San Miguel de Allende existe alguna relación; si hay colaboración o una indiferente tolerancia mutua o si, muy a la mexicana, se ponen piedras en el camino los unos a los otros. Sería interesante saberlo.

 
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