Usted está aquí: sábado 17 de enero de 2009 Opinión Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez
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■ Granjas Lomas de Poleo

El despojo de tierras a los de abajo con la complicidad de los poderes económicos y políticos es una cotidianidad en México, pero lo que ocurre en la colonia Granjas Lomas de Poleo, en Ciudad Juárez, Chihuahua, rebasa cualquier límite humanitario: asesinatos, destrucción, amenazas, robos, golpes, encierro y cualquier otro atropello comete la poderosa familia Zaragoza para apropiarse de las 345 hectáreas en las que pretenden construir un corredor industrial y comercial binacional. Son 25 familias las que aún resisten, a pesar de que la violencia en su contra se incrementa todos los días.

Para despedir 2008, el pasado 31 de diciembre tres hombres entraron a la casa de Cruz Reza Sáenz, lo golpearon, lo amarraron y le robaron diversos artículos personales. Tres días antes, cuenta Cruz Reza, de 71 años de edad, arribaron a su casa alrededor de 30 hombres con maquinaria pesada para destruirla. Lo impidieron él y el resto de sus compañeros, pero desde ese día no puede salir de su vivienda, pues si lo hace sabe que a su regreso sólo encontrará escombros.

El 7 de enero otro comando de hombres pagados por los empresarios Pedro y Jorge Zaragoza Fuentes destruyeron la casa de Salvador Agüero, ante la impotencia de los vecinos que no pudieron evitarlo y fueron amenazados con que su casas serían las próximas. ¿Qué pasa en Lomas de Poleo? En 2003 la familia Zaragoza Fuentes, uno de los clanes más ricos de Chihuahua y de todo el norte del país, decidió que le pertenecía el predio en el que habitaban cientos de familias desde hace 30 años. La colonia Granjas Lomas de Poleo se ubica dentro de un perímetro de 25 mil hectáreas que la Secretaría de la Reforma Agraria declaró propiedad de la nación el 17 de abril de 1975.

Desde entonces las familias que decidieron defender sus tierras enfrentan todos los días amenazas y violaciones abiertas de los enviados de los Zaragoza: destrucción de decenas de viviendas habitadas, desconexión de energía eléctrica y diversas y constantes agresiones físicas. Hace seis años que los colonos viven dentro de un inconcebible cerco, pues con la complicidad de la Dirección de Asentamientos Humanos del municipio, a cargo de Carlos Morales Villalobos, los Zaragoza cerraron todas las calles y los encerraron como animales, con postes y alambres de púas. Tres casetas de vigilancia y la instalación de un portón en la entrada principal de la colonia cierran el cerco donde guardias particulares vigilan, detienen, registran, decomisan el alimento para los animales de crianza e impiden la visita de otras personas. “Estamos decididos a no aguantar más”, advierten desde Ciudad Juárez, esa tierra de nadie en la que impera el terror, pero también la resistencia.

 
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