Usted está aquí: domingo 18 de enero de 2009 Estados Vigentes desde 1990, grupos ciudadanos “guardianes” de la moral en Mérida

■ Son católicos, de clases pudientes y con notoria influencia política

Vigentes desde 1990, grupos ciudadanos “guardianes” de la moral en Mérida

Luis A. Boffil Gómez (Corresponsal)

Mérida, Yuc., 17 de enero. En 18 años, las autoridades panistas de Mérida han optado por sancionar las faltas ciudadanas a la moral y las buenas costumbres con “ordenamientos no escritos” en vez de utilizar sus bandos de policía y buen gobierno autorizados en el Diario Oficial del estado de Yucatán.

En las casi dos décadas de ininterrumpidas gestiones municipales del blanquiazul, las prohibiciones y sanciones para las personas que infrinjan “los valores familiares” han sido menos radicales –al punto de autorizar las manifestaciones homosexuales (lo que en la década de los años 90 era impensable)–, pero permanecen vigentes grupos ciudadanos que se han convertido en “guardianes” del orden moral y de las buenas costumbres.

Estos grupos operan con reglas “no escritas”. Generalmente los forman ciudadanos católicos, suelen pertenecer a las clases sociales económicamente poderosas y sólo influyen en las autoridades municipales cuando se exhiben espectáculos, según ellos, reñidos con la moral, como desnudos en cabaretes, actos lésbico-gays y obras de teatro de contenido erótico.

Según fuentes autorizadas de la comuna, que pidieron el anonimato, ciudadanos prominentes agrupados en organismos llamados Vida y Salud, Amor y Vida, y Paternidad Responsable, entre otros, se encargan de evitar que la “promiscuidad y la degeneración se extiendan entre los ciudadanos bien nacidos de Mérida”.

Estas personas se encargan de denunciar si en determinados sitios públicos, incluso particulares, hay gente que incurre en “actos reñidos con la moral”. Avisan a las autoridades y a la policía municipal, y se procede a la sanción.

El alcalde César Bojórquez Zapata dijo desconocer la existencia de esos “guardianes de la moral”, pero sostuvo que en Mérida no hay mayores prohibiciones ciudadanas, con excepción de las que configuran delitos tipificados por las leyes. “Mantenemos respeto por la moral y las buenas costumbres, pero tampoco somos tan radicales como en otros lugares (en alusión a lo ocurrido en Guanajuato)”, puntualizó el edil.

El origen de la “regla no escrita” comenzó en 1990, durante la gestión de la alcaldesa panista Ana Rosa Payán Cervera, cuando ordenó designar soberano del carnaval de ese año a un matrimonio; de igual forma, prohibió que en los desfiles carnestolendos (“la fiesta de la carne”) las modelos se pusieran tangas o bikinis. Las empresas patrocinadoras se inconformaron, pero no evitaron la medida.

En junio de 1995, durante una siguiente administración panis-ta, el gobierno municipal aprobó, a petición de ciudadanos con “acendrados valores morales”, censurar actos reñidos con la moral y exhibición de preferencias sexuales, y prohibió los desnudos en espectáculos y obras teatrales.

De 2001 a 2004, durante la segunda gestión de Payán Cervera al frente del ayuntamiento, la alcaldesa contrató “inspectores honorarios” para impedir la proliferación de desnudos femeninos en centros nocturnos de esta capital, los cuales mandó clausurar definitivamente.

 
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