Usted está aquí: domingo 18 de enero de 2009 Opinión ¿No que la crisis “viene”?

Antonio Gershenson
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¿No que la crisis “viene”?

Nos enteramos por estas páginas de que entre noviembre y diciembre de 2008 se perdieron 400 mil puestos de trabajo en México. Y aclaran que el peor mes normalmente es enero, así que ya sabemos lo que podemos esperar. Otra confirmación de que la crisis ya está aquí, y que sólo algunos discursos oficiales trasnochados dicen que apenas viene. El pasado domingo en este mismo espacio citábamos que en Estados Unidos el desempleo rebasó 7 por ciento, y que allá esperan el peor momento a finales de 2009, con por lo menos 9 por ciento.

Otros funcionarios se llenan la boca con la palabra “blindaje”, aunque éste sea de chatarra oxidada. Y sí está por darse un cambio, un cambio de gobierno, pero en Estados Unidos, pasado mañana 20 de enero. Aquí los cambios de gobierno parecen darse de a poquito, y no necesariamente en el mejor sentido posible. Ya cambió, y dejó de ser del partido gobernante, el PAN, el secretario de Gobernación.

Ahora se habla –no oficialmente, pero sí en público– de un cambio en la dirección de Pemex. Se escribe en un medio público de difusión que se enviaba la propuesta de Suárez Coppel, que fue director corporativo de Finanzas de Pemex durante la gestión de Fox. Primero, como sustituto del director de esta misma institución, luego como consejero profesional. En ambos casos habría sido rechazado por tener abierto un expediente penal por haber “lavado” el famoso dinero que se donó, a través de la dirección sindical, a la campaña presidencial del PRI del año 2000.

En Estados Unidos ya es público que los diputados (o representantes) de la mayoría demócrata ya acordaron un proyecto de presupuesto para contrarrestar los efectos de la crisis. Son más de 800 mil millones de dólares, y tienen una diferencia básica con lo proyectado por el ya casi presidente de su país: menos dinero para recortar impuesto a individuos y a empresas (que serían las principales afectadas), y más dinero para inversión pública, que evidentemente generaría más empleos. La minoría republicana quiere lo contrario, más reducción de impuestos, y menos inversión pública. Si se subsidia menos, por ejemplo, a la industria automotriz en crisis, algunos plantean que eso se compense renovando la flotilla oficial de coches.

Obama planteaba unidad de las diversas fuerzas, lo cual no es compatible con el cambio de la mayoría demócrata de representantes. Habrá un proceso, no está definido aún el resultado, pero lo que se ve es que las fuerzas que fueron dominantes ahora están en apuros. De un gobierno saliente en el que las compañías petroleras tenían puestos importantes en la primera fila, se pasa a otro en el que estas empresas ven que al cambiarse la línea de producción de coches para reducir el derroche de gasolina, pues a ellos les bajarán notoriamente las ventas de la misma.

En este espacio, el 28 de diciembre, veíamos con cierto detalle que ya está, desde hace meses, el estudio para definir sitio y otros elementos importantes para la nueva refinería. Y planteábamos que ya se debe anunciar ese sitio e iniciar de inmediato la compra de terreno y los trabajos ya viables. Cuando Hacienda envió el “segundo paquete” del presupuesto, incluyendo el dinero para iniciar este desarrollo, señalaba que la inversión mitigaría los daños de la crisis. No entraba en detalle, pero es obvia la importancia de la generación de empleos. Esa “inyección” anticrisis es muy, muy poquito frente al tamaño de la situación financiera, es como querer apagar el incendio con un gotero. Ni comparación con lo que se discute en Estados Unidos. Pero incluso ese gotero, es el colmo que se lo guarden en el bolsillo mientras intercambian el “bla bla bla” con gobernadores y demás.

Pero, dijimos entonces, el intercambio de discursos sobre si la refinería estaría en mi estado o en otro se da cuando que esto ya está resuelto técnicamente. En la comparecencia de tres altos funcionarios en torno a problemas de Pemex, el pasado miércoles en el Senado, varios legisladores insistieron en esta urgencia, además de señalar otros problemas. También aquí insistimos. Si hay cambio de director, debe haber cambio en la política del organismo público descentralizado, y en el sentido que en éste y otros artículos anteriores, y por otros colaboradores y también en otros medios y por otros medios, hemos señalado.

También es urgente que se resuelva la quema en gran escala de gas en la sonda de Campeche. Se debe terminar ya la planta eliminadora de nitrógeno que, según informes oficiales, se construye en Ciudad Pemex, Tabasco, si no es que ya se terminó y no se informa; se debe poner en operación a plena capacidad esta planta, con lo cual obtenemos suficiente gas natural para eliminar sus importaciones. Este gas debe abaratarse y venderse al costo más un modesto margen de utilidad, y no al precio de las importaciones, que deberán haber desaparecido. Con esto bajará de precio la electricidad, y se podrá revivir la petroquímica. Y éstos son sólo ejemplos muy importantes.

Lo que quede del gas que ahora se quema deberá comprimirse y reinyectarse como se prevé en los reportes oficiales.

 
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