Usted está aquí: jueves 29 de enero de 2009 Espectáculos “Al convertirse en clown uno se hace más perceptivo y sensible”

■ Gabriela Muñoz ofrecerá taller intensivo de esta disciplina, poco difundida en México

“Al convertirse en clown uno se hace más perceptivo y sensible”

■ En sentido terapéutico es jugar en serio con las frustraciones y aceptarlas, explica la artista

■ “A diferencia del payaso, es un ser que comete errores, no tiene prejuicios y está abierto a la vida”

Jorge Caballero

“Cuando te conviertes en un clown te vuelves más receptivo, además es terapéutico, y lo compruebo cada vez que me sumerjo en ese papel: soy más perceptiva, más sensible y me confronto con mi entorno”, asegura la veracruzana Gabriela Muñoz –integrante de las compañías Trupe da Lua, de Portugal, y Brink Theatre, de Inglaterra–, quien impartirá un taller, que se inicia el próximo 4 de febrero en Coyoacán.

Para sacar el clown que todos llevamos dentro, la artista comenta que “este taller no sólo es para actores, sino para artistas en general, porque clown es el estado más vulnerable que tenemos. No es la creación de un personaje: es jugar en serio con tu propia frustración y aceptarla; hacer que la gente se ría a partir de la desgracia es como el artista logra conmover. A diferencia de un actor o un payaso, el clown comete errores, vive sin prejuicios, abierto a la vida y a sus instintos, reacciona a lo que escucha, a diferencia de una actuación ya definida”.

No es el personaje del pastelazo

Torciendo de modo singular los labios, Gabriela Muñoz indica: “El clown no es el payaso de ja já ni de pastelazo. En este taller es importante que se entienda esta vulnerabilidad y que se hace en serio, y en esto radica que la gente ría… el clown persigue la finalidad de vivir con el corazón abierto; mediante la técnica exacerba las cosas; por ejemplo, si una persona habla mucho, compulsivamente, puede exagerar muchísimo; se trata de que esa frustración se convierta en un juego que sirva en escena al sobredimensionarlo… Otra cosa que buscamos, claro, es romper con la creencia de que un clown se tiene que pintar el rostro, debe tener la nariz roja y zapatos enormes”.

Concentrando sus enormes ojos en un punto inexistente, Gabriela Muñoz suelta: “Creo que soy un clown, porque cuando una vez me paré en el centro de un círculo rodeada del público, sin hacer nada, únicamente pensando qué hacer para que las personas soltaran la risa, simplemente siendo yo misma provoqué las risotadas, porque los espectadores se reconocieron en mí, nada más que ellos no estaban dentro del del círculo.

“Hay muchos tipos de clown: en el laboratorio; si los payasitos de crucero se asumen, también lo son, como muchos actores de comedia, como Woody Allen. Los clowns somos de tiempo completo.”

La creadora explica el contenido de su taller: “Serán 10 días con cinco horas de trabajo. Se tratará de encontrar la fórmula perfecta entre el espacio y el ritmo para que los asistentes descubran su clown individual, que en síntesis es un estado de conciencia; por ejemplo, si se está muy estresado, ayuda jugar con ese estrés, o si se está muy enojado, convertirse en un clown superfeliz”.

Sin dejar de hacer una combinación de ojos, mirada, gestos faciales y movimientos con las manos, la artista comparte los créditos: “En el taller también participará Sabine Choucair, de la Compañía Internacional Amoeba, de Líbano. Ella ha trabajado mucho con niños desplazados de Afganistán y les ha impartido talleres de clown. Estaba muy interesada en trabajar y descubrir México, porque aquí el trabajo de clown es casi desconocido y aún resulta una disciplina abstracta para el público. Para mí es importante hacer este trabajo en mi país, acabar con este estigma de lo que es un payaso y difundir que es un entrenamiento que sirve igual para artistas, escritores y actores”.

Con cierto aire de tristeza, la artista lamenta: “Después de estas 10 sesiones, a las cuales no se ha inscrito nadie, impartiremos el taller en la Facultad de Teatro de Jalapa, Veracruz, en la que ya la demanda sobrepasó las expectativas, se preinscribió el doble de alumnos. Básicamente es encontrar el espacio, ritmo, tiempo para que cada quien saque su clown individual, porque todos estamos en diferentes estados de conciencia. No sacar el clown del Cirque du Soleil ni el payaso de Disney ni de pastelazo, sino en la franja intermedia. Será interesante hacerlo en el Distrito Federal... al final del taller los participantes harán una presentación para sus compañeros”.

Taller de clown, para mayores de 18 años, del 4 al 13 de febrero en horarios de 16 a 20 horas. El costo total es de 800 pesos y se llevará a cabo en las instalaciones de la Karpa Demente, ubicada en el estacionamiento del Museo Diego Rivera Anahuacalli. Calle Museo 149, colonia San Pablo Tepetlapa, en Coyoacán. Más información en el teléfono 5617-4310, con David Esquivel. Cupo limitado.

 
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