Usted está aquí: lunes 2 de febrero de 2009 Economía Con pesimismo e incertidumbre por la economía concluye Davos

■ Predominó el desconcierto en las rondas de cinco días; las viejas recetas ya no funcionan

Con pesimismo e incertidumbre por la economía concluye Davos

■ Lo más importante es recuperar la confianza en el sector bancario, y que conceda créditos que lleven a la recuperación, dicen expertos

■ Habló Putin de libre mercado sin muchas restricciones

Afp, Dpa, Notimex y Reuters

Ampliar la imagen Klaus Schwab (izquierda), fundador del Foro Económico Mundial, y el arzobispo emérito de Sudráfrica, Desmond Tutu, participaron en la última sesión plenaria de la reunión anual que se celebra en Davos, Suiza Klaus Schwab (izquierda), fundador del Foro Económico Mundial, y el arzobispo emérito de Sudráfrica, Desmond Tutu, participaron en la última sesión plenaria de la reunión anual que se celebra en Davos, Suiza Foto: Ap

Davos, 1º de febrero. El Foro Económico de Davos concluyó en medio del pesimismo sobre el estado económico del mundo y con incertidumbre sobre la magnitud y el fin de la crisis. Muchos de los responsables de la crisis económica y financiera ni siquiera viajaron al foro, ya sea por hacer otras cosas o porque ya no ocupan los cargos del pasado.

El desamparo y desconcierto en casi todas las 200 rondas a lo largo de cinco días también muestra, según observadores, que las viejas recetas de Davos ya no funcionan. En el encuentro no hubo portadores de esperanza al estilo del nuevo presidente estadunidense.

La seguidilla de fórmulas como “restaurar la confianza”, “buscar soluciones globales”, “reducir de nuevo las deudas” e “impedir el proteccionismo” provocaron signos de cansancio en algunos asistentes al foro.

Lo que quedó claro es que los que toman las decisiones –tanto en política como en economía– están sobrepasados en el intento de manejar el actual sistema económico y financiero. Incluso el ex presidente Bill Clinton sólo atinó a decir “sobreviviremos” a la crisis, una esperanza bastante magra para los pacientes en coma que yacían en el sanatorio de Davos.

En ese tenor, el escritor brasileño Paulo Coelho exhortó a tener una actitud “alegre” frente a la crisis económica, y destacó que la recesión tiene una cara positiva porque obligará a realizar cambios en el sistema económico y financiero mundial.

“Hay que afrontar la crisis con alegría, sabiendo que hay que cambiar todo, incluso el modelo cultural”, declaró el autor de El alquimista, una de sus novelas más vendidas. Coelho, quien es el autor de cabecera del ex presidente de Estados Unidos, William Clinton, con el que se ha entrevistado en Davos en varias ocasiones, señaló que aunque tenga efectos negativos, la crisis será benéfica a largo plazo.

Los expertos reunidos en Davos apuntaron algunas soluciones para la fuerte neumonía que vive la economía mundial. La mayoría coincide en que lo más importante es la recuperación de la confianza en el sistema bancario, que debe ser reformado, para que vuelvan a concederse créditos que animen la recuperación.

Los gobiernos, mediante políticas innovadoras y coordinación internacional, fueron designados como los encargados de llevar a cabo las acciones necesarias para reconstruir el sistema. La cumbre, que llevaba por título “Rediseñando el mundo para después de la crisis”, termina con un ejercicio de contrición pendiente por parte de los empresarios y financieros.

Ninguno de los empresarios y ni representantes del sector financiero asistentes al foro pusieron en duda el sistema neoliberal, pese a que coincidieron en que la crisis actual deriva de la falla de muchos de sus principios o de la falta de regulación y de vigilancia.

Es un mundo dado vuelta. Muchos no podían creer lo que escuchaban sus oídos cuando justamente el jefe del gobierno ruso, Vladimir Putin, vino a hablar de un libre mercado sin restricciones demasiado grandes del Estado.

Parece ser que para explicitar su desdén por los fracasados, en una reunión Putin incluso trató a importantes gerentes como a escolares. “En realidad nos tendríamos que haber levantado y marchado”, consideró uno de ellos. Pero ninguno se animó a hacerlo, indicó el diario alemán Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung.

Esto muestra cuánto bajó la autoestima de aquellos que durante años dominaron incluso con arrogancia el escenario de Davos, y que ahora enfrentan los escombros de su propio trabajo, evalúan analistas.

El nuevo objetivo podría ser que en el contexto del Grupo de los 20 –la plataforma común de los países industrializados y los emergentes– a celebrarse en abril en Londres, se busque un camino de salida a la crisis.

El periódico suizo NZZ am Sonntag indicó que en Davos “una momia política fue despertada a una nueva vida”. La así llamada Tercera Vía entre capitalismo y economía pública es tan sólo “un eufemismo para el hecho de que actualmente todos piensan un poco de manera socialdemócrata”.

Tras este invierno boreal, Davos ya no volverá a ser lo que era. No sólo porque el anfitrión de uno de los hoteles más renombrados reconoció en televisión que esta vez “hubo menos caviar y más carne, menos champaña y más vino blanco”. Sino porque para muchos, la fiesta terminó.

Como si no fuera suficiente con deudas multimillonarias, caídas imprevisibles de las exportaciones, una tasa de desempleo en flagrante aumento y los llamamientos a más estatizaciones, también se produjo un escándalo político.

Con el rostro enrojecido, el jefe de gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan, se bajó del podio luego de que un emocionalmente estresado presidente israelí, Shimon Peres, mantuviera un alegato tal sobre la guerra de Israel en la Franja de Gaza que hizo temer por su salud.

El fundador de Davos, Klaus Schwab, que a sus 70 años es un experimentado moderador con su participación en estos 39 foros económicos mundiales, tuvo que esforzarse mucho para calmar los ánimos. Fue como una señal: actualmente el mundo tiene demasiadas crisis.

Brasil sustituye créditos

Las condiciones crediticias volverán a la normalidad en Brasil dentro de dos meses debido a los esfuerzos del gobierno para desbloquear los préstamos, aseguró el presidente del Banco Central, Henrique Meirelles.

“Afortunadamente Brasil es uno de los pocos países emergentes y en desarrollo que tiene los recursos para sustituir el crédito internacional”, expresó en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos.

“Podríamos esperar que el suministro total de crédito, interno y externo, esté normalizado dentro de 30 a 60 días”, agregó. El crédito doméstico ya ha vuelto a los niveles anteriores a la crisis, precisó Meirelles.

 
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